Capítulo 31- Anneliese

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Llegué a casa con el corazón martillándome el pecho, apenas capaz de contener las lágrimas que ya empezaban a arder en mis ojos. Cerré la puerta tras de mí con demasiada fuerza, y el sonido resonó en el pequeño pasillo. No me importaba. No podía respirar bien, mi mente estaba en caos, las palabras de Tony seguían repitiéndose una y otra vez. "Voy a luchar por nosotros..."

Vaya, vaya —la voz socarrona de Skully retumbó desde su frasco—. Aquí viene la tormenta. Chicas, agáraos a algo porque está a punto de estallar.

Lucy estaba sentada en la mesa de la cocina, revisando el equipo, pero al escuchar el tono de Skully, levantó la mirada con preocupación. Me vio parada allí, completamente rígida, mis puños cerrados a los costados.

—Ann... ¿qué ha pasado? —preguntó Lucy con suavidad.

No pude contenerlo más. Me derrumbé. Las lágrimas, que hasta ese momento había mantenido bajo control, empezaron a brotar de mis ojos mientras dejaba escapar un sollozo ahogado. Me llevé las manos a la cara, incapaz de soportar el dolor que sentía en ese momento.

—Casi se lo digo... —logré decir entre sollozos.

Lucy se levantó de inmediato y se acercó a mí. No intentó tocarme, pero se quedó lo suficientemente cerca para que supiera que estaba allí, esperando que pudiera reunir las palabras.

—¿El qué? —preguntó, su voz calmada, pero atenta—. ¿Qué ha pasado con Lockwood?

Intenté respirar, pero cada vez que lo intentaba, el nudo en mi garganta se hacía más grande.

—Casi le dije la verdad... —repetí, sacudiendo la cabeza—. Casi le confesé por qué me fui... y lo que me dijo... Lucy, él me dijo que va a luchar por mí, que no se va a rendir. Que para él... seguimos siendo pareja.

Lucy me miró fijamente, su rostro una mezcla de sorpresa y preocupación. No dijo nada, solo me dio espacio para seguir.

—¡No puede decir eso! —exclamé, sintiendo cómo la rabia y la tristeza me consumían—. No puede luchar por algo que no puede entender. Yo me fui para protegerle, pero... no sabe lo que sé. No sabe que si seguimos juntos... si me quedo a su lado, lo pondré en peligro. ¡El morirá por mi culpa!

Mi voz se quebró al decir la última frase, y las lágrimas volvieron a brotar con más fuerza. Lucy me miraba con una mezcla de tristeza y comprensión. Sabía lo que esto significaba para mí, lo difícil que había sido tomar esa decisión, y lo mucho que me había costado mantenerme alejada de Tony. Pero también sabía que yo no podía explicárselo. No podía decirle la verdad sobre lo que había visto, lo que aquel espectro me había advertido.

—Ann... —empezó Lucy, con un tono casi suplicante—. ¿De verdad quieres seguir alejada de él? ¿De verdad crees que es lo correcto?

Me limpié las lágrimas con la manga, intentando encontrar las palabras adecuadas.

—Tengo que hacerlo —dije finalmente, aunque mi voz sonaba débil y derrotada—. Tengo que protegerle. No puedo arriesgarme a que algo le pase. Ya pensé que lo había perdido una vez, Lucy... No puedo perderle de verdad.

Lucy frunció el ceño, y Skully, que hasta ese momento había permanecido en silencio, soltó un comentario cínico desde su frasco.

—¿Y qué hay de ti? ¿Quién te protege a ti? Porque, déjame decirte, que no pareces estar haciéndolo muy bien sin él.

Ignoré a Skully, concentrándome en Lucy, que se veía indecisa.

—Holly me dijo algo... —empezó, dudando—. Desde que nos fuimos, Lockwood no es el mismo. Está... perdido. Se lanza a los casos sin pensar, no se cuida. Se pone en peligro, más de lo que debería.

Secretos del UmbralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora