El mar estaba en calma, las estrellas brillaban sobre la vasta extensión de agua, y el barco del legendario pirata Uzui Tengen avanzaba con un propósito firme. Este no era un barco común; estaba decorado con banderas y velas extravagantes, reflejando la personalidad de su capitán. Uzui Tengen, un hombre que vivía para la grandeza y el espectáculo, lideraba a su tripulación con estilo y destreza. A su lado estaban sus dos manos derechas, el fogoso Rengoku Kyojuro y el estoico Tomioka Giyu, quienes se aseguraban de que todo en el barco funcionara como un reloj.
Esa noche en particular, la tripulación estaba eufórica. Acababan de robar un tesoro legendario, uno que había sido buscado durante siglos por piratas de todo el mundo. Mientras la mayoría de los hombres celebraban, Uzui se encontraba en la cubierta, contemplando el mar bajo la luz de la luna. Pero entonces, algo inesperado ocurrió.
El barco, que navegaba tranquilamente, comenzó a moverse de un lado a otro, como si fuera arrastrado por una corriente invisible. Uzui, con su agudo sentido de observación, notó que esto no era obra de la naturaleza. A lo lejos, sobre una roca solitaria en medio del océano, vio una figura que brillaba intensamente. Se acercó, y al observar con mayor detalle, su corazón dio un vuelco.
"¡T/N!", exclamó para sí mismo.
La sirena que había capturado accidentalmente tiempo atrás y luego liberado estaba allí, sobre la roca, brillando con una belleza sobrenatural. Pero esta vez, había algo diferente en ella. Sus escamas, antes de un color turquesa suave, ahora eran de un brillante púrpura con destellos rosados y azules, como si reflejaran las miles de estrellas en el cielo.
Tomioka, siempre pragmático, se acercó a Uzui y dijo con seriedad: "Capitán, debemos mantener el rumbo. Hay otras mujeres más... humanas allá en la isla."
Rengoku, con su entusiasmo habitual, añadió: "¡Sí, Uzui! ¡Piensa en todo lo que podríamos hacer con el tesoro que acabamos de obtener! ¡No es momento para distracciones amorosas!"
Pero Uzui apenas los escuchaba. Sus ojos estaban clavados en T/N, y su mente estaba perdida en el recuerdo de cuando la había dejado libre. Había intentado resistir su encanto desde entonces, pero ver cómo brillaba ahora lo dejó completamente hipnotizado.
Sin más, Uzui, conocido por su extravagancia y falta de prudencia en asuntos del corazón, se lanzó del barco con un chapuzón espectacular. Sus leales camaradas lo miraron con una mezcla de sorpresa y resignación.
"Ahí va otra vez..." murmuró Tomioka, mientras Rengoku reía en voz alta.
Uzui nadó con todas sus fuerzas hacia T/N, quien lo esperaba con una sonrisa resplandeciente y los brazos abiertos. Al llegar a la roca, ella lo rodeó con sus suaves brazos y lo atrajo hacia sí, su risa melodiosa llenando el aire nocturno.
Los hombres en el barco observaron cómo su capitán, el temido y extravagante pirata Uzui Tengen, se dejaba abrazar por la sirena, su rostro presionado contra sus pechos de escamas brillantes. Se oía su risa feliz resonar por todo el mar mientras T/N acariciaba su cabello mojado, como si fuera un gatito que finalmente había encontrado el calor de su hogar.
"Creo que ya no va a necesitar esa isla..." dijo Rengoku, dándole una palmada en la espalda a Tomioka, que solo suspiró en respuesta.
Y así, mientras la tripulación observaba divertida, Uzui, el pirata más excéntrico y extravagante de los siete mares, se dejó llevar por su corazón, encontrando consuelo en los brazos de la sirena que había capturado su atención y su amor.
El barco siguió su camino, pero nadie se preocupó demasiado por la carga que llevaban. Después de todo, el mayor tesoro de Uzui no estaba en cofres dorados, sino en los ojos brillantes y la risa suave de T/N, la sirena que finalmente había ganado su corazón.
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