El momento perfecto.

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Al terminar el programa, Momi se acercó a Flor

Momi: hoy te volves conmigo si o sí

Flor: ehhh, bueno.

Momi: Nicolas, me la llevo yo hoy

Nico: segura? No necesitas que te haga compañía?

Flor: no te preocupes, ya me siento bastante mejor. Voy a ver si esta tarde me puedo poner al día con laburo que tengo atrasado. Vos quédate que tenes reuniones atrasadas también.

Nico: bueno. Teneme al tanto de todo por favor. Cualquier cosa voy para allá.

Mientras iban en el auto, Momi rápidamente comenzó a interrogar a su amiga

Momi: contame ya

Flor: es que no tengo nada que contarte, Momila -quiso parecer relajada-

Momi: nos conocemos mucho nosotras...

Flor: si, un montón.

Momi: te pusiste muy a la defensiva cuando te sugerí que podían haberte llenado la cocina de humo -hizo un silencio mientras pensaba- si fuese un "no" rotundo te hubieses reído.

Flor: bueno, que se yo

Momi: cuantos días de atraso tenes? -la miró y esbozó una pequeña sonrisa-

Flor: Momi... no... -tomo aire. Sabía que ya no tenía escapatoria- ocho.

Momi: OCHO??? -elevó la voz-

Flor: es tan grave?

Momi: grave no es. Pero ya te prende las alarmas.

Flor: que hago?

Momi: y si vas a hacerte análisis?

Flor: siento que estamos tan expuestos que se puede filtrar todo en dos minutos. Me da pánico.

Momi: si, eso es verdad. Por qué no te hiciste un test en tu casa?

Flor: me cayó la ficha recién, hasta ayer estaba segura de que estos vomitos eran por haber comido mal

Momi: ahora seguís pensando eso?

Flor: ahora entiendo que quizá hay otro motivo

Momi: yo cuando quedé embarazada de Julieta lo sentí. Te juro que mi cuerpo se sentía distinto. Vos no te sentís distinta?

Flor: no amiga, por ahora no.

La dejo en su casa con más dudas que certezas. No sabía que hacer, que sentir. Avanzaba todo demasiado rápido y, aunque amara mucho a Nico, estaba muerta de miedo.

Decidió que su ansiedad podía resolverse fácil: solamente bastaba ir a la farmacia a comprar un test y sacarse la duda. Así estuviera muerta de miedo, no tenía otra alternativa.

Caminó dos cuadras hasta una farmacia. Eligió una específica porque tenía cajas con auto-cobro. De esta manera, se ahorraba tener que entregarle en mano un test a una cajera que, quizá, pueda ventilar la noticia antes que ellos. Con la caja auto-cobro, escaneaba ella misma cada producto y lo pagaba sin que nadie sepa qué llevaba.

Volvió a su departamento con las manos temblorosas. Hizo unas respiraciones sentada en la alfombra del living para calmar sus pulsaciones y su ansiedad. Se dirigió al baño, donde leyó minuciosamente las instrucciones del test varias veces y luego, cuando ya no había más nada que hacer, tomó la última bocanada y comenzó a con el test. Solo 5 minutos la separaban de la noticia que podía cambiarle la vida.

La alarma del celular sonó, avisando que habían pasado los 5 minutos. Y ahí estaba ella, sentada en el piso del baño con la cabeza entre las manos, intentando comprender en qué momento había pasado todo. Cómo, si ella aún se consideraba "chica" (aunque tenga 29 años).

Tomó coraje y se incorporó. Apoyó sus manos en la mesada del baño y miró fijamente el test, que estaba boca abajo. Contó hasta diez y lo dio vuelta: dos rayitas.

Se tapó la cara con las manos y comenzó a llorar. No sabía bien si de felicidad o de tristeza. Lo que sí sabía era que lloraba se miedo.

Una hora más tarde, no había podido moverse del baño. Seguía llorando, pensando, temblando. Decidió enviarle un mensaje a Nico, no podía dejarlo afuera de todo esto:

-Flor: amor, cuando puedas venís?

-Nico: te sentís mal?

-Flor: si -mintio- te espero acá

Se fue hacia el living, el primer ambiente al que se llega cuando uno entra en el departamento de Flor. Apoyo el test positivo en la mesa ratona y escribió con fibron negro en un papel "HOLA PAPÁ". Se quedó sentada en la alfombra esperando, sabía que Nico no iba a demorarse demasiado sabiendo que ella "se sentía mal", aunque esta vez haya sido solo una excusa para llevarlo más rápido a su encuentro.

Nico llegó 40 minutos más tarde. Flor fue a recibirlo a la puerta

Nico: estás bien? Tenes todos los ojos hinchados, estuviste llorando?

Flor: estoy bien. Hay algo para vos en la mesa del living

Nico: eh? Para mi?

Fue caminando hasta ahí con miedo, no sabía con qué iba a encontrarse. Aunque, en realidad, lo último que se esperó fue encontrarse con ese test positivo

Nico: Flor.... Es verdad esto?

Flor: -comenzó a llorar- es verdad

Nico: vamos a ser papás?

Flor: si, mi amor.

Se sumó al llanto de su novia sin poder contener la emoción. Corrió hacia ella y la abrazó. Comenzó a llenar de besos su cara y su boca. No podía creer lo que estaban viviendo.

Flor: ahora somos familia para siempre

Nico: para siempre, mi amor. Te amo tanto. Los amo tanto.

Flor: y nosotros a vos... o nosotras.

Se quedaron abrazos por horas, de a ratos volvían a llorar y en otros momentos se reían nerviosos. La noche los encontró enredados en el sillón acariciando la panza de Flor, que aún no asomaba para nada.

Nico: de cuanto estarás?

Flor: no se, un mes? Por ahí un poco mas.

Nico: y ahora como es? Te tenes que hacer estudios, ir al médico.

Flor: si, hay que meternos en todo eso. Me da miedo que se filtre

Nico: podemos ir a la clínica de Luzuriaga, conozco a la gente que trabaja ahí de toda la vida. Estoy seguro que nadie va a decir nada.

Flor: bueno, me parece bien. Por lo menos el primer tiempo, después de que lo hagamos público ya podemos ir a alguna clínica más cerca.

Nico: me había olvidado, mañana tengo que ir a ver al perro ese que te dije.

Flor: cierto! Me había olvidado yo también. Yo voy con vos. Y ya que vamos a Luzuriaga ya nos podríamos hacer atender ahí en esa clínica.

Nico: segura? Te sentís bien para ir? No te sientas obligada.

Flor: quiero ir con vos, te quiero acompañar en esto. 

Siempre fuiste vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora