Rutina.

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Flor volvió a su casa caminando entre lágrimas. Ahora si, oficialmente, todo se había ido al carajo.

Durante los días siguientes y el fin de semana, apagó su celular y se recluyó en su casa. No quería ver o hablar con nadie.

El lunes su rutina volvía a la normalidad: después de 2 semanas de corte, Nadie Dice Nada volvía a su programación habitual. Lo que mas la mortificaba era la posibilidad de que la esperen los medios afuera del trabajo o las preguntas de sus compañeros.

Llegó especialmente temprano, buscando evitar a quien pudiera estar esperándola en el ingreso. Se encontró con Nico en la sala de reuniones, era el único que había llegado.

Flor: buen día. Creo que tuvimos la misma idea.

Nico: buen día -le sonrió con ternura- cómo estás?

Flor: peor que nunca, creo. Espero que no se me note tanto en el programa

Nico: hablaste con Agus?

Flor: si, le blanqueé todo. Imposible mentirle. Ya está, nos separamos.

Nico: no te voy a decir "lo siento mucho" porque no lo siento -lanzó una carcajada por lo bajo-

Flor: -le sonrió- como nos vamos a manejar acá?

Nico: negamos todo. Fuimos a trabajar a Miami, a entrevistar a Chayanne. La foto que sacaron es de dos amigos tomando mate en la playa en una tarde libre. Vos déjame a mi que yo lo manejo.

Flor: okay. Confío en vos. Espero no ponerme toda roja y delatarme sola.

Nico tomó su mano y la acarició con suavidad. Ella cerró los ojos y suspiró profundamente, dejándose mimar. En ese momento se abrió la puerta de la oficina...

Momi: interrumpo algo?

Separaron sus manos instantáneamente

Flor: no, nada - poniéndose toda colorada

Momi: sigan haciéndose los boludos, ustedes dos. 

Empezaron a llegar el resto de los chicos. Había llegado el momento: había que empezar a actuar como el Nico y la Flor de siempre. 

La vuelta del programa salió increible. Cada participante había preparado una apertura fiel a su estilo mientras Nico los presentaba. Como parte de la estrategia, había decidido decir algo sobre su vinculación con Flor en los medios: 

Nico: llega ella! La mejor bailarina del país. Cualquier ritmo le sale increible. La reina de los sahumerios. Y parece que se puso de novia conmigo la semana pasada, mirá que loco, yo ni me enteré. Bienvenida, Flor Jazmín Peña!

Flor hizo su coreografía al ritmo de Trueno y se sentó a su lado, como siempre. Algunos comentarios corrieron a lo largo de la jornada, comentarios que Nico pudo saltear usando su gran inteligencia. Cuando se hizo la hora de terminar el programa, Flor se sintió aliviada. 

Acomodaron sus cosas para irse nuevamente a la sala de reuniones ya que tenían que preparar algunas cosas para el programa del dia siguiente y los del resto del mes. Una hora y media mas tarde, muertos de hambre, estaban libres.

Nico esperó que quede solo Flor para preguntarle:

Nico: queres que te lleve?

Flor: no te parece que nos regalamos?

Nico: tengo el auto en la cochera, podemos salir por la puerta de atrás. Tranquila, confiá.

Flor: okay, vamos.

Bajaron por las escaleras, el ascensor presentaba mayor peligro. Bajaron directamente hasta una puerta que conectaba con la cochera lindera. Antes de abrirla para entrar, Nico la frenó

Nico: Flor, pará... -tomó su mano fuerte- no puedo más.

La tomó de su nuca y la atrajo hacia él para encontrarse en un beso apasionado, apurado, desesperado. Se extrañaban, se necesitaban. 

Nico: necesitaba darte un beso.

Flor: yo también... un montón.

Después de eso, mas relajados, subieron al auto de Nicolás que estaba totalmente polarizado. Les resultó fácil salir sin ser vistos.

Nico manejó con calma hasta la casa de Flor.

Flor: ¿Cómo vamos a hacer esto? me vuelve loca pensarlo. Acabo de terminar mi relación con Agustín, no puedo salir ya con otra persona. Está mal -estaba al borde de un ataque de nervios.

Nico: respirá. No pienses tanto. Vamos viendo. Lo importante es que ahora vos te ocupes de vos y de estar bien. Yo voy a estar acá, te prometo.

Flor: gracias -lo abrazó fuerte-

Se besaron tímidamente para despedirse. Flor subió a su departamento cabizbaja, deseaba tanto quedarse acurrucada en sus brazos. Le generaba una enorme ansiedad pensar en cómo resolver toda la situación, qué paso dar, en quién confiar.

Su tarde, por suerte, estaba libre. Su mamá, Rosa, preocupada por los días incomunicadas, le había avisado esa mañana a Flor que pasaría a visitarla. Preparó los mates y se puso a acomodar el departamento mientras la espraba. A las 16:15 tocó la puerta.

Rosa: hola hija, que bronceada estás!

Flor: hola, ma. Algo de color agarré, viste?

Rosa: hermosa estás. Traje unas medialunas.

Flor: vamos al sillón.

Se acomodaron en el sillón para estar más cómodas.

Rosa: ¿cómo estas, hija? ¿qué pasó?

Flor: mas o menos. Seguro, después de haber leído todo lo que salió en redes, te lo imaginarás, pero me separé de Agustín.

Rosa: de verdad me decís?

Flor: si, ma. Yo hacía tiempo que estaba medio rara con él. Me estaba haciendo demasiados planteos y escenas de celos que no tenían sentido.

Rosa: con Nicolás?

Flor: si, con él...

Rosa: entonces algún sentido tenían los planteos.

Flor: ma, ¿viniste a juzgarme o a escucharme?

Rosa: me callo la boca, perdón ¿Qué pasa con Nico?

Flor: no lo tenemos claro. Por ahora no pasa nada, aunque algo pasa. No podía seguir mi vinculo con Agustín estando confundida con Nico, entendes?

Rosa: si, claro que te entiendo.

Flor: estoy muy triste porque estoy muy confundida, no se cual es el siguiente paso que tengo que dar.

Rosa: tenes que escuchar tu corazón, Flor. No es fácil si van a encarar algo con Nico porque trabajan juntos y comparten el día a día, mucho tiempo, viajes, todo. Puede salir muy mal.

Flor: ya lo pensamos, en estos días en Miami hablamos un montón de cosas. 

Rosa: no quiero verte mal, te están pasando cosas re lindas. Ojalá puedas disfrutarlas.

Se abrazaron un rato sin decir nada. Rosa acariciaba la cabeza de su hija para calmarla mientras las lágrimas recorrían sus mejillas.

Rosa se fue un rato más tarde. Flor decidió sahumar su departamento que, después de tantos días de viaje, estaba (según ella) bajo de energía. Antes de cenar se duchó, se puso cómoda y pidió la cena en un bar que le gustaba mucho. Mañana sería otro día...


Siempre fuiste vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora