Capítulo 14- Anneliese

19 3 8
                                    

Al llegar a la sede de la Agencia Fittes, la magnificencia del edificio me impresionó una vez más. Su fachada de piedra blanca y sus ventanales altos reflejaban el sol, creando una atmósfera de seriedad y elegancia. Subí los escalones con cierta aprensión, el nudo en mi estómago se hacía cada vez más apretado a medida que me acercaba a la puerta principal.

Empujé la puerta con una mezcla de determinación y nerviosismo. El vestíbulo estaba impecablemente ordenado. Me dirigí hacia la recepción, donde una joven recepcionista, absorta en sus documentos, apenas levantó la vista al escuchar mis pasos.

—Buenos días —dije con voz firme, intentando mantener la calma—. Estoy aquí para ver a Quill Kipps.

—¿Había concertado una cita?

—No, pero...

—Anneliese ¿Eres tú?—dijo Penélope Fitts con una sonrisa que, aunque educada, revelaba sorpresa—. ¿Qué haces aquí?

—Buenos días, Señora Fitts.

—Penélope por favor, ya te lo dije tutéame.

—Perdón, he escuchado las noticias y quería ver cómo estaba Quill. Me preocupé al enterarme de lo sucedido.

Penélope asintió, su rostro mostrando una mezcla de gratitud y preocupación.

—Te agradezco mucho tu preocupación. Ha sido un período muy difícil para todos nosotros con los problemas en Chelsea. Sin embargo, puedo decirte que Kipps está bastante ocupado con los numerosos asuntos que han surgido. Tu visita será bienvenida, y estoy segura de que le hará bien ver a una amiga.

A pesar de la oferta, me sentía incómoda al pensar en interrumpir a Quill si estaba ocupado.

—No quisiera molestarlo. Si está demasiado ocupado, podría volver en otro momento...

Penélope levantó la mano en un gesto cortés de interrupción.

—No te preocupes por eso. Realmente, tu presencia será un alivio para él. Además, yo misma te acompañaré a donde se encuentra. Será un buen respiro para ambos.

Sentí un alivio al escuchar sus palabras y le agradecí sinceramente.

—Te lo agradezco mucho.

Mientras caminábamos hacia la oficina de Quill, Penélope se volvió hacia mí, su curiosidad profesional evidente.

—No he oído mucho de ti y tu equipo últimamente. Con todos los casos recientes, supuse que estaríais en el centro de la actividad.

Me encogí de hombros, sintiendo una ligera incomodidad al abordar el tema.

—En realidad, el DEPRAC no nos ha llamado últimamente. Seguimos manejando casos externos, aunque no hemos tenido tiempo de aburrirnos.

Penélope frunció el ceño, su expresión mostrando desdén.

—Eso es inaudito. Con el don que tienes, deberías ser la primera en ser llamada para casos importantes. Si estuvieras en mi agencia, no permitiría que se desaprovechara ese talento.

Me sentí halagada pero también incómoda por la insinuación.

—Gracias. Hacemos lo que podemos con los casos que llegan a nosotros.

Penelope hizo un gesto de desdén con la mano, su mirada volviendo a ser más severa.

—El mundo del ocultismo está lleno de desafíos y oportunidades. A veces, solo se necesita estar en el lugar correcto en el momento adecuado.

Cuando nos detuvimos frente a la puerta de la oficina de Quill, Penelope hizo una pausa antes de abrirla, su mirada fija en mí, con un destello de cálculo detrás de su sonrisa. Pude ver que su mente estaba trabajando, evaluándome, y supe lo que venía antes de que siquiera hablara.

Secretos del UmbralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora