Un Encuentro en la Sede del MSBY

6 1 0
                                    

El sol de la tarde se colaba por las grandes ventanas de la sede del MSBY, iluminando con tonos dorados la amplia sala donde Hinata y Kageyama habían llevado a Sora para un encuentro especial. Después de meses sin ver a sus compañeros de equipo en persona, todos estaban emocionados de reunirse de nuevo, y la sede del equipo parecía el lugar perfecto para hacerlo.

Sora, vestido con una camiseta colorida y sus zapatillas deportivas favoritas, sostenía su peluche de cuervo con fuerza mientras miraba todo con ojos curiosos. Para él, la sede del MSBY era un lugar lleno de cosas nuevas y emocionantes. A su alrededor, el eco de risas y voces resonaba, llenando el ambiente con una calidez familiar.

—¡Hinata, Kageyama! ¡Aquí estamos! —gritó Bokuto desde el otro extremo de la sala, agitando la mano para que los vieran. A su lado, Akaashi le sonreía, luciendo tranquilo y contento de estar allí.

Sora se escondió un poco detrás de Kageyama, pero con su mano libre comenzó a mover su peluche, como si también saludara a sus "tíos" del equipo.

—¡Hey, Sora-chan! —lo saludó Atsumu, agachándose un poco para quedar a la altura del niño, que seguía observando con sus grandes ojos.

Sora sonrió tímidamente, pero su expresión se iluminó cuando Atsumu sacó de su mochila un par de pelotas de voleibol en miniatura y se las ofreció.

—¿Sabes para qué son estas? —preguntó Atsumu, sonriendo.

Sora asintió, tomando una de las pequeñas pelotas con sus manitas y mirando a Hinata, como buscando aprobación.

—Puedes jugar con ellas, Sora. ¡Son para ti! —le animó Hinata, agachándose para acariciar la cabecita de su hijo, quien rápidamente comenzó a tirar la pelotita de un lado a otro con entusiasmo.

El equipo había preparado una pequeña fiesta improvisada en la sala común de la sede. Había algunos bocadillos caseros que todos habían traído, bebidas y una decoración sencilla pero cálida. Sora seguía fascinado con las mini pelotas de voleibol, corriendo de un lado a otro, mientras Kageyama lo vigilaba con una sonrisa en los labios.

—¡No corre tan rápido, Sora! —le dijo Kageyama cuando el niño casi tropieza con un cojín. Pero Sora solo rió, aferrándose a la pelota y moviéndola con la misma energía que su padre en la cancha.

—Tiene toda la energía de un futuro jugador, ¿eh? —comentó Sakusa, observando al pequeño que no paraba de moverse.

Hinata asintió, riendo mientras miraba a su hijo con orgullo.

—Definitivamente. A veces no sé de dónde saca tanta energía —admitió, mirando a Sora con ternura mientras el niño volvía corriendo hacia él.

Sora, con la respiración agitada y una gran sonrisa, extendió los brazos hacia Hinata, que lo levantó y lo abrazó contra su pecho.

—¡Papá, te quiero! —dijo Sora de repente, susurrando con su vocecita dulce.

Hinata se quedó momentáneamente sin palabras, sorprendido por el gesto tan tierno de su hijo. Sentía que su corazón se derretía con esas palabras.

—Yo también te quiero mucho, Sora —respondió Hinata con suavidad, besando la mejilla del niño que ahora tenía un sonrojo suave en sus mejillas.

Los miembros del equipo observaron la escena con sonrisas en sus rostros, claramente conmovidos. Atsumu se acercó y le revolvió el cabello a Sora suavemente.

—¡Oye, pequeño, eres todo un charmer, eh! —bromeó, causando que Sora riera y se aferrara más a su papá.

Al final del día...

La reunión del equipo fue todo un éxito. Después de compartir risas, historias y comida, todos se sentaron juntos en la amplia sala común, rodeados de recuerdos y el eco de sus voces. Sora, que había estado jugando con todos durante la tarde, finalmente se quedó dormido en los brazos de Hinata, su peluche de cuervo apretado contra su pecho.

Kageyama, que había estado en silencio la mayor parte del tiempo, se acercó y se sentó al lado de Hinata, mirando a su pequeño con una sonrisa tranquila. Colocó una mano suave en la espalda de Sora, sintiendo la respiración tranquila de su hijo.

—Hoy fue un buen día —murmuró Kageyama, con su tono de voz bajo y calmado.

Hinata asintió, acurrucando a Sora con más ternura.

—Sí... creo que hacía falta. Estar aquí, con todos, es como estar en casa —respondió Hinata, apoyando su cabeza en el hombro de Kageyama mientras miraba al equipo, que seguía conversando en voz baja para no despertar al pequeño.

Bokuto, que había estado observando la escena, levantó su vaso una vez más.

—¡Por Sora y por la familia que hemos construido aquí! —dijo con su habitual entusiasmo.

Akaashi asintió, apoyando la propuesta de Bokuto con una sonrisa serena, mientras el resto del equipo levantaba sus vasos, haciendo eco de la idea.

—¡Por la familia! —corearon todos.

Sora, en sueños, parecía entender que se hablaba de él. Murmuró algo incomprensible y se acurrucó más cerca de Hinata, causando que todos sonrieran ante su ternura.

El día terminaba con la calidez que solo la familia y los amigos podían traer, y en la sede del MSBY, cada rincón se llenaba del eco de las risas y el cariño compartido. La familia de Hinata y Kageyama no solo incluía a su pequeño hijo, sino también a sus compañeros de equipo, quienes siempre habían estado allí, en las buenas y en las malas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un futuro? -kagehina_omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora