La luna brillaba sobre la antigua mansión, su luz plateada iluminaba las grietas y las sombras que habían reclamado el lugar durante años. Axel, Nikole, Marcela y Kul permanecían frente a la imponente estructura, mientras Jacob, el enigmático guardián de la mansión, observaba a Axel con una intensidad que lo hacía sentir incómodo.
—Amo Salvatore —comenzó Jacob, rompiendo el silencio que los envolvía—, hay algo que debo explicarle. Esta mansión ha esperado su regreso durante mucho tiempo. Está profundamente conectada con su linaje, pero su poder ha disminuido con el paso de los años. Ahora que usted ha regresado, hay una forma de restaurarla, de devolverle su antigua grandeza.
Axel lo miró con incredulidad. Aún estaba tratando de asimilar todo lo que había sucedido hasta ese momento: el ataque de los elfos, la presencia de Kul, y ahora, este extraño hombre que decía conocer los secretos de su familia.
—¿Cómo podría hacer eso? —preguntó Axel, su voz llena de escepticismo.
Jacob dio un paso hacia adelante, extendiendo una mano hacia la entrada de la mansión.
—Solo se necesita una cosa, amo Salvatore —dijo con calma—. Una gota de su sangre.
Axel frunció el ceño, confundido.
—¿Mi sangre? —repitió, casi incrédulo.
Jacob asintió lentamente.
—Sí. Esta mansión está conectada a su linaje de manera que ni siquiera puedo describir completamente. La sangre de los Salvatore es la clave para restaurar lo que se ha perdido. Todo lo que necesita hacer es dejar caer una sola gota de su sangre dentro del umbral, y el lugar comenzará a revivir.
Axel no podía evitar sentir una mezcla de desconfianza y curiosidad. Las palabras de Jacob eran extrañas, pero había algo en ellas que resonaba con la sensación que había tenido desde su llegada a Ravenmoor. Sabía que esta mansión estaba vinculada a su pasado, a su verdadera identidad, y aunque no comprendía del todo lo que estaba sucediendo, sentía que tenía que hacerlo.
—Kul —dijo Jacob entonces, mirando al lobo gigante que observaba con sus ojos dorados—. Sería mejor que volviera a un tamaño más... manejable. No querríamos asustar más a estas damas.
Kul, como si entendiera perfectamente, comenzó a cambiar de tamaño lentamente. Su forma imponente se redujo hasta alcanzar una apariencia más normal, aunque seguía siendo un lobo majestuoso y claramente diferente de cualquier otro. Marcela soltó un suspiro de alivio, aunque sus ojos aún reflejaban el temor y la sorpresa de lo que acababa de presenciar.
Nikole, por su parte, se mantenía en silencio, su mente intentando procesar todo lo que estaba sucediendo. Aun así, no podía evitar sentirse intrigada por la mansión y la conexión que parecía tener con Axel.
Axel, decidido a seguir adelante, sacó un pequeño cuchillo de su bolsillo. Sin dudar demasiado, cortó ligeramente uno de sus dedos y dejó caer una pequeña gota de sangre sobre el suelo de la entrada de la mansión. La gota roja cayó en silencio, pero al instante, el corte en su dedo comenzó a sanar rápidamente, como si nunca hubiera estado allí.
De repente, algo increíble comenzó a suceder. Las antiguas piedras de la mansión, que antes estaban desgastadas y cubiertas de musgo, comenzaron a brillar con una luz tenue. Las grietas se cerraron, las ventanas rotas se repararon, y las puertas, que habían estado medio caídas, se enderezaron y volvieron a su posición original. Era como si la mansión estuviera despertando de un largo sueño, recuperando la gloria que había perdido con el tiempo.
Nikole y Marcela observaron con asombro mientras la mansión se transformaba frente a sus ojos. Lo que antes parecía un edificio abandonado y sin vida, ahora era una estructura majestuosa, imponente y hermosa. Las paredes estaban decoradas con grabados intrincados, y los candelabros de cristal reflejaban la luz de la luna, llenando el interior de una atmósfera casi mágica.
Cuando entraron al gran salón, lo primero que llamó su atención fue un gran cuadro colgado sobre la chimenea. Los pinceles habían capturado a una pareja con una belleza y una presencia abrumadoras. El hombre tenía el cabello oscuro, ojos verdes penetrantes y un porte regio, vestido con ropajes dorados y azules. A su lado, la mujer, con una corona y ojos igualmente intensos, lucía un vestido rojo oscuro decorado con intrincados detalles dorados. Ambos llevaban joyas que irradiaban poder y autoridad.
Jacob se detuvo frente al retrato y con nostalgia dijo: —Ellos... —Jacob se adelantó, mirando el cuadro con reverencia. —Son tus padres, los verdaderos señores de esta mansión. El Rey Vladislaus Salvatore y la Reina Selene Salvatore. —Su voz se tornó solemne mientras pronunciaba los nombres. —Fueron los protectores de Ravenmoor, pero también los más temidos por su poder.
Axel sintió que el suelo se desmoronaba bajo él. Miró el cuadro fijamente, reconociendo los rasgos en sus propios ojos, en su propio rostro. Su mente se llenó de preguntas, pero por ahora, solo podía mirar el retrato de sus padres con una mezcla de asombro y confusión.
—Ellos eran... —comenzó Axel, pero su voz se apagó antes de que pudiera terminar la frase.
—Eran los reyes de este lugar, y de mucho más de lo que puedes imaginar —continuó Jacob—. Tu linaje es más antiguo de lo que se dice en las leyendas, y ellos fueron los últimos en habitar esta mansión antes de que todo cambiara.
Axel permaneció en silencio, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, las piezas comenzaban a encajar. Pero con cada respuesta que obtenía, nuevas preguntas surgían. ¿Qué había pasado con sus padres? ¿Por qué había sido separado de ellos? ¿Y qué era lo que realmente significaba ser un Salvatore?
Nikole y Marcela lo observaban en silencio, comprendiendo la importancia del momento. Sabían que Axel estaba comenzando a descubrir un mundo que había estado oculto para él durante toda su vida.
Jacob, por su parte, hizo una ligera reverencia antes de dirigirse nuevamente a Axel.
—Este es solo el comienzo, amo Salvatore. La mansión ha sido restaurada, pero todavía hay muchos secretos esperando ser desvelados. Y usted... usted tiene un papel crucial que desempeñar en todo lo que está por venir.
Axel asintió lentamente, todavía mirando el retrato de sus padres. Sabía que lo que estaba por venir no sería fácil, pero estaba decidido a descubrir la verdad sobre su linaje y el legado que le había sido entregado.
Mientras la luna seguía brillando sobre Ravenmoor, la mansión, ahora restaurada a su antigua gloria, esperaba silenciosa. Sabía que el destino de Axel estaba entrelazado con sus paredes, y que, tarde o temprano, todos los secretos de los Salvatore serían revelados.
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Sangre de Demonio: El Legado de los Salvatore
RandomNovela de Sangre Y Fuego En el oscuro y misterioso pueblo de Ravenmoor, un joven llamado Axel Salvatore descubre un legado que cambiará su vida para siempre. Tras la muerte de sus padres adoptivos, Axel recibe una carta que lo conduce a este pueblo...