Cuando nos abrazamos.

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Nico apoyó sus manos en la panza de Flor y se concentró en ellas. Un minuto más tarde, lo sintió. Algo dentro de Flor se había movido. Era casi imperceptible, pero ahí estaba.

Nico: mi amor -dijo, mientras brotaban lágrimas de sus ojos- me parece que es la porotita haciéndose notar

Flor: ay, es una sensación muy rara. Vos decís que será eso?

Nico: te duele o te molesta?

Flor: no, solo se siente raro

Nico: entonces debe ser eso. No te asustes, te debe estar diciendo "hola mamá"

Flor: seguro? -en sus ojos se podía ver el pánico- no quiero que le pase nada

Nico: está en el mejor lugar del mundo. Quédate tranquila. Trata de conectarte con ella a ver si se mueve otra vez.

Los dos se quedaron con las manos apoyadas en su panza, esperando sentir algo. Al cabo de 15 minutos, se dieron por vencidos. Parecía que la bebé ya se había quedado sin energía. 

Los despertó el sonido del mar rompiendo contra las piedras. El sol brillaba fuerte y no había nubes en el cielo. Un suave viento movía las palmeras dando alivio ante tanto calor. Pidieron el desayuno a la habitación y se dispusieron a disfrutarlo en el deck junto a la pileta

Flor: esto es literalmente el paraíso

Nico: para mi si, y no lo digo tanto por el lugar -la miró con ojos tiernos- que hermoso te queda el caribe.

Flor: te amo mucho -abandonó su silla para sentarse sobre él y abrazarlo-

Se quedaron en silencio, abrazados, por un rato.

Nico: me voy a dar un chapuzón. Venís?

Flor: al mar o a la pileta?

Nico: primero al mar, después a la pileta.

Flor: vamos, dale.

Se quedaron ambos en traje de baño. La panza de Flor había crecido enormemente en poco tiempo y se lucia aún más en bikini. Nico le tomó algunas fotos en el mar, otras tantas en la arena y luego más en la pileta. No se cansaba de observarla y halagarla.

Pasaron el día alternando entre el mar y el sol, descansando en cómodas reposeras y llenando de mimos a la panza. 

Los días en Punta Cana pasaron volando. Todos los días hicieron al menos una de las actividades que les proponía el hotel: snorkel, buceo (solo Nico, Flor no podía por su embarazo), "competencias" de baile, clases de zumba, caminatas por la playa, paseos en moto de agua, etc. Además de, por supuesto, arrasar con todo el buffet. 

Nico: el que no vuelve con unos kilos de más de viaje, TAN bien no la pasó

Flor: yo vuelvo con varios, los de la comida y los de la bebé. Estoy redonda.

Lograron dejar los celulares y dejar de lado la vida en Buenos Aires. A Nico era a quien más le costaba, y estaba feliz de haberlo logrado en estas vacaciones. Era la primera vez que se tomaba vacaciones y realmente se desconectaba de su trabajo. Un poco de eso era gracias a Flor, que le repitió en varias ocasiones que tenía un equipazo en Luzu que se estaba ocupando de todo, que él necesitaba descansar para volver con más pilas e historias para contar. 

Volvieron a Buenos Aires bronceados y relajados. Las sonrisas no se le borraban de las caras y estaban más pegoteados que nunca. Lo que estas vacaciones les había regalado era mejor de lo que esperaban: la certeza de que lo que tenían era para siempre; la convicción y el deseo de que así lo sea, frente a todo lo que pueda pasar; y la seguridad de que su familia era lo primero ante todo. Volvieron sintiéndose un hogar consolidado, que no tenía que ver con una vivienda, sino con la sensación que sentían cuando estaban juntos.

Mientras volvían en el auto a su departamento, Flor iba mirando por la ventanilla del auto. Antes de llegar, frenó en seco a Nico

Flor: amor, para un segundo. Frená el auto un toque.

Nico no entendía, pero había aprendido a seguirla en todo.

Flor sacó su celular y lo apuntó a una pared en la que se leía: "cuando nos abrazamos construimos una casa"

Flor: venía pensando en que con vos se siente siempre como estar en casa y justo vi ese grafiti. Me resulta muy loco -su voz se quebró, emocionada- te amo mucho.

Nico: te amo mucho, mi amor. A las dos las amo tanto que no te puedo explicar. Siempre vamos a estar juntos.

Se abrazaron y acariciaron sus espaldas, aprovechando que estaban estacionados. Flor últimamente estaba ultra sensible y no tenía problema de expresarlo en cualquier ámbito en el que se encontrara. Su embarazo la había sensibilizado aún más, y todo eso se sumaba a la sensación que tenía en su pecho desde que se enteró de su embarazo: "la vida es buena conmigo, finalmente". Después de tanto, estaba en paz. 

Llegaron a su departamento el domingo por la tarde. Septiembre había llenado la ciudad de flores, por lo que encontraron el balcón lleno de colores

Flor: mirá mis plantitas! Florecieron! -se agachó a olerlas- el jazmín está dando un olor precioso. 

Nico: me encanta el olor, se siente en todo el departamento.

Desarmaron sus valijas y pusieron ropa a lavar. La tarde pasó rápido entre tanto orden. 

Flor: amor, ahora que volvimos de viaje deberíamos empezar a ocuparnos de las cosas de la bebé, no?

Nico: si, mientras veníamos en el avión pensaba eso. 

Flor: me escribieron de Carestino para mandarnos el coche, huevito y no se que otra cosa más. Que decis?

Nico: podríamos aprovechar!

Flor: si, ahora voy a buscar el mensaje para contestarles. Pero hay otras cosas que se las quiero comprar, no tener todo de canje.

Nico: obvio amor, olvidate. La cuna podríamos ir viéndola también.

Flor: si, nos falta todo. Y hay que pintar el dormitorio.

Nico: si queres nos dejamos un día libre esta semana y resolvemos esas cosas: vamos a elegir el color a la pinturería, nos damos una vuelta para ver cunas, le compramos más ropita.

Flor: si, quiero buscar un lindo bolso maternal también.

Nico: anotemos todo lo que tenemos que hacer así vamos tachando.

Hicieron una lista con todos los items que hacían falta resolver antes de la llegada de la bebé.

Nico: Que vida le espera a Oli, eh.

Flor lo miró sorprendida. Hasta ese momento, no la habían nombrado.

Flor: decidido?

Nico sacó su celular y le mostró la pantalla a flor. Se leía: "El significado literal del nombre Olivia es oliva. Pero este nombre también puede interpretarse como "la que protege la paz", pues en la antigüedad, la rama de olivo era un símbolo de paz"

Flor: la que protege la paz. Me encanta -levantó su remera, dejando su panza al descubierto- hola, Olita. 

Como si los estuviese escuchando, la bebé lanzó su primera patada fuerte, haciéndose notar. Nico y Flor se miraron con amor y volvieron a abrazarse

Flor: era verdad, cuando nos abrazamos construimos una casa. 

Siempre fuiste vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora