𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]

ASESINO/SENJURO

*: Especial Halloween.

Esta historia puede contener:

Obsesión enfermiza.

Muerte.

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El viento soplaba con fuerza en la mansión de los Rengoku, aquel hogar que se había convertido en el refugio de T/N desde que se casó con Kyojuro. Ahí, también vivía el hermano menor de Kyojuro, Senjuro, un joven que, aunque siempre mostró una actitud reservada y tranquila, había cambiado en las últimas semanas. Aquellos ojos inocentes parecían tener un nuevo brillo, uno que pasaba desapercibido.

Desde que T/N llegó a la vida de los hermanos, Senjuro se había comportado de una manera cada vez más extraña. Aunque ella lo veía como un hermano pequeño y siempre intentaba darle la atención que creía él necesitaba, Senjuro comenzó a apartarse, murmurando cosas entre dientes cada vez que veía a Kyojuro besarla o reír junto a ella. Los celos que hervían en su interior se habían transformado en una obsesión oscura y peligrosa, y así fue como decidió que la única forma de obtener aquello que deseaba... era deshacerse de su hermano.

Era una noche oscura y tormentosa. El trueno rompía el silencio de la madrugada, mientras en la cocina, Senjuro trazaba con meticulosa precisión el plan perfecto para incriminar a Tomioka, el mejor amigo de Kyojuro, un hábil espadachín con quien había tenido roces desde la infancia. Sabía que con solo algunos detalles en la escena y pistas cuidadas, todos lo acusarían de ser el asesino de Kyojuro.

Al escuchar unos pasos cercanos, el corazón de T/N se aceleró. Bajó las escaleras y, al abrir la puerta de la cocina, lo que vio le heló la sangre en las venas. Su esposo, Kyojuro, yacía en el suelo en un charco de su propia sangre, sus ojos abiertos y vidriosos, perdidos para siempre en un último grito de dolor. La sangre empapaba la alfombra, y cada gota parecía marcar el fin de algo hermoso. Sobre él, Senjuro la miraba con una sonrisa torcida, sus manos temblando mientras sostenía el cuchillo ensangrentado.

—¡Senjuro! —gritó T/N, intentando retroceder, el pánico apoderándose de su cuerpo al darse cuenta de lo que su cuñado había hecho—. ¿Qué... qué hiciste?

Senjuro soltó una carcajada baja y oscura, acercándose a ella con pasos lentos y seguros. Su voz era suave, pero llena de una malicia que nunca había mostrado.

—Lo que debía hacer, T/N... —murmuró, sus ojos fijos en ella con una intensidad aterradora—. mi hermano ya no te necesitaba, T/N. Él no entendía cuánto te amo... y lo mucho que te adoro con locura.

—¡Estás enfermo! ¡Estás loco! —gritó, intentando alejarse, tropezando con el cuerpo de Kyojuro en el suelo. Sus ojos ardían de terror, pero Senjuro no se detuvo; la acorralaba con cada palabra, acercándose

—No, T/N, estoy enamorado. He esperado por ti, te he mirado desde la distancia, ¿y qué obtuve un cambio? Verte entregarle tu amor a otro. —Alzó el cuchillo, ahora dirigiéndolo hacia ella—. ¿Acaso no ves? Yo lo hice todo por ti.

T/N lanzó un grito desgarrador e intentó correr hacia la puerta, pero antes de que pudiera reaccionar, Senjuro la sujetó del brazo, apretándola con una fuerza que no había imaginado que él tuviera. La arrastró hacia él, mirándola a los ojos con una mezcla de odio.

-¡T/N! ¡No me rechaces!... No puedes abandonarme ahora, no después de lo que he hecho por ti.

Ella intentó liberarse, luchando contra él, pero Senjuro la sujetó con fuerza, y con una sonrisa macabra.

—Ahora, mi querida... seremos felices para siempre, ¡INCLUSO DESPUÉS DE LA MUERTE!.. te perseguiré hasta las llamas del infierno si es necesario.

Los gritos de T/N se ahogaron en la oscuridad de aquella noche, mientras en la distancia, el eco de sus palabras se perdía en el aire. Nadie sospecharía de Senjuro; El plan había sido perfecto, cada detalle medido. Para el amanecer, Tomioka sería acusado, y Senjuro quedaría libre para vivir su retorcida fantasía junto a ella, una pesadilla de la que T/N jamás podría escapar.