Introspección.

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El 2 de enero sonó el despertador de Nico muy temprano. Bajó a desayunar en silencio, seguro de que nadie se levantaría tan temprano. Preparó su café y se fue al jardín a tomarlo, disfrutando de la brisa fresca y del olor tan particular de los pinos. 

Aprovechó ese momento para pensar. Se dio cuenta de que estaba nervioso por el comienzo de la temporada de verano de Luzu, muchas responsabilidades que recaían en él y que no quería delegar a nadie más. Qué difícil le resultaba relajarse, dejar de pensar tanto. Era cierto, hacía unos meses que estaba distinto: se percibía ansioso, nervioso de a ratos, preso de una vorágine laboral que no lo dejaba respirar.

Mientras le daba el último sorbo a su café, por el rabillo del ojo observó una sombra dentro de la casa que se trasladaba de un lado al otro de la cocina. Flor. Siempre Flor.

Se detuvo en ella más de lo normal. Estaba vestida con un remerón blanco con el que evidentemente había dormido. Se paseaba por la cocina mientras preparaba el mate y comía unas galletitas. En un momento, de espaldas a la ventana, recogió su pelo en un rodete. Nico no le sacaba los ojos de encima, no entendía qué le pasaba con ella, pero no la podía dejar de mirar.

El grito de Santi desde el balcón del primer piso lo sacó de ese estado:

Santi: buen día, que temprano arrancaste!

Nico siguió la conversación como si nada hubiese sucedido. Todavía no tenía claro qué era lo que le pasaba, ya tendría tiempo para ocuparse de ponerle nombre a estos sentimientos tan desconocidos. 

A las 8:30 salieron de la casa todos juntos hacia el nuevo estudio, se prepararon y a las 10:00 comenzaron con el primer programa. Como siempre, salió muy bien. Todos estaban relajados, la dinámica era la misma, sumaron algunos juegos en la playa junto a los oyentes presentes y se divirtieron mucho. Un gran comienzo para Nadie Dice Nada.

Flor volvía en el auto junto a Momi cuando sonó su celular:

-Agus: hola amor! Que buen programa hicieron, salió re lindo. Como te sentiste?

-Flor: hola Agus. Gracias! Salio lindo, viste? Ahora ya estamos volviendo con Momi para la casa, esta noche vamos a hacer un asado todos juntos para festejar este arranque.

-Agus: ah -hizo un silencio- que bueno! quienes van?

-Flor: nuestro equipo y seguro algunos amigos más. Gasti, el amigo de Nico, va a hacer el asado.

-Agus: bueno, cuidado. Portate bien, eh. Ojo con los chicos.

-Flor: si, Agustin. No hace falta el comentario.

-Agus: bueno, bueno. Te amo, amor. Ya te extraño.

-Flor: yo también. Besitos, después hablamos.

Flor cortó el llamado y suspiró.

Momi: amicha, que suspiro! Todo bien?

Flor: estoy medio cansada. Agustín me hace cada planteo... 

Momi: planteo con quien?

Flor: con Nicolás. No sé porqué se la agarró con él que es mi amigo.

Momi: bueno, por ahí siente que él tiene otras intenciones con vos...

Flor: mirá si va a tener otras intenciones, momila. Es mi amigo y lo sabés.

Momi: Si Flora, pero por ahí se confundió con vos o algo. Yo hace días que lo noto raro con vos.

Flor: raro cómo?

Momi: como que busca todo el tiempo estar cerca tuyo o pone excusas para hablarte, no se. Quizá Agustín está viendo eso también.

Flor: naaa, no creo. Nada que ver.

Flor se mantuvo en silencio y observó por la ventana el camino mientras pensaba en la conversación que había tenido con su amiga. Ella también lo veía raro pero, ¿qué iba a decir? No tenía ninguna certeza.

Al llegar a la casa corrió a darse una ducha caliente, necesitaba poner pausa a tantos pensamientos que no la estaban llevando a buen puerto. Decidió hacer una meditación guiada y descansar un rato antes de bajar con el resto de sus amigos. Cerca de las 18:30, después de una siesta reparadora, se vistió y bajó al jardín. Algunos de sus compañeros charlaban y tomaban cerveza. Otros habían ido al supermercado a comprar la comida.

Gasti le ofreció un fernet, el cual aceptó sin dudar y se sumó a la charla. Se detuvo un instante a ver a Nicolás y lo encontró mirándola. Inmediatamente le corrió la mirada con vergüenza. Sostuvo un momento más la conversación y después decidió ir a charlar con otro grupo, donde estaban Marian, Tati y Gaspi. 

La noche pasó entre anécdotas, ideas para el programa del día siguiente, bromas y fernet. Sobre todo para Flor, que tomó en demasía. 

A las 00:30, la mayoría de los presentes se había ido. Solo quedaban Gasti, Nico, Flor y Valen, quienes seguían tomando y fumando mientras reían.

Valen: bueno, voy a ir arrancando yo... estoy agotada. Gasti, me llevas? - Valen compartía casa con el resto de los/as chicos/as de producción

Gasti: si, vamos. Mañana hay que arrancar temprano.

Flor: que aburridos! -gritó, exponiendo su estado de ebriedad-

Valen: uh, esta piba está re mamada -rió.

Gasti: chau chicos, hasta mañana. 

Nico: flor, necesitas ayuda para levantarte?

Flor: no, no -se incorporó de la silla y se trastabilló

Nico: estás peor de lo que pensaba, ¿Cuánto tomaste?

Flor: que se yo, Nicolás. Dale, ayudame que no puedo ni caminar -dijo riendo.

Nico la tomó de la mano y la guió hasta adentro de la casa. Frenó en la cocina, donde buscó una botella de agua grande y continuó camino junto a ella hasta su dormitorio.

Nico: estas bien?

Flor: tengo un poco de ganas de vomitar pero ya se me pasa.

Nico: segura? te dejo sola?

Flor: si, si. Gracias Nicolino - acarició su mano con suavidad.

Nico abandonó el dormitorio lentamente. Al cerrar la puerta, escuchó a Flor corriendo dentro del baño y comenzar a vomitar. 

Nico: estás bien? -gritó desde afuera.

Flor: si si, andá -dijo, muerta de vergüenza.

Nico se debatía entre irse a dormir o entrar a ayudarla. Decidió sentarse afuera del dormitorio, con la espalda apoyada en la pared y esperar a que ella deje de vomitar y se acueste, solo para quedarse tranquilo. 

Los minutos fueron pasando y Nico seguía ahí sentado. Y ahí se quedó hasta quedarse dormido.


Siempre fuiste vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora