El primer cumpleaños de Sora había llegado, y con él, la oportunidad de celebrar una tradición especial que sus padres querían mantener viva. En Japón, el "Erabitori" es una ceremonia única y significativa que se lleva a cabo cuando un niño cumple un año. En este evento, se colocan diversos objetos frente al bebé, cada uno representando un posible futuro o camino en la vida. Los padres observan con expectación qué objeto elige el niño, ya que se cree que eso puede predecir sus intereses o habilidades futuras.
Hinata y Kageyama, emocionados por el evento, habían preparado la ceremonia con esmero. Habían colocado cuidadosamente una selección de objetos en una mesa baja en la sala de estar. Entre los objetos se encontraban una pelota de voleibol, un libro, un pincel, una pequeña calculadora de juguete, y un pequeño peluche de cuervo, que Sora adoraba. La sala estaba decorada con cintas y globos de colores suaves, creando un ambiente alegre pero acogedor.
Kageyama miraba a Sora con una mezcla de orgullo y emoción. Parecía casi increíble que su pequeño cuervito ya tuviera un año. Hinata, a su lado, estaba agachado junto a Sora, animándolo con una sonrisa cálida.
—Sora, hoy es un día especial —dijo Hinata con una voz suave—. Vamos a ver qué te llama la atención, ¿vale?
Sora, con sus ojitos curiosos y brillantes, miró los objetos sobre la mesa. Había tanta variedad que parecía abrumado por un momento. Sin embargo, la emoción se apoderó de él y comenzó a gatear lentamente hacia la mesa, con una sonrisa en su rostro. Kageyama y Hinata lo observaban atentamente, sus corazones latiendo con expectación.
El pequeño se detuvo frente a los objetos, su mirada explorando cada uno de ellos. Primero extendió la mano hacia el peluche de cuervo, pero justo antes de tocarlo, se distrajo con la pelota de voleibol y la miró con interés. Sus dedos tocaron la superficie de la pelota, y una risa burbujeante salió de sus labios.
—Mira eso—dijo Hinata con una risa suave—. Parece que le gusta el voleibol, igual que a nosotros.
En un arranque espontáneo, Sora dejo de lado la pelota para arrastrarse hacia algo que había captado por completo su atención: el tambor de juguete.
—¿El tambor? —murmuró Kageyama, parpadeando con sorpresa.
Hinata dejó escapar una risa suave.
—Parece que alguien tiene mucha energía, ¿no crees? —bromeó, mientras veía cómo Sora golpeaba el tambor con sus manitas, produciendo un ruido alegre y desordenado.
El pequeño estalló en risitas emocionadas cada vez que conseguía hacer sonar el tambor más fuerte. Sus ojos brillaban de entusiasmo, y sus padres no pudieron evitar sonreír ante la escena. Kageyama pasó una mano por su cabello, como si ya pudiera ver un futuro lleno de travesuras y carreras interminables por la casa.
—Definitivamente, este niño no va a quedarse quieto —murmuró Kageyama con una pequeña sonrisa.
—¡Lo sabía! —Hinata se inclinó más cerca de Sora—.
Sora, sintiendo la energía alegre de su madre, dejó de tocar el tambor por un momento y, con un brillo de determinación, se impulsó sobre sus manitas y rodillas. Hinata lo observaba, sin darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder.
De repente, con movimientos torpes pero decididos, Sora se levantó sobre sus pequeños pies y tambaleó hacia Hinata, con una risa alegre, Sora cayó suavemente en los brazos de su madre, riendo con un sonidito dulce y feliz.
Hinata lo abrazó fuerte, su corazón latiendo de emoción pura. Sora, aún riendo, frotó sus mejillas contra las de su madre, como si quisiera quedarse allí para siempre. Hinata le devolvió el gesto, acariciando con ternura su pequeña cabecita.
—Eres increíble, Sora. —le susurró Hinata, su voz llena de amor.
Sora, con las mejillas sonrojadas por el esfuerzo y la emoción, soltó una risita entrecortada.
Justo en ese momento, Kageyama se acercó y los envolvió a ambos en un abrazo.
—Lo hizo muy bien, ¿verdad? —murmuró Kageyama contra el cabello de Sora.
—Lo hizo perfecto —asintió Hinata, apretando más a su hijo contra su pecho—. Y es solo el comienzo.
Kageyama besó la frente de Sora y luego dejó uno en la mejilla de Hinata, sintiendo cómo en ese pequeño momento el mundo entero se reducía a ellos tres.
Sora, sintiendo el calor del abrazo familiar, cerró los ojos con una sonrisa, feliz y seguro en los brazos de su madre y su padre.
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Un futuro? -kagehina_omegaverse-
Romancekageyama y Hinata son pareja viven juntos gracias a la pandemia pero se enfrentan a diferentes problemas y momentos agridulces. la historia-fanfic de desarrolla en los años de pandemia, si se han leído el manga sabrán que ellos ya son jugadores prof...