Esposo/KYOJURO RENGOKU

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*:Esposo perfecto.

Amor mucho amor.

Fidelidad.

Pareja casada.

Sexo.

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Era una mañana tranquila en casa de Kyojuro Rengoku, el Pilar de la Llama, y ​​su amada esposa, T/N. Los primeros rayos del sol se filtraban a través de las ventanas, llenando la casa con una luz cálida que parecía reflejar el inmenso amor que ambos compartían. T/N estaba en la cocina, moviéndose con gracia mientras preparaba el desayuno, su rostro iluminado con una sonrisa serena. Siempre había disfrutado de los pequeños detalles de su vida cotidiana con Kyojuro, haciendo lo mejor para mantener su hogar cálido y acogedor.

Ese día, como cada día, T/N se esmeraba en verse perfecta para su esposo. Llevaba un hermoso kimono que Kyojuro le había regalado, sus colores vibrantes reflejando su espíritu ardiente. A lo largo del día, ella se maquillaba con cuidado, usando productos de la mejor calidad, siempre asegurándose de que su apariencia fuera digna del hombre que tanto aprecia.

Mientras limpiaba y se arreglaba, pensaba en Kyojuro, en cómo él siempre le daba lo mejor de sí. Cada detalle de su vida estaba tocado por el amor incondicional de su esposo: la ropa fina que él escogía con tanto cuidado, el maquillaje que le compraba para que siempre se sintiera hermosa, y, sobre todo, el dinero que él no dudaba en entregarle. para que nunca le falte nada. Pero más allá de lo material, lo que T/N apreciaba era el amor inagotable que Kyojuro le daba, su energía cálida que la envolvía y la hacía sentir la mujer más afortunada del mundo.

Cuando el sol ya estaba en lo alto, Kyojuro llegó a casa. Apenas cruzó la puerta, su sonrisa amplia y genuina iluminó la habitación al ver a T/N. "¡Mi querida esposa!" exclamó con entusiasmo, acercándose a ella. La abrazó por la cintura y depositó un suave beso en su mejilla. "Siempre tan hermosa, siempre tan perfecta"

T/N sonriendo mientras apoyaba la cabeza en su pecho, sintiendo la fuerza y ​​la calidez de su esposo. "Lo hago por ti, Kyojuro. Solo para ti", murmuró, rodeando su cuello con los brazos.

Kyojuro no pudo evitar soltar una risa suave, su pecho vibrando con emoción. "Sabes que no necesitas esforzarte tanto. Para mí, eres perfecta tal y como eres"

Pero ella sabía que él disfrutaba esos pequeños gestos, la forma en que siempre se esmeraba en verso bien para él. Y ambos compartían una pasión incontrolable que brotaba en los momentos más inesperados. No importaba lo que sucediera en sus vidas, el deseo mutuo que sentían el uno por el otro siempre ardía con la misma intensidad que el primer día.

Esa tarde, después de compartir una deliciosa comida que T/N había preparado con tanto cariño, Kyojuro la miró a los ojos, sus pupilas ardientes reflejando el deseo que sentía. Con una sonrisa cómplice, él se acercó más, sus manos fuertes pero suaves recorriendo lentamente su espalda. T/N respondió de inmediato, sus cuerpos se entendían sin necesidad de palabras. Lo que comenzó como un gesto de cariño se transformó en una llamada de fuego tan ardiente que ambos sentían como los quemaba tan bien.

Cada toque, cada susurro, estaba lleno de amor y devoción. No existía nadie más en el mundo, solo ellos dos, perdidos en la intensidad de su amor. T/N siempre se sintió segura en los brazos de Kyojuro, envuelta en su fuego, y él, por su parte, la adoraba como si fuera lo más precioso en el mundo, lo era en su mundo solo ella.

"¡ahh!" gemio sintiendo sus dedos dentro, haciéndole acariciar el cielo con cada embestida sus uñas clavándose en las sabanas, dejándose llevar por el ardiente momento.

Kyojuro por su lado mantenía ese juego tan bueno que hacia que su pene se pusiera cada vez más duro con cada sonido tan bonito de su esposa. Saco sus dedos, lamiendo sus fluidos, saboreando lo deliciosa que era sin apartar la mirada. La tomo en brazos subiéndola arriba suyo acariciando su culo con firmeza enterrando sus dedos en la piel, podía sentir su aliento quemar, el aire faltarle y nunca cansarse de hacerle el amor.

"Di mi nombre, di me que amas" enterró su pene, haciendo una mueca de gusto al sentir sus paredes apretar su pene con fuerza, como si ella no quisiera que saliera nunca. Cada embestida daba en un punto en que ambos no podían de parar de mirarse a los ojos, gimiéndose a la cara gustosos de la sensación de ricura que se hacían sentir.

Después, cuando ambos yacían juntos, sus respiraciones aún entrecortadas, Kyojuro la miró con una ternura infinita, acariciando su rostro con el dorso de la mano. "Eres mi vida entera, T/N. Haré todo lo que esté en mis manos para hacerte sentir amada y feliz"

T/N lo miró con la misma devoción. "Y yo te amo más de lo que las palabras pueden expresar, Kyojuro. Eres todo para mí"

Con un último beso suave, se quedaron abrazados, disfrutando de la paz y el amor profundo que compartían. Cada día con él era una bendición, y no había mayor satisfacción que saber que ese amor era mutuo, que ambos estaban dispuestos a darlo todo, una y otra vez, hasta morir.



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𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora