HAGANEZUKA

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=Te trata diferente




El sol se alzaba sobre la montaña, bañando el campo de entrenamiento con una luz dorada. Las aves cantaban suavemente en los árboles, y los sonidos de las espadas chocando resonaban en el aire. Yo estaba allí, practicando con mi espada, una obra maestra forjada por el señor Haganezuka, el famoso herrero conocido por su dedicación y habilidades inigualables.

Concentrado en mis movimientos, no me di cuenta de que mi agarre en la espada era incorrecto. De repente, un crujido espeluznante llenó el aire, y la espada se partió en dos, cayendo al suelo con un ruido sordo. Mi corazón se detuvo un segundo mientras miraba los restos de la espada, sintiendo una ola de pánico recorrer mi cuerpo.

Tanjiro, que estaba entrenando cerca, se acercó rápidamente al escuchar el sonido. Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio la espada rota. "¡Oh no! ¿Qué has hecho?" exclamó, su voz llena de preocupación. Ambos sabíamos de la fama del señor Haganezuka y su temperamento explosivo. Habíamos escuchado historias de cómo había perseguido a Tanjiro por todo el taller por un incidente similar.

Respiré hondo, tratando de calmarme, pero no pude evitar sentir un nudo en el estómago mientras esperaba la inevitable ira del herrero. Tanjiro y yo nos miramos, compartiendo una mezcla de miedo y confusión.

Entonces, para nuestra sorpresa, el señor Haganezuka apareció en el campo de entrenamiento. Su expresión severa y su máscara característica hicieron que mi corazón latiera aún más rápido. Me preparé para enfrentar su ira, pero algo inesperado sucedió. En lugar de gritar o perseguirme, su mirada se suavizó al ver los restos de la espada en mis manos.

"Señor Haganezuka, lo siento mucho, fue un accidente," dije, mi voz temblando. Tanjiro se colocó a mi lado, listo para interceder si era necesario.

Pero el herrero simplemente asintió y, para nuestra sorpresa, dijo: "Está bien. Estas cosas pasan." Su voz era calmada y casi gentil, algo que nunca había visto en él.

Tanjiro y yo nos quedamos boquiabiertos, incapaces de comprender lo que estaba sucediendo. "¿Está bien?" murmuró Tanjiro, claramente atónito. "¿No estás enojado?"

Haganezuka sacudió la cabeza, evitando mi mirada. Pude ver un leve rubor en sus mejillas, un signo de incomodidad. "No, no estoy enojado," murmuró. "Solo ten más cuidado la próxima vez."

Me sentí aliviada, pero también confundida. ¿Por qué no estaba enojado? Mientras intentaba entender su reacción, me di cuenta de algo. Cada vez que levantaba la vista y nuestras miradas se cruzaban, el herrero apartaba rápidamente los ojos, su rostro adquiriendo un tinte más rosado.

Tanjiro me lanzó una mirada de desconcierto, y supe que compartía mi confusión. "Creo que el señor Haganezuka está... diferente hoy," susurró Tanjiro, claramente desconcertado.

Con el tiempo, comencé a notar más señales. Cada vez que me acercaba al taller para reparar o afilar mi espada, el señor Haganezuka parecía ponerse nervioso. Sus manos, normalmente tan firmes y seguras, temblaban ligeramente. Sus palabras, usualmente bruscas y directas, eran ahora titubeantes y llenas de pausas.

Un día, decidí enfrentar la situación. "Señor Haganezuka," dije, mirándolo directamente. "¿Hay algo que quiera decirme?"

Él se detuvo en seco, su rostro se volvió completamente rojo. "Yo... solo... tú eres diferente," balbuceó, evitando mi mirada. "Eres especial, y no quiero que pienses que no valoro lo que haces."

Sentí una calidez en mi pecho. "Yo también lo admiro, señor Haganezuka," respondí sinceramente. "Sus habilidades son increíbles, y estoy agradecida por todo lo que hace."

Nuestros ojos se encontraron por un momento, y pude ver la mezcla de admiración y timidez en los suyos. Había algo más profundo que respeto profesional. Era una conexión, una apreciación mutua que ambos sentíamos, pero que nos costaba expresar.

Desde ese día, nuestra relación cambió sutilmente. Aunque todavía se sentía incómodo a veces, había una nueva comprensión entre nosotros. Y cada vez que Tanjiro nos veía interactuar, no podía evitar sonreír y sacudir la cabeza, aún incrédulo de cómo un herrero tan temible podía ser tan suave conmigo.

La espada rota se convirtió en un símbolo de algo más que un error. Fue el comienzo de una amistad y una admiración mutua que floreció en medio de los entrenamientos y las batallas. Y aunque el señor Haganezuka seguía siendo reservado, sabía que siempre tendría su apoyo y respeto, tal como yo lo admiraba por ser el increíble artesano que era.

 Y aunque el señor Haganezuka seguía siendo reservado, sabía que siempre tendría su apoyo y respeto, tal como yo lo admiraba por ser el increíble artesano que era

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Mi señor :)

𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora