Capítulo 26: Revelaciones y Decisiones

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El aire en la mansión Salvatore estaba cargado de tensión y misterio mientras la luz del atardecer se filtraba por los ventanales. Axel, con la cabeza aún dándole vueltas por todo lo que había descubierto sobre su familia, se dirigía hacia su habitación. Sentía el peso de la profecía y la creciente amenaza de Bursus en su mente, pero también necesitaba un momento para despejar sus pensamientos.

Cuando llegó al pasillo, vio a Nikole, quien lo esperaba apoyada contra la pared, su mirada suave pero preocupada.

—Axel —lo llamó con un tono dulce, dando un paso hacia él—. Estás callado desde esta mañana. ¿Cómo te sientes con todo lo que está pasando?

Axel se detuvo frente a ella, su expresión era una mezcla de incertidumbre y frustración.

—Es... demasiado —admitió, pasando una mano por su cabello negro quebrado—. Todo lo que he aprendido en tan poco tiempo. No sé qué hacer con toda esta información. La profecía, Bursus, la familia... Es como si hubiera vivido toda mi vida en la oscuridad y ahora, de repente, tengo que cargar con este legado inmenso.

Nikole asintió, entendiendo la gravedad de lo que Axel enfrentaba. Dio un paso más y, sin pensarlo dos veces, tomó suavemente la mano de Axel.

—No tienes que cargar con esto solo —le dijo, con una calidez en su voz—. Estamos aquí contigo, yo, Marcela, Jacob... Tienes apoyo, no importa cuán grande o aterrador sea lo que enfrentas. No dejes que el miedo te aísle.

Axel la miró fijamente, agradecido por su compañía. Por un instante, se permitió relajarse. El toque de Nikole y su cercanía lo tranquilizaban más de lo que él mismo podía admitir. Pero en el fondo, la responsabilidad que llevaba sobre los hombros no desaparecía.

—Lo sé —dijo Axel con un suspiro—. Pero hay algo en mi interior, una parte de mí que todavía está intentando aceptar quién soy realmente. Esta naturaleza... este poder... ¿Y si no puedo controlarlo? ¿Y si me convierto en algo que no quiero ser?

Nikole apretó su mano con fuerza, mirándolo directamente a los ojos.

—Tú decides quién quieres ser, Axel. No importa lo que hayas heredado o los poderes que tengas. Eres tú quien controla tu destino. Y si alguna vez pierdes el control, estaré aquí para ayudarte a recuperarlo.

Las palabras de Nikole resonaron en Axel, y por un momento, se permitió creer que podía enfrentarse a todo lo que estaba por venir. Su mirada pasó de los ojos de Nikole al horizonte, pensando en la amenaza inminente de Bursus y en la profecía que pesaba sobre su familia.

—Gracias, Nikole —dijo con sinceridad—. No sé qué haría sin ti.

Nikole sonrió, soltando suavemente su mano.

—Bueno, por ahora podrías empezar por descansar un poco. Sé que necesitas tiempo para procesar todo.

Axel asintió y, justo cuando se iba a retirar, un sonido de pasos resonó en el pasillo. Jacob apareció desde la biblioteca, su expresión seria pero calmada, con un papel en la mano.

—Axel, Nikole, hay algo que debemos discutir —dijo Jacob con un tono grave—. Acabo de recibir noticias sobre un movimiento importante en el bosque oscuro. Parece que algunas criaturas han comenzado a reagruparse. Y como temíamos, los vampiros no son los únicos que han estado causando problemas. Tenemos que tomar decisiones rápidas sobre lo que haremos.

Nikole y Axel se miraron antes de seguir a Jacob hacia la sala principal, donde todos esperaban más noticias.

Mientras tanto, en el bosque, una sombra se movía sigilosamente entre los árboles. Los ecos de la profecía parecían resonar en cada rincón de Ravenmoor.

Sangre de Demonio: El Legado de los SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora