Me he dado cuenta de que puedo ser encantadora, y no lo digo de manera egocéntrica, lo digo porque, al menos eso creo yo, puedo ser muy linda.
Eso no quita que me torture la idea de que, algún día, alguien podría enamorarse de mi personalidad encantadora, lo que sería horrible, porque no sabe que hay noches en las que desearía que la pequeña yo de trece años hubiera logrado lo que quería.
No saben que hay días en los que no quiero levantarme, no quiero hacer nada, no quiero respirar siquiera. Y eso los decepcionaría.
Porque cuando sepan que soy tan oscura como puedo ser encantadora, se alejaran, dirán que no era así, que cambie. Pero es mentira, en realidad eso significa que jamás me conocieron.
Cosa que me haría saber que jamás se interesaron en conocerme, que jamás quisieron estar ahí realmente, solo les gusta el brillo que soy cuando no soy yo totalmente y no estoy inestable.
Les gusta una versión de mi que ocupa toda mi energía y solo puede estar disponible unas horas. Tal vez por eso fracaso con las personas.
Y al final me duele resignarme al hecho de que, tal vez, el amor no es para mí, ni yo para él. Porque jamás seré perfecta para nadie, y nadie lo será para mí.
Pido demasiado tal vez, pero a mí me exigen aún más porque, soy complicada, y nadie comprende lo jodido que es ser quien soy. Nadie sabe siquiera quien soy yo.
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Cartas Que Nunca Entregué.
Short StorySiempre que siento demasiado o amo a alguien con demasiada fuerza, cuando algo duele de más, o me hace feliz para variar, siempre le escribo una carta.