GYOKKO

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=Eres una obra maestra perfecta ante sus ojos raros.

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En la aldea de los forjadores de espadas, el caos reinaba. Los cazadores de demonios luchaban incansablemente contra las abominaciones invocadas por la Luna Superior Gyokko, un demonio que disfrutaba retorcer la vida en formas grotescas. Entre los cazadores, T/N, una de las pilares más fuertes, se enfrentaba a un enjambre de peces monstruosos que se movían con una rapidez y ferocidad que desafiaban toda lógica.

Mientras esquivaba los ataques, con su espada cortando a través de las escamas y carne demoníaca, T/N mantenía la vista en su objetivo: proteger a los herreros y a Muichiro Tokito, el joven Pilar de la Niebla. Tokito ya estaba enfrascado en una feroz batalla con Gyokko, quien se burlaba de él con un tono desquiciado, su cuerpo emergiendo de una olla de porcelana con una mirada de pura locura en sus múltiples ojos.

El destino quiso que uno de los peces gigantescos la guiara directamente hacia la confrontación principal. Sin dudarlo, T/N se lanzó al ataque, su respiración de sangre fluyendo como una tormenta incontrolable, envolviendo su espada en un aura carmesí. Su presencia capturó de inmediato la atención de Gyokko, quien dejó de prestar atención a Tokito para observar a T/N con una mezcla de fascinación y sorpresa.

—¡Qué obra maestra inesperada! —exclamó Gyokko, sus ojos brillando con un entusiasmo perturbador mientras la estudiaba con detenimiento—. ¡Qué forma tan exquisita, tan perfecta! Nunca había visto algo tan hermoso en un humano. ¡Una creación divina!

T/N se detuvo en seco por un instante, desconcertada por sus palabras. Había escuchado muchas cosas durante sus batallas, pero que un demonio la llamara "obra maestra" era definitivamente algo nuevo, y también absurdamente estúpido en medio de una lucha a muerte.

—¿Qué demonios estás diciendo? —le respondió, sin poder contener su asombro—. ¿Has perdido la cabeza, Gyokko?

El demonio, sin dejar de mirarla con devoción, salió de su olla por completo, su forma serpenteante moviéndose con una elegancia antinatural. Tokito, aprovechando la distracción, intentó un ataque sorpresa, pero Gyokko lo desvió sin esfuerzo, su obsesión con T/N intensificándose.

—¡La perfección, la verdadera perfección! —continuó Gyokko, ignorando por completo a Tokito—. Tu sangre, tu forma, incluso tus movimientos... Eres una obra de arte viviente, T/N. ¡Debes ser mía, para que te inmortalice en mi colección!

T/N sintió un escalofrío recorrer su columna, no solo por las palabras del demonio, sino por el tono enfermizo de adoración en su voz. No había duda de que estaba loco, pero su locura lo hacía peligrosamente impredecible. Aun así, no podía permitirse perder tiempo con sus delirios. Tenía que derrotarlo antes de que hiciera más daño.

—¡Tú estás loco si crees que voy a permitir que me conviertas en uno de tus objetos de arte! —gritó, lanzándose hacia él con toda la fuerza de su respiración.

Pero Gyokko, en lugar de defenderse, se desplazó a un lado, su mirada fija en ella, como si estuviera más interesado en admirarla que en pelear.

—¡Sí, lucha! —exclamó con un tono casi extasiado—. Muestra más de esa belleza, esa furia. Quiero ver cada faceta de ti, T/N.

Tokito, recuperando el equilibrio, intentó aprovechar la oportunidad para un ataque conjunto, pero la situación ya había cambiado. Gyokko estaba tan absorto en su fascinación por T/N que ignoraba todo lo demás. Esto les dio una extraña ventaja, pero también los dejó perplejos.

Mientras intercambiaban golpes, la obsesión de Gyokko solo crecía, y cada vez que T/N le hería, él parecía disfrutarlo aún más, como si cada corte fuera un trazo más en el lienzo de su "obra maestra". La batalla era feroz, pero había algo más en el aire, una tensión que no solo provenía del combate.

Finalmente, en un momento en que T/N logró asestar un golpe directo en el torso de Gyokko, el demonio se tambaleó hacia atrás, su cuerpo deformado convulsionándose, pero en lugar de gritar de dolor, lanzó una risa histérica.

—¡Perfecto! —jadeó—. Esto es... ¡perfecto! T/N, serás mía, y juntos crearemos algo que el mundo nunca olvidará.

Antes de que ella pudiera reaccionar, Gyokko se lanzó hacia ella, no para atacar, sino para envolverla en un abrazo. T/N se sintió atrapada, no solo por el demonio, sino por la intensidad de su locura. Intentó liberarse, pero el abrazo de Gyokko era extraño, casi tierno, como si en su mente deformada, este fuera un gesto de cariño y no de batalla.

Tokito aprovechó la distracción para lanzar un golpe decisivo, pero en el último segundo, Gyokko soltó a T/N y se desvaneció en una nube de tinta oscura, riendo mientras su voz resonaba en el aire.

—¡Nos volveremos a ver, mi querida obra maestra! —fue lo último que escucharon antes de que desapareciera por completo.

T/N, todavía jadeando por la intensidad de la pelea, miró a Tokito, quien parecía tan desconcertado como ella. No había esperado que una batalla con una Luna Superior se desarrollara de esa manera, y mucho menos que un demonio pudiera desarrollar una obsesión tan extraña.

—¿Estás bien? —preguntó Tokito, aún recuperándose del combate.

—Sí... aunque no sé qué fue más perturbador, si su fuerza o su obsesión —respondió T/N, limpiando la sangre de su espada.

Pero en el fondo, sabía que esto no había terminado. Gyokko la veía como algo más que un simple enemigo, y aunque le desagradaba admitirlo, había algo en la intensidad de sus palabras que no podía dejar de pensar. Un demonio obsesionado con ella, que la veía como una obra de arte. Era una situación tan absurda como peligrosa, y aunque se preparaba para su próximo encuentro, no podía evitar sentir una mezcla de temor y curiosidad por lo que podría suceder la próxima vez que sus caminos se cruzaran.

 Era una situación tan absurda como peligrosa, y aunque se preparaba para su próximo encuentro, no podía evitar sentir una mezcla de temor y curiosidad por lo que podría suceder la próxima vez que sus caminos se cruzaran

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A mi me gustan las locas.

𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora