DE DEMONIOS A HUMANOS/ESPECIAL DÍA DE MUERTOS

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Amarrada y con una sonrisa burlona, T/N miraba a los demonios que se encontraban delante de ella, todos lunas superiores, todos convencidos de que al fin habían ganado. Muzan, el arrogante rey de los demonios, avanzó lentamente y la tomó por la barbilla, disfrutando de su aparente triunfo.

—Vaya, vaya... —murmuró, su voz cargada de satisfacción—. Parece que al fin te tengo donde quiero, cazadora.

Pero de pronto, T/N soltó una carcajada que llenó la sala, una risa loca y desquiciada que retumbó en las paredes. Muzan se detuvo, frunciendo el ceño con sospecha. Y entonces, algo extraño comenzó a suceder. Un humo morado empezó a salir de la boca de T/N, llenando el aire con una niebla espesa. Los demonios, confundidos, comenzaron a toser y a quejarse, hasta que el humo se desvaneció y...

—¿Qué... qué es esto? —gritó Akaza, mirando sus manos con horror. Sus uñas demoníacas ya no estaban; su piel, anteriormente marcada por el poder, ahora era la piel simple y débil de un humano.

Kokushibo lanzó un rugido que resonó en la habitación, tocándose el rostro con desesperación. Al ver su reflejo, encontró la cara de un hombre ordinario, sin los ojos demoníacos que alguna vez tuvo. Douma, por su parte, miraba sus manos con asombro, como si no pudiera creer lo que estaba sucediendo.

—¡Soy... soy humano otra vez! —gritó Gyokko, cayendo al suelo en shock—. ¡Esto es imposible!

Muzan, el gran rey de los demonios, trató de avanzar hacia T/N, pero sus piernas no respondían. Su fuerza había desaparecido, y ahora era incapaz de moverse con el poder que solía dominar.

T/N, ya libre de sus ataduras, los miró con una sonrisa de pura satisfacción.

—¿Qué pasa, demonios? —preguntó con burla, cruzándose de brazos—. ¿No les gusta su nuevo estado... inferior?

—¡Maldita seas, cazadora! —rugió Douma, su tono entre la furia y la desesperación—. ¡Nos has convertido en... en simples humanos!

—Bueno, es que siempre gano, ¿no? —respondió T/N, encogiéndose de hombros con un tono sarcástico—. Pero bueno, si quieren que les devuelva su poder, van a tener que acompañarme.

—¿Acompañarte a dónde? —preguntó Nakime, su voz llena de irritación.

—A pedir dulces —respondió T/N con total seriedad, mientras los humanos la miraban en completo estado de shock.

—¡¿Estás bromeando?! —gritó Akaza, exasperado—. ¡Somos demonios ancestrales! ¡No vamos a hacer semejante ridículo!

—Bueno, son humanos ahora, y eso significa que tendrán que seguir mis órdenes —respondió T/N, con una sonrisa maliciosa—. Además, si no me acompañan, podrían quedarse así... para siempre.

Todos los demonios intercambiaron miradas. Finalmente, con una resignación profunda y desesperada, accedieron.

Poco después, en las calles de Tokio, una escena insólita estaba ocurriendo: un grupo de demonios legendarios, disfrazados como humanos en Halloween, caminaban al lado de T/N, quien los guiaba de casa en casa, pidiendo dulces.

Akaza llevaba una capa roja de vampiro y no dejaba de quejarse cada vez que alguien se burlaba de su aspecto. Douma, vestido de payaso, estaba sorprendentemente en su elemento, sonriendo de oreja a oreja mientras aceptaba caramelos y repartía bromas tontas.

Kokushibo, vestido de momia, miraba el piso con seriedad, preguntándose cómo había caído tan bajo. Gyutaro y Daki, disfrazados de zombis, discutían constantemente sobre quién recibía más dulces.

Muzan, vestido de Frankenstein, era el más indignado de todos, caminando con una mueca de desagrado y lanzando miradas asesinas a cada niño que se acercaba demasiado.

En una de las casas, una señora amable les entregó un montón de caramelos, y Douma, olvidando su dignidad demoníaca, gritó emocionado.

—¡Esto es increíble! ¡Estos dulces son mucho mejores de lo que recordaba!

T/N se rió al ver a Douma tan entusiasmado, y luego se volvió hacia el grupo.

—¿Ven? ¡No es tan malo ser humano! —dijo con una sonrisa triunfante.

A lo largo de la noche, los demonios comenzaron a disfrutar de la experiencia. Se reían, intercambiaban caramelos, y competían por ver quién obtenía más. Incluso Kokushibo, el siempre serio, terminó sonriendo un poco cuando un grupo de niños le dio una bolsa extra de caramelos "por ser el disfraz más realista".

Al final de la noche, todos se sentaron en un parque, rodeados de sus bolsas llenas de dulces. Comían y reían, disfrutando de una paz que no habían sentido en siglos.

—¿Saben? —dijo Akaza, mirando el cielo estrellado—. No recordaba la última vez que sentí algo así. Es... extraño. Pero es bueno.

Los demás asintieron, todos reflexionando en silencio.

—Bueno, bueno, ya, no se me pongan sentimentales —dijo T/N, fingiendo molestia—. Les dije que les devolvería su estado demoníaco, así que aquí vamos...

Pero, sorprendentemente, todos la detuvieron.

—No... no queremos volver a ser demonios todavía —dijo Kokushibo, con voz seria—. Esto... esto se siente bien.

T/N los miró con una sonrisa, sabiendo que había ganado, una vez más. Mientras se levantaban para regresar, pensó en lo difícil que sería explicarle a Shinobu todo el desastre que había causado. Había tomado prestados ingredientes de su laboratorio, y estaba segura de que la regañiza sería épica. Pero al ver a sus "exdemonios" caminando felices por las calles, sonriendo y bromeando, decidió que todo había valido la pena.

Porque al final, T/N había ganado otra vez... y esta vez, había ganado algo más valioso que una simple victoria: había hecho que esos demonios, incluso por un breve momento, volvieran a ser humanos, y eso era suficiente para ella.

 y esta vez, había ganado algo más valioso que una simple victoria: había hecho que esos demonios, incluso por un breve momento, volvieran a ser humanos, y eso era suficiente para ella

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El poder del amor :)

Feliz día de muertos :)

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Feliz día de muertos :)

𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora