La nieve caía suavemente al otro lado de la ventana, enmarcando la pequeña sala con un aire de tranquilidad. El árbol de Navidad apenas estaba decorado; las luces titilaban suavemente, pero las esferas y los adornos seguían dentro de una caja a medio abrir, dejados en pausa cuando Sora comenzó a llorar.
Hinata, con ojeras visibles pero una sonrisa suave en su rostro, acunaba a su hijo en brazos mientras caminaba por la sala, intentando calmarlo. Sora, con apenas unos días de nacido, parecía haber heredado la misma energía de sus padres, aunque en un cuerpo mucho más pequeño y frágil.
—Shhh, pequeñito... —susurraba Hinata mientras lo mecía suavemente—. No llores, estamos aquí.
Desde el sofá, Kageyama los observaba, con una mezcla de adoración y agotamiento. Él también estaba descubriendo lo que significaba ser padre, y aunque no lo diría en voz alta, a veces se sentía completamente fuera de su elemento. Pero ver a Hinata con Sora en brazos siempre lograba calmarlo.
—¿Crees que le guste la Navidad? —preguntó Kageyama en voz baja, su mirada fija en el pequeño rostro de su hijo.
Hinata dejó escapar una risa suave, aunque estaba claro que también estaba agotado.
—Aún no tiene ni idea de lo que es la Navidad —respondió, caminando hacia el sofá y sentándose junto a Kageyama, acomodando al bebé entre ambos—. Pero estoy seguro de que le encantará cuando sea más grande.
Kageyama inclinó la cabeza, observando a Sora, que ahora parecía más tranquilo. Su pequeña mano se aferraba al dedo de Hinata, y su respiración, suave y rítmica, llenaba el espacio con una calma que contrastaba con el caos de los últimos días. Todavía no podían creer que fueran padres, que esa pequeña vida dependiera de ellos para todo.
—Es... extraño —murmuró Kageyama, más para sí mismo que para Hinata—. Nunca imaginé que pasaríamos la Navidad así.
Hinata lo miró de reojo, curioso por sus palabras.
—¿Extraño malo o extraño bueno?
Kageyama tardó un momento en responder, mirando a Sora como si intentara encontrar las palabras adecuadas.
—Extraño bueno —dijo al fin—. Solo... no es lo que imaginaba.
Hinata sonrió, su cabeza apoyándose suavemente en el hombro de Kageyama.
—Nada de esto es lo que imaginábamos —dijo en voz baja—. Pero eso lo hace mejor, ¿no crees?
Kageyama asintió, su mano rozando la cabeza de Sora con suavidad, aún maravillado por lo pequeño y frágil que era. Se quedó en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la paz que había caído sobre la casa.
—Feliz Navidad, Shoyo —murmuró, su voz cargada de una calma que pocas veces mostraba.
—Feliz Navidad, Tobio —respondió Hinata, sus ojos cerrándose lentamente mientras el cansancio finalmente los alcanzaba a ambos.
Y así, bajo la suave luz del árbol de Navidad a medio decorar, la pequeña familia disfrutaba de su primer momento juntos en esta nueva etapa de sus vidas. No había grandes celebraciones ni ruidosos intercambios de regalos, pero en esa tranquila sala, con el calor de estar juntos, se dieron cuenta de que esa Navidad era perfecta, porque la pasaban como nunca imaginaron: con su hijo en brazos y un amor que seguía creciendo.
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Un futuro? -kagehina_omegaverse-
Romancekageyama y Hinata son pareja viven juntos gracias a la pandemia pero se enfrentan a diferentes problemas y momentos agridulces. la historia-fanfic de desarrolla en los años de pandemia, si se han leído el manga sabrán que ellos ya son jugadores prof...