𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]

MUZAN KIBUTSUJI

=Eres su obsesión

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En lo más profundo de un castillo oscuro y antiguo, Muzan Kibutsuji, el rey de los demonios, reinaba con una crueldad incomparable. Sádico y despiadado, Muzan no dudaba en eliminar a cualquiera que se interpusiera en sus planes malvados. Sus ojos rojos brillaban con una frialdad aterradora, y su presencia misma infundía miedo en los corazones de todos los demonios y cazadores por igual.

Sin embargo, en el rincón más secreto de su dominio, guardaba un secreto que nadie conocía: tú. Una humana cuya sangre era un deleite para Muzan. Desde el primer momento en que probó tu sangre, se había obsesionado contigo, deseando tenerte a su lado para siempre.

Esa noche, el castillo estaba envuelto en un silencio mortal. Muzan caminaba por los pasillos oscuros, su mente centrada en un solo pensamiento: tú. Llegó a una puerta oculta detrás de una cortina de terciopelo negro y la abrió con una suavidad inusual para alguien de su naturaleza.

Dentro de la habitación, estabas tú, esperando. Cuando lo viste, tu corazón latió con fuerza, mezcla de miedo y fascinación. Aunque sabías lo peligroso que era, no podías negar la atracción magnética que sentías por él.

Muzan se acercó a ti, sus ojos brillando con una intensidad oscura. "¿Sabes cuánto deseo tu sangre?" susurró, su voz profunda y seductora.

Asentiste, sin poder apartar la mirada de sus ojos. "Lo sé, Muzan. Pero, ¿por qué me mantienes aquí? ¿Por qué no me has matado como a tantos otros?"

Una sonrisa oscura curvó sus labios. "Porque tú eres diferente. Tu sangre es diferente. Es... perfecta. Y quiero tenerte conmigo para siempre."

Se sentó a tu lado y tomó tu brazo con una suavidad que contrastaba con su naturaleza brutal. Sus colmillos se deslizaron sobre tu piel, y sentiste una mezcla de dolor y placer mientras bebía de ti. A medida que tu sangre fluía, sentiste una conexión profunda, casi sobrenatural, que te unía a él.

Cuando terminó, te miró con una intensidad que te dejó sin aliento. "Te deseo, no solo por tu sangre, sino por lo que eres. Eres mía, y lo serás para siempre."

Sentiste una mezcla de miedo y extraña satisfacción. Sabías que estabas atrapado en un vínculo oscuro y retorcido, pero también sentías una conexión que no podías romper. "Muzan, ¿por qué yo?" preguntaste, tus palabras apenas un susurro.

"Porque en ti he encontrado algo que nunca había sentido. Una debilidad, quizás. Pero una debilidad que me da fuerza," respondió, su voz suave pero cargada de poder.

En ese momento, comprendiste que tu destino estaba sellado. Serías su secreto, su debilidad y su fortaleza. Y aunque el mundo exterior nunca lo sabría, dentro de ese castillo oscuro, el rey de los demonios había encontrado algo más que solo sangre: había encontrado una obsesión eterna.