Mitsuki es lindo

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Los días de otoño en Japón traían consigo un aire fresco y una atmósfera llena de nostalgia. Las hojas caían suavemente de los árboles, creando un tapiz de colores amarillos, naranjas y rojos que llenaban el suelo. Sora, a sus once meses, pasaba sus días emocionado, repitiendo: —¡Mitsu, qué lindo! —con una alegría contagiosa que iluminaba cada rincón de la casa.

Desde su visita a la casa de Tsukishima, Sora había estado ansioso por volver a ver a su primo. La idea de tenerlo cerca lo hacía sentir una extraña emoción en su pequeño corazón. Hoy, finalmente, era el día que tanto había esperado.

Hinata había decidido organizar un encuentro en su casa, invitando a Yamaguchi y Tsukishima. Mientras los preparativos se llevaban a cabo, Sora no podía contener su entusiasmo. Con cada momento que pasaba, sentía una energía burbujeante que lo impulsaba a moverse más. Hoy sería especial.

Cuando la tarde llegó y el ambiente en el hogar era acogedor y cálido, Sora sintió que su corazón latía más rápido al escuchar la puerta abrirse. La voz familiar de Yamaguchi llamó a su nombre, y Sora se lanzó hacia la entrada, dejando que sus pequeños pies lo llevaran hacia el sonido que tanto anhelaba.

Al ver a Mitsuki, que estaba en brazos de Hinata, Sora sintió una chispa de emoción recorrer su cuerpo. Con su cabello claro y su pequeño rostro tranquilo, Mitsuki parecía un verdadero ángel. La ternura que irradiaba hacía que Sora quisiera acercarse a él, una necesidad profunda de conectar con ese pequeño ser que veía como algo maravilloso.

—¡Mitsuu! —exclamó, sus ojos brillando con felicidad. Mientras sus pequeños dedos se aferraban a la puerta, su corazón estaba lleno de alegría y emoción, y sin pensarlo, empezó a dar sus primeros pasos.

Con determinación, Sora avanzó, tambaleándose un poco mientras se acercaba a Hinata y Mitsuki. Los adultos lo miraron con ternura, sonriendo ante sus esfuerzos. Sora se concentró en su objetivo, sus pequeños pies moviéndose más rápido a medida que se acercaba a la figura que tanto admiraba.

Cuando finalmente llegó a los brazos de Hinata, un pequeño sonrojo se apoderó de su rostro. Alzó las manos hacia Mitsuki, que lo observaba con curiosidad. En ese instante, los ojos de Sora se encontraron con los de su primo, y una conexión especial pareció fluir entre ellos.

Hinata, con una sonrisa llena de amor, lo sostuvo más cerca y le dijo: —¡Lo hiciste, Sora! 

Sora, sintiendo el calor del abrazo, dejó que su cabeza se apoyara en el hombro de Hinata mientras observaba a Mitsuki. Con cada palabra de aliento de su madre, su corazón se llenaba de una ternura que no sabía que podía sentir. En su mente, Mitsuki era tan lindo como su madre, y deseaba estar cerca de él.

Mientras los adultos conversaban y disfrutaban de la tarde, Sora no podía quitarle los ojos de encima a Mitsuki, quien estaba sonriendo tímidamente. En ese momento, su pequeño corazón deseaba proteger a Mitsuki, asegurándose de que siempre estuviera a salvo.

Finalmente, cuando el sol comenzaba a ponerse y el cielo se teñía de tonos cálidos, Sora sintió que había logrado algo especial. Había dado sus primeros pasos y había hecho un nuevo amigo en un día que se sentía como un sueño.

Cuando las familias se preparaban para irse, Hinata acercó a Sora a Mitsuki, y en un gesto lleno de cariño, le frotó las mejillas contra las de su primo. Sora se sintió lleno de alegría y, al mismo tiempo, un pequeño rubor se apoderó de su rostro.

En ese momento, comprendió que deseaba tener muchos más días así, rodeado de amor y amistad, disfrutando de la compañía de su primo que era tan especial para él.

Un futuro? -kagehina_omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora