Cumpleaños inesperado

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El día comenzó como cualquier otro. Hinata se despertó temprano a pesar de su cansancio, acunando a Sora mientras caminaba por la sala con pasos suaves. El bebé, envuelto en mantas, miraba todo con curiosidad mientras su pequeño pecho subía y bajaba con cada respiración tranquila. Mientras tanto, Kageyama aún estaba adormilado en la cama, sin notar el bullicio del día que comenzaba a tomar forma.

Después de algunos minutos, Kageyama salió de la habitación, visiblemente agotado pero listo para comenzar el día. Hinata lo recibió con una sonrisa juguetona.

—Buenos días, Tobio. ¿Dormiste bien?

Kageyama murmuró un "buenos días", pero su mente aún estaba nublada por el sueño. Mientras ambos se sentaban para desayunar, Hinata miraba de reojo a Sora, que jugaba con sus pequeñas manos en la cuna cercana, y finalmente decidió decirlo.

—Oye, Tobio... —dijo Hinata con una sonrisa traviesa—. ¿Sabes qué día es hoy?

Kageyama lo miró confundido mientras masticaba una tostada.

—¿Es martes? —respondió dubitativo, claramente perdido en el tiempo.

Hinata no pudo evitar reírse ante la inocencia de su respuesta.

—Es tu cumpleaños —dijo con una sonrisa cálida.

El tenedor en la mano de Kageyama se quedó inmóvil por un momento, y luego parpadeó con sorpresa. Parecía que acababa de recordar algo que había estado enterrado en lo más profundo de su mente.

—¿Hoy...? —murmuró incrédulo, frunciendo el ceño—. ¿Es hoy?

Hinata asintió, riéndose suavemente ante la expresión de sorpresa de Kageyama.

—No te preocupes, con todo lo de Sora y las noches sin dormir es normal que lo hayas olvidado. Pero yo lo recordé por ti.

Kageyama suspiró aliviado, pero una leve sonrisa se asomaba en sus labios. Mientras desayunaban, Hinata no pudo evitar notar que Sora, quien estaba tranquilo en su cuna, cambiaba de actitud cada vez que Kageyama intentaba acercarse demasiado a él.

En un momento, Kageyama alargó la mano para acariciar a Hinata, pero antes de que pudiera siquiera tocarlo, Sora emitió un leve sonido de queja, como si estuviera marcando territorio. Kageyama se detuvo, parpadeando ante la reacción del bebé.

—¿Acaso está celoso? —murmuró Kageyama, incrédulo.

Hinata rió, aunque no podía negar que era extraño cómo Sora siempre parecía interrumpir esos momentos. Pero cuando Hinata, por su propia cuenta, se acercaba a Kageyama para besarlo, la expresión del bebé cambiaba por completo. Sus ojos parecían brillar con un destello parecido al de Kageyama cuando estaba celoso, como si de alguna manera se sintiera desafiado. Hinata intentó contener la risa mientras observaba a su pequeño hijo, que claramente ya mostraba rasgos de carácter fuertes, heredados de su padre.

—Parece que ya tiene tu temperamento, Tobio —bromeó Hinata, besando a Kageyama en la mejilla.

La risa y el cariño llenaron la casa mientras pasaban la mañana entre pañales y biberones, interrumpidos solo por los breves momentos en los que intentaban celebrar el cumpleaños de Kageyama. Aunque no hubo una gran fiesta, Hinata había preparado una pequeña tarta, y el ambiente era cálido y lleno de amor.

—¡Feliz cumpleaños, Tobio! —exclamó Hinata mientras encendía una pequeña vela en la tarta, sosteniendo a Sora en brazos para que "participara" en la celebración.

Kageyama, aunque no era del tipo de persona que disfrutaba de las celebraciones, se sintió conmovido al ver a su familia reunida. Sopló la vela con una sonrisa suave, sintiendo que no necesitaba nada más que este momento con ellos.

Con el día ya casi acabado, Hinata se puso a doblar la ropa mientras Kageyama se quedaba en el sofá, con Sora en su regazo. El bebé, cómodo y tranquilo, pronto se quedó dormido, y no pasó mucho tiempo antes de que Kageyama también cerrara los ojos, cayendo en un sueño profundo.

Mientras Hinata doblaba ropa en la habitación contigua, se dejó llevar por sus pensamientos, concentrado en su tarea. Sin darse cuenta, fue colocando prendas alrededor de Kageyama y Sora, creando inconscientemente una especie de nido a su alrededor, como solía hacer solo para proteger a Sora cuando se distraía lo suficiente.

Cuando terminó de doblar la última prenda, Hinata alzó la vista y se detuvo en seco. Frente a él, Kageyama y Sora dormían profundamente en el sofá, rodeados de montones de ropa doblada como si estuvieran en el centro de un pequeño nido. Hinata se cubrió la cara con ambas manos, completamente avergonzado.

—No puedo creer que haya hecho esto... —susurró, sintiendo sus mejillas arder de vergüenza.

Siempre había sido algo instintivo. Desde que Sora había nacido, a veces, si Hinata se distraía lo suficiente, comenzaba a hacer pequeños nidos con lo que tuviera a mano, protegiendo al bebé en su entorno. Pero jamás había imaginado que, sin darse cuenta, también lo haría alrededor de Kageyama.

Justo en ese momento, Kageyama comenzó a moverse, abriendo lentamente los ojos. Al principio, no notó nada fuera de lo normal, pero cuando intentó levantarse y vio la ropa a su alrededor, frunció el ceño en confusión.

—¿Qué...? —murmuró, mirando a su alrededor antes de posar sus ojos en Hinata, que seguía cubriéndose la cara.

—Yo... —empezó a decir Hinata, aún escondido detrás de sus manos—. Sin darme cuenta... hice un nido... al rededor de ti... y de Sora...

Kageyama parpadeó lentamente, procesando las palabras de Hinata. Luego, una suave risa escapó de sus labios.

—Así que ahora soy parte del nido, ¿eh? —dijo con una sonrisa traviesa, mirándolo con cariño.

Hinata asintió con vergüenza, aún incapaz de mirarlo directamente.

—Lo siento, no me di cuenta... —susurró desde detrás de sus manos.

Kageyama se levantó lentamente, con Sora en brazos, y caminó hacia Hinata, deteniéndose frente a él.

—No tienes que disculparte —murmuró, inclinándose para besar la parte superior de la cabeza de Hinata—. De hecho, me gusta.

Hinata, aún ruborizado, se atrevió a mirarlo finalmente, encontrando en los ojos de Kageyama una calidez que le hizo sonreír.

—Feliz cumpleaños, Tobio... —susurró suavemente, esta vez sin sentir vergüenza

Un futuro? -kagehina_omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora