Capitulo 7

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Doña Claudia
Ya es media noche y he estado buscando a mi hija por todo el pueblo preguntando a diferentes personas pero nadie ha visto nada o probablemente tienen demasiado miedo de admitirlo.

—Lilian intenta llamarla a su teléfono otra vez, por favor hazlo otra vez, mi niña tiene que contestar.

—Mami, me manda directo al buzón de voz, mami tengo miedo por Dahlia, ¿qué pasa si...?

—Ni lo menciones Lilian, voy a ir y denunciar que mi niña esta desaparecida. Ese cabrón de Joel ni siquiera se ha molestado en venir aquí a buscarla, es un cobarde y supuestamente la amaba, ese hombre está lleno de mentiras.

—Mami, ¿y si él tuvo algo que ver con su desaparición?

Mi mamá comienza a llorar mientras sostiene una foto de mi hermana y no puedo evitar hacerlo también, estamos desesperadas por respuestas. Mi hermana no ha sido vista desde que fue a la clínica para obtener cartas de recomendación. Es como si se la hubiera tragado la tierra, nadie ha visto nada. Tengo tanto miedo de perderla, ella es la mejor hermana que podría haber pedido, es mi mejor amiga, es mi todo.




Iván
Estoy en mi oficina haciendo papeleo, toda la noche me quedé al lado de Dahlia. Quería asegurarme de que estuviera bien a todo momento, no quería alejarme de ella. Después de todo, fue parte de mi culpa que ella se lastimara. Lo bueno que se le fue la fiebre y antes de que despertara sali de la habitación, pero le di órdenes específicas a Doña Rocio de darle todo lo que quisiera y necesitara. Hoy, finalmente tengo que enfrentarme a ella, pero mis deberes de padre son lo primero y tuve que llevar a mi niño a la escuela y desayunar juntos como lo hacemos habitualmente. Tener un vínculo con mi hijo es lo más importante para mí. Me interrumpen cuando tocan la puerta de mi oficina.

—Sí, pase.

—Señor Iván soy yo Rocío. 

—Sí, entra, ¿qué pasó? ¿Está todo bien con Dahlia?

—Si todo está bien con la señorita, ya se despertó y bueno no está de muy buen humor señor. Está enojada y tiene miedo. Ella no entiende por qué está aquí. No quiso tocar su desayuno y me dijo que no me molestara en cocinar porque no va a comer nada que venga de usted.

—Bueno entonces la muchacha tiene una actitud, me gusta, me gusta mucho.

—No lo sé señor, pero ella parece asustada, enojada y noté que había estado llorando.

—Sí, sé que será difícil acostumbrarse a vivir aquí, pero lo hará con el tiempo.

—Ella me pidió que te dijera que la enfrentaras y que no fueras un cobarde y le dieras la cara.

—Eso es exactamente lo que haré.—digo con una sonrisa en mi cara.

—¿Necesita algo más, señor?

—Sí, haz que Piyi te lleve a la tienda y cómprale más ropa a Dahlia, ya sabes mis gustos consigue todo para ella sin importar el costo. Cómprale productos de higiene, y todo lo que sea necesario. Tampoco olvides comprarle algo a mi campeón, ya sabes que le gustan los huevos Kinder. 

—Sí, señor.




Dahlia
Me duché y me puse la ropa limpia que me trajeron, para mi sorpresa me quedo muy bien. Me miro al espejo y me veo terrible tengo pequeños cortes en mi cuerpo de todos los golpes que recibí al caer en ese barranco. Caminé hacia la habitación nuevamente gimiendo de dolor, quedé mirando el plato lleno de comida en la pequeña mesa, me muero de hambre, se ve delicioso pero no, tengo que mantenerme fuerte, no voy a comer menos de lo que venga de ese llamado "patrón". Estoy desesperada por salir de aquí, camino de un extremo a otro de la habitación, me detengo por completo al escuchar un suave golpe en la puerta, luego se abre de par en par. Lo primero que veo es dos zapatos negros, mi mirada sigue subiendo hasta que llego a su rostro y no puedo creer a quién estoy mirando, tiene una cara seria hasta que hacemos contacto visual y me da una sonrisa.

Un Dia A La VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora