TOKITO

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*: Se le puede olvidar todo, menos tus ojos.

Amor.

Diferencia de edad.

Tokito tiene 20 años.

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Tokito Muichiro, el Pilar de la Niebla, observaba la quietud de la sede de los cazadores. A pesar de su corta edad, ya tenía una reputación temible entre los cazadores de demonios. Apenas con veinte años, había sobrevivido a varias batallas feroces, enfrentándose a demonios de increíble poder. Su velocidad y destreza en combate eran incomparables, y aunque casi siempre salía ileso, su corazón y mente cargaban heridas que nadie más podía ver.

Su amnesia siempre le había sido una carga. Fragmentos de recuerdos perdidos lo atormentaban. A menudo se despertaba en medio de la noche con imágenes borrosas de su pasado, de una vida que no podía recordar. Sin embargo, había un rostro que aparecía en su mente últimamente, una mujer con ojos grises y una sonrisa llena de calidez. No recordaba cómo ni cuándo la conoció, pero su presencia se había convertido en una bruma constante en sus pensamientos.

Todo comenzó hace unas semanas, cuando fue enviado en una misión a las orillas del mar, donde circulaban rumores de un demonio mitad pez que acechaba en las aguas, llevándose a niños y hombres borrachos. Tokito no disfrutaba del mar. La arena y la inmensidad del agua le resultaban inquietantes, por lo que su intención era terminar la misión rápidamente.

Llegó al pueblo costero durante una noche oscura, la luna apenas iluminando su camino. Mientras caminaba, escuchó un cántico distante. Siguiendo el sonido, encontró una cabaña pequeña y rústica cerca de la costa. La cabaña parecía desolada, la luz de la luna apenas lograba colarse por las ventanas. Al acercarse, escuchó gruñidos y súplicas.

Con una velocidad vertiginosa, Tokito entró a la cabaña y se encontró con una escena desgarradora: un demonio, cubierto de escamas, arrastrándose hacia una mujer herida. A pesar de tener los ojos cerrados, su rostro estaba lleno de frustración y dolor. Con un solo movimiento, Tokito eliminó al demonio, salvando a la mujer que intentaba contener un corte profundo en su brazo.

Se arrodilló rápidamente, rasgando parte de su uniforme para hacer un torniquete en la herida. La mujer, aún con los ojos cerrados, le agradeció con una voz suave, pidiéndole que se quedara unos días. Tokito, quien normalmente no aceptaba este tipo de invitaciones, se encontró incapaz de negarse. Había algo en ella que lo hacía sentir... diferente. Con el tiempo, supo que se llamaba T/N y que era ciega.

Esos días que compartieron se convirtieron en algo inesperado para él. A pesar de que no podía ver, T/N tenía una forma única de percibir el mundo. Caminaban juntos por la orilla del mar, sintiendo el agua fría en sus pies, y aunque Tokito normalmente se sentía incómodo en esos ambientes, con ella todo parecía distinto. La calidez de su mano en la suya, su sonrisa sincera y la paz que irradiaba, lo hicieron desear que ese sentimiento nunca desapareciera.

Las semanas pasaron, y Tokito comenzó a darse cuenta de lo que sentía por T/N. No era solo gratitud. Era algo más profundo, algo que no podía describir. En su compañía, su mente dejaba de ser un torbellino de recuerdos rotos. Ella era su ancla.

El día en que decidió confesarle sus sentimientos, su cuervo mensajero llegó con noticias urgentes. Tenía que regresar de inmediato a la sede de los cazadores. Su deber lo llamaba, pero su corazón estaba dividido. No quería dejarla.

En la madrugada, ambos se encontraron en la entrada del pueblo, bajo la luz suave del amanecer. Tokito, con una tristeza palpable en sus ojos, sabía que T/N no podía ver su expresión, pero también sabía que ella lo percibía. Se acercó a ella, intentando encontrar las palabras correctas para despedirse.

T/N, de pie frente a él, se puso de puntillas y, con una voz temblorosa, le confesó que en sus 30 años de vida jamás había sentido tanta calidez estando al lado de alguien. Tomó su mano y le entregó un collar hecho de conchas y arrecifes, un pequeño tesoro recogido de las orillas del mar. Era un recuerdo para él, un símbolo de su conexión. "Te esperaré", susurró, con la seguridad de que algún día volverían a verse.

Tokito, conmovido, acarició su mejilla y se despidió, sabiendo que una parte de él siempre se quedaría con ella. A medida que se alejaba por el camino solitario, sus pensamientos estaban llenos de su risa, de sus sonrisas cálidas como el sol matutino, y de la tranquilidad que ella le brindaba.

Sosteniendo el collar en su mano, se prometió a sí mismo que regresaría. Con ella, su memoria no era un vacío. Con ella, sentía una paz que nunca antes había experimentado. Aunque su deber como Pilar lo llamaba, su corazón siempre estaría con T/N, esperando el momento en que pudieran reencontrarse.


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𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora