Capítulo 19: Secretos y Despedidas

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El ambiente dentro de la mansión había recuperado cierta calma después del caos que se había desatado en el jardín trasero. Mientras los invitados continuaban disfrutando de la música, Axel se encontraba en una esquina, intentando procesar todo lo que había sucedido. No podía dejar de pensar en la violencia de John y en lo cerca que había estado de perder el control. Aunque logró contenerse, sentía la presión de su poder burbujeando bajo la superficie.

De repente, Emiliano y Devon se acercaron a él, sus rostros mostrando una mezcla de asombro y curiosidad.

—¡Axel! —dijo Emiliano, claramente impresionado—. Lo que hiciste ahí fuera fue increíble. Nunca he visto a alguien reaccionar tan rápido. Y esa fuerza... fue como si John no pesara nada. Lo levantaste con una mano.

Devon asintió, cruzándose de brazos mientras miraba a Axel con una sonrisa admirativa.

—Tienes unos reflejos asombrosos, Axel. ¿Entrenas algún tipo de combate o algo así? Porque eso fue... wow.

Axel abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera decir algo, Jacob intervino, sonriendo con calma mientras ponía una mano en el hombro de Axel.

—Es natural que estén sorprendidos —dijo Jacob con una sonrisa tranquila, tomando el control de la situación—. El joven Axel ha estado entrenando en diferentes disciplinas de combate desde muy joven. Artes marciales, lucha, incluso fútbol americano. Su fuerza y reflejos son resultado de años de preparación y esfuerzo.

Emiliano y Devon se miraron, impresionados, antes de asentir con satisfacción, creyendo cada palabra de Jacob.

—Eso lo explica todo, entonces —dijo Devon con una sonrisa—. No es común encontrarse con alguien que tenga tanta habilidad.

Emiliano agregó, mirando a Axel con admiración: —Debe ser genial haber entrenado tanto. No me imagino lo que se necesita para ser tan fuerte.

Axel, agradecido por la rápida intervención de Jacob, solo asintió, permitiendo que la mentira fluya sin contradecirlo. No quería revelar la verdad, ni poner en riesgo a sus amigos exponiendo su verdadera naturaleza. Pero aunque se sintió aliviado por un momento, sabía que necesitaba encontrar a Nikole y Marcela para asegurarse de que estuvieran bien después de lo ocurrido.

—Disculpen, necesito hablar con Nikole y Marcela —dijo Axel, separándose de sus amigos y caminando en dirección a donde había visto a las chicas por última vez.

Mientras caminaba por el salón, encontró a Nikole y Marcela cerca de una de las grandes ventanas que daban al jardín, ambas conversando en voz baja. Nikole lo vio acercarse y sonrió suavemente, aunque aún se notaba el cansancio y la tensión en su rostro.

—Axel —dijo Nikole, caminando hacia él—, quería darte las gracias de nuevo por lo que hiciste allá afuera. No sé qué habría pasado si no hubieras intervenido. John... estaba fuera de control.

Axel le devolvió la sonrisa, aunque en su interior aún sentía la rabia que había contenido.

—No tienes que agradecerme. Sabes que no iba a dejar que te lastimara —respondió, su voz llena de sinceridad.

Nikole asintió, pero sus ojos reflejaban el cansancio de la noche.

—Estoy cansada... —admitió, suspirando—. Creo que es mejor si me voy a casa ya.

Marcela, que se había mantenido en silencio, asintió en acuerdo.

—Sí, es lo mejor. Ha sido una noche intensa.

Axel, preocupado por la seguridad de ambas, decidió asegurarse de que llegaran bien a sus casas.

—Jacob las llevará a su casa —dijo con firmeza—. No quiero que John vuelva a molestarlas. Y, créeme, él no puede lastimarme, así que estaré bien.

Nikole lo miró con gratitud, y sin decir más, se acercó y le dio un beso en la mejilla, su forma de despedirse y agradecerle por todo. Axel sintió el calor de su toque y su cercanía, pero no dijo nada. Solo sonrió levemente mientras ella se apartaba.

—Gracias de nuevo, Axel —murmuró Nikole, sus ojos reflejando un sincero aprecio.

Antes de que pudiera responder, Jacob apareció junto a ellos, ya habiendo preparado la limosina.

—Señoritas, las llevaré a casa —dijo Jacob con su habitual calma—. No se preocupen por nada, me aseguraré de que lleguen bien.

Axel observó cómo Jacob escoltaba a Nikole y Marcela hacia la puerta. Pero antes de que se fueran, Nikole giró una vez más hacia Axel, con una última sonrisa de agradecimiento.

—Nos vemos pronto, Axel.

Axel asintió, viendo cómo subían a la limosina, sabiendo que estarían a salvo con Jacob cuidándolas. Mientras el coche se alejaba, Axel permaneció en silencio, observando cómo las luces traseras de la limosina desaparecían en la distancia.

Con un suspiro, Axel se dio cuenta de que su vida había cambiado completamente. No solo estaba descubriendo la verdad sobre su linaje y poder, sino que también estaba formando conexiones que lo hacían más humano, a pesar de lo que era. Nikole, Marcela, Emiliano, y Devon estaban empezando a ocupar un lugar importante en su vida. Y sabía que el futuro traería aún más desafíos.

Pero por ahora, solo podía esperar, con la esperanza de que sus secretos se mantuvieran ocultos, al menos por un tiempo más.

Sangre de Demonio: El Legado de los SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora