𝙆𝙞𝙢𝙚𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙔𝙖𝙞𝙗𝙖 [ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ]

YANDERE

Algunos personajes sienten una fucking necesidad que estés en sus vidas, no importa el costo.

Obsesion.

Amor loco.

Invasión a la privacidad.

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 Tanjiro Kamado

Tanjiro siempre había sido amable, protector, y lleno de cariño hacia T/N. Al principio, sus atenciones parecían dulces, pero poco a poco se convirtieron en algo más oscuro. Desde que la conoció, algo en su corazón había cambiado. Era como si cada fibra de su ser estuviera destinada a cuidarla, a asegurarse de que estuviera siempre a salvo... y a su lado.

Comenzó de manera sutil: siempre quería saber dónde estaba, con quién estaba hablando, y asegurarse de que nadie más pudiera acercarse a ella como él lo hacía. Pero luego, cuando la vio hablando y riendo con otro chico, algo en su mente hizo clic. No podía permitir que alguien más le arrebatara lo que era suyo.

Un día, T/N despertó y encontró a Tanjiro en su puerta, con una sonrisa dulce, pero sus ojos revelaban algo más oscuro. "Te traje flores, T/N. No podía dejar de pensar en ti". Era como si él la vigilara todo el tiempo, y aunque ella intentaba sonreír y aceptar sus atenciones, comenzaba a sentir miedo.

Tanjiro la tomó de las manos, sus dedos apretándolas con más fuerza de lo necesario. "Nadie puede amarte como yo lo hago. Nadie te protegerá como yo. Eres mía, T/N. No puedo dejar que te vayas con nadie más". Su voz era dulce, pero tenía un toque amenazante que le erizó la piel. No permitiría que nadie más la tocara. Jamás.

Kyojuro Rengoku

Rengoku siempre había sido cálido, apasionado en todo lo que hacía. Pero cuando se trataba de T/N, su pasión se convirtió en una obsesión incontrolable. Todo lo que ella hacía, cada palabra, cada movimiento, lo tenía completamente cautivado. Ella era su llama, su luz, su razón de existir.

Siempre la seguía a todos lados, aunque ella no se diera cuenta. A veces, Rengoku aparecía en su casa sin previo aviso, sólo para asegurarse de que estuviera bien. "Quiero estar siempre cerca de ti, T/N", le decía con una sonrisa, pero la intensidad de su mirada la hacía sentir atrapada.

Un día, mientras caminaban por el bosque, él la tomó por el brazo, tirando de ella con fuerza hasta que estuvieron cara a cara. "No quiero que nadie más te mire. No quiero que nadie más te hable", dijo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Su amor era un fuego que consumía todo a su paso, y él estaba dispuesto a quemar el mundo si eso significaba que ella sería suya para siempre.

 Sabito

Sabito siempre había sido enigmático, reservado, pero su amor por T/N lo consumía completamente. No podía soportar la idea de que ella pudiera estar con alguien más. Cada vez que la veía sonreír o hablar con alguien más, su pecho se llenaba de rabia y celos. Nadie más podía tener ese derecho.

Un día, Sabito la llevó a un lugar apartado en las montañas, un lugar donde solo él sabía llegar. "Este es nuestro refugio, T/N. Aquí nadie podrá encontrarnos. Aquí estaremos solos, y nadie podrá interponerse entre nosotros", dijo, sus ojos brillando con una intensidad enfermiza.

Ella intentó protestar, pero él la miró con una calma inquietante. "No quiero que nadie te dañe. No quiero que nadie más te toque. No entiendes, T/N... tú eres mía, y siempre lo serás. No puedo dejar que te vayas. Nunca". Sabito estaba dispuesto a mantenerla prisionera en ese refugio si eso significaba que sería suya para siempre.