cuidándote

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Durante el primer trimestre, Hinata no experimentó las náuseas tan intensamente como otros omegas, ya que las feromonas de Kageyama ayudaban a aliviar esos síntomas. Siempre que Hinata comenzaba a sentirse mal, Kageyama se acercaba a él, permitiendo que sus feromonas envolvieran a su omega, calmando su malestar de inmediato. Esto se convirtió en una rutina para ambos, se aseguraba de que Hinata se sintiera cómodo.

A pesar de esto, Kageyama no podía evitar preocuparse. Envió varios mensajes a la doctora, incluyendo fotos de Hinata en diferentes situaciones: cuando dormía más de lo normal, cuando parecía agotado después de una pequeña actividad, o incluso cuando simplemente quería asegurarse de que todo estaba bien. A veces, la doctora respondía con calma, recordándole que estos síntomas eran normales y que sus feromonas estaban haciendo el trabajo necesario para mantener a Hinata saludable.

Hinata, aunque apreciaba los cuidados de Kageyama, también se sentía un poco abrumado por la constante vigilancia. Sabía que Kageyama intentaba ser lo más sutil posible, pero era evidente que estaba conteniendo su instinto alfa para no sobreprotegerlo. Cada vez que Kageyama tomaba su teléfono para enviar otro mensaje a la doctora, Hinata sonreía con ternura, sabiendo que todo ese esfuerzo venía del amor profundo que su alfa sentía por él y por su bebé.

—Tobio, no necesitas enviarle otra foto —dijo Hinata un día, entre risas suaves, mientras veía cómo Kageyama capturaba otra imagen de él descansando en el sofá—. Estoy bien, lo prometo.

—Solo quiero asegurarme... —respondió Kageyama, un poco avergonzado, pero sin dejar de ser meticuloso en su cuidado.

Era evidente que, aunque las feromonas hacían su trabajo, el mayor desafío para Kageyama era físico y no emocional.

Hinata lo observó desde el sofá, viendo cómo Kageyama le daba mil vueltas a cada pequeño detalle. Se sintió conmovido, pero también no pudo evitar soltar una carcajada.

—Y esto es solo el primer trimestre —dijo Hinata, sonriendo ampliamente—Si sigues así, para el tercero vas a estar tomando más fotos que un fotógrafo profesional.

Kageyama, sorprendido por el comentario, frunció el ceño, pero una sonrisa se escapó de sus labios.

—Para entonces voy a tener que hacer un álbum completo... —respondió con una mezcla de sarcasmo y diversión.

Hinata se encogió de hombros, riendo suavemente mientras estiraba una mano hacia Kageyama.

—Ya me veo enseñándole todas las fotos al bebé,Mira, mi esposo en modo alfa paranoico. ¡Va a pensar que me casé con un paparazzi!

Kageyama se rió, sacudiendo la cabeza mientras se acercaba a Hinata. Se inclinó hacia él, con un brillo en los ojos que Hinata conocía bien.

—La verdad es que antes de que te fueras a Brasil, había considerado pedirte que nos casáramos. No quería que te fueras sin saber cuánto significas para mí.

Hinata se quedó sorprendido, su risa desvaneciéndose mientras miraba a Kageyama con ternura.

—¿De verdad? —preguntó, con una sonrisa suave—. Nunca me dijiste eso.

Kageyama asintió, tomando la mano de Hinata entre las suyas.

—Sí. Pensé que si te lo proponía antes, podríamos hacer frente a cualquier cosa juntos. Aunque ahora, con todo lo que está pasando, me parece que nuestra familia se encargaría de hacerlo si no lo hago yo. Pero no hemos podido hacerlo ahora porque, con el estado de emergencia y las restricciones, no es el mejor momento para planear algo grande.

Hinata asintió comprensivamente, sonriendo con calidez.

—Me alegra que lo hayas pensado. Pero, estoy seguro de que encontraremos el momento adecuado para hacerlo.

Un futuro? -kagehina_omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora