entre gotas

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La mañana comenzó con un suave rayo de sol colándose por la ventana. Hinata se removió entre las sábanas, sintiendo el calor de Kageyama cerca de él. Se acurrucó un poco más, tratando de prolongar esa sensación de paz que la noche anterior les había dejado.

De repente, sintió un movimiento en la cama. Abrió los ojos lentamente, descubriendo a Kageyama inclinado sobre él, sosteniendo una bandeja con desayuno.

-Buenos días, Shoyo -dijo Kageyama, con una sonrisa serena, mientras colocaba la bandeja en el regazo de Hinata-. Te traje el desayuno.

Hinata parpadeó varias veces, aún algo adormilado, y miró el desayuno frente a él. No pudo evitar sonreír al ver el esfuerzo que Kageyama había puesto. Se veía sencillo, pero hecho con cariño.

-Gracias, Tobio -dijo en voz baja, tomando un trozo de tostada.

Kageyama lo observaba atentamente mientras Hinata empezaba a comer. Hubo un pequeño silencio cómodo entre ambos, hasta que Kageyama, con un tono suave y algo juguetón, rompió el momento.

-Anoche... -dijo mientras se acomodaba a su lado-. Creo que si seguimos así, tendrás que acostumbrarte a que las sábanas nunca se mantengan limpias por mucho tiempo.

Hinata detuvo el bocado que estaba a punto de llevarse a la boca y lo miró, algo sonrojado, pero con una sonrisa en los labios. No dijo nada de inmediato, solo negó con la cabeza, divertida y un poco avergonzada por el comentario.

-Tonto -murmuró, dejando la tostada en el plato antes de acercarse a Kageyama y apoyarse en su pecho-. Pero está bien... creo que me acostumbraré.

Kageyama rió suavemente, envolviendo a Hinata en un abrazo mientras le daba un beso en la frente. No había necesidad de más palabras. Estaban en sintonía, disfrutando de la cercanía que tanto valoraban, en medio de esa tranquilidad que la mañana les ofrecía.

Hinata se estiró en la cama, decidió levantarse, y mientras lo hacía, Kageyama notó algo que empezaba a deslizarse por las piernas de Hinata. Su rostro se tiñó de rojo.

- Creo que...debería ayudarte a bañarte-dijo Kageyama, tratando de ocultar su sonrojo mientras desviaba su mirada

Hinata, al ver la vergüenza de Kageyama, no pudo evitar sonreír. Se levantó y miró hacia abajo, luego a Kageyama.

-Se siente raro y es tu culpa-Decía mientras señalaba sus muslos con los fluidos, riendo suavemente-. No me digas que esto será tu nuevo fetiche.

Kageyama se sonrojó aún mas, se acercó a Hinata con una mezcla de ternura y nerviosismo.

-Solo...-dijo, tomando su mano-. Vamos al baño.

Mientras se dirigían al baño, Kageyama trataba de mantener su mente enfocada en la tarea que tenía por delante. Sin embargo, no podía evitar que sus pensamientos desviaran hacia la imagen que había recientemente. Su mente estaba llena de confusión y deseo, luchando por mantenerse en control.

Hinata, consciente de la incomodidad de Kageyama, no pudo evitar una sonrisa juguetona al verlo tan nervioso.

Una vez en el baño, Kageyama comenzó a ajustar la temperatura del agua, tratando de parecer calmado.-Está bien, solo... -dijo Kageyama, mientras se aseguraba de que el agua estuviera a una temperatura agradable-Dejame ayudarte ahora-

Hinata se desvistió con una sonrisa traviesa, disfrutando de la reacción de Kageyama mientras su alfa desviaba la mirada cada vez que podía. Finalmente, entró bajo la ducha, dejando que el agua corriera sobre su piel.

Kageyama se unió a él, comenzando a enjabonar a Hinata con movimientos suaves pero firmes. Cada toque y cada movimiento estaban cargados de una ternura que escondía su creciente deseo. Kageyama trataba de concentrarse en lo que estaba haciendo, luchando por mantener su mente enfocada en la tarea.

-Lamento si fue demasiado-dijo Kageyama, su voz un poco más alta de lo que pretendía, mientras se esforzaba por no mirar demasiado de cerca.

Hinata soltó una risa suave, disfrutando del nerviosismo de Kageyama. - ¿Sabes? No tienes que actuar tan formal. Ya te has visto todo esto antes -dijo, moviéndose un poco para dejar que el agua llegara a cada rincón, revelando su barriga ligeramente redondeada.

Kageyama se sonrojó nuevamente, su mente luchando con pensamientos cada vez más pervertidos a medida que sus manos se movían sobre el cuerpo de Hinata. Cada caricia parecía intensificar su deseo, y Kageyama se obligaba a respirar profundamente para no dejarse llevar.

-Siempre te limpiaba mentiras dormias o cuando estabas medio dormido-dijo Kageyama, tratando de sonar firme pero claramente afectado por la situación-. Es la primera vez que estás realmente consiente.

Hinata lo miró con una expresión tierna.-Lo sé esto también es nuevo para mí-

Kageyama con los ojos recorriendo con cautela la silueta de Hinata, notando el pequeño abultamiento en su abdomen. Empezó a enjabonar a su omega con movimientos lentos y cuidadosos, consciente de su estado. Sus manos recorrían suavemente la espalda y los brazos de Hinata, evitando cualquier presión innecesaria sobre su vientre.

-Voy a asegurarme de que todo esté bien -murmuró Kageyama, concentrado en la tarea mientras su mente luchaba por mantenerse en la línea entre el deseo y la ternura.

Hinata dejó escapar una suave risa, notando el esfuerzo de su alfa por no perder la compostura. -Tobio, no necesitas tratarme como si fuera a romperme -dijo, moviéndose para que el agua cubriera mejor su cuerpo-. Estoy bien, y el bebé también.

Kageyama respiró hondo, sus manos temblaban ligeramente mientras enjuagaba el jabón. -Lo sé... -susurró, pero sus ojos se detuvieron de nuevo en el vientre de Hinata-. Solo quiero asegurarme de que todo esté bien.

Hinata sonrió con ternura, entendiendo los sentimientos de Kageyama. Con un movimiento ligero, tomó un poco de espuma y la pasó juguetonamente por la cara de Kageyama, provocando una pequeña risa en su alfa.

-Relájate, Tobio -dijo Hinata, acurrucándose contra él bajo el agua-. No tienes que ser tan serio todo el tiempo. Estoy feliz de que estés aquí conmigo, cuidándonos a ambos.

Kageyama soltó una risa suave, envolviendo a Hinata en un abrazo mientras la calidez del agua y el contacto entre ellos lo tranquilizaban. Terminó de enjuagar a su omega con sumo cuidado, esforzándose por mantener el equilibrio entre sus pensamientos más atrevidos y el amor profundo que sentía por Hinata y su bebé.

Al final, cuando salieron de la ducha, Kageyama se sintió satisfecho. Aunque la lucha interna había sido intensa, el momento compartido con su omega había reforzado su vínculo, y eso era lo más importante.

Un futuro? -kagehina_omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora