Capítulo 33: El Bosque de las Ninfas

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El aire fresco de la noche envolvía a Axel mientras se adentraba más y más en el bosque. La luna brillaba con fuerza, iluminando el sendero que seguía tras la figura etérea de Sylphy. Sus alas brillaban bajo la luz plateada, y su cabello ondulaba suavemente con el viento. Axel no pudo evitar sentirse cautivado por la elegancia de la reina ninfa, pero había algo más en ella, una urgencia oculta detrás de su calma exterior.

Finalmente, Sylphy se detuvo cerca de un claro en el bosque. Los árboles alrededor eran altos y frondosos, y el lugar emanaba una energía serena, casi mágica. Axel, todavía intrigado, no pudo contener sus preguntas más tiempo.

—¿Qué necesitas de mí? —preguntó Axel, con su tono serio—. ¿Por qué has venido a buscarme?

Sylphy lo miró con ojos brillantes y melancólicos, su expresión era grave.

—Axel Salvatore, el linaje de tu familia siempre ha estado entrelazado con el bosque de las ninfas, aunque no lo sepas. Nosotros hemos sido los guardianes de la vida y la naturaleza, pero ahora... estamos en peligro.

Axel frunció el ceño, sintiendo que lo que estaba por escuchar era más grande de lo que esperaba.

—Demonios —continuó Sylphy, su voz suave pero cargada de preocupación—. Están atacando mi reino, destruyendo todo a su paso, buscando lo que nos mantiene a salvo, buscando la fuente de nuestra inmortalidad.

Axel la miró con asombro. Inmortalidad. Esa palabra resonaba en su mente mientras trataba de comprender lo que Sylphy le estaba revelando.

—¿Inmortalidad? —repitió Axel, todavía incrédulo—. ¿Cómo es posible? ¿Y qué tiene que ver esto conmigo?

Sylphy suspiró, su mirada se desvió hacia el horizonte, hacia el corazón del bosque.

—Hace miles de años, cuando los primeros hombres caminaban sobre la Tierra, el bosque de las ninfas fue creado por una diosa —empezó Sylphy, su voz se volvía más suave, como si contara una leyenda antigua—. La diosa Lyria, protectora de la naturaleza, fue la que nos dio vida. Pero el mundo estaba plagado de oscuridad, y el poder de las ninfas no era suficiente para mantener la oscuridad a raya.

Axel escuchaba con atención, casi hipnotizado por las palabras de la reina. Sentía que estaba a punto de descubrir algo antiguo y poderoso.

—Lyria —continuó Sylphy—, para protegernos a todos, hizo el sacrificio más grande. Se transformó en la fuente de la vida del bosque, un manantial oculto en lo más profundo de Ravenmoor. Esa fuente le otorga a nuestro bosque una belleza eterna y a nosotras, las ninfas, la inmortalidad. Mientras el bosque se mantenga puro, la oscuridad no podrá prevalecer. Pero ahora... los demonios la buscan.

—¿Demonios? —preguntó Axel, intentando procesar la magnitud de lo que le estaban diciendo—. ¿Por qué ahora? ¿Qué tiene que ver esto con los Salvatore?

Sylphy lo miró directamente a los ojos, con una intensidad que hizo que Axel sintiera un escalofrío en la columna vertebral.

—Los demonios saben que tu familia ha regresado —dijo, su voz baja pero firme—. Los Salvatore siempre han sido una amenaza para ellos. Tu linaje, tu poder, es algo que temen. Pero ahora que estás aquí, ellos ven una oportunidad de destruirnos antes de que puedas desatar todo tu potencial. Si logran acceder a la fuente de la inmortalidad, no solo destruirán nuestro bosque, sino que se volverán imparables.

Axel permaneció en silencio, asimilando lo que Sylphy le acababa de contar. La responsabilidad sobre sus hombros parecía crecer cada vez más, y la conexión entre su familia y este mundo sobrenatural lo empujaba a comprender que estaba destinado a enfrentarse a algo más grande de lo que jamás había imaginado.

—Entonces, ¿qué quieres que haga? —preguntó finalmente, su mirada firme, pero en el fondo sintiendo el peso de la situación.

Sylphy lo miró con esperanza, como si su último rayo de esperanza estuviera depositado en Axel.

—Necesito tu ayuda para detener a esos demonios —dijo ella—. Eres uno de los pocos que tiene el poder para enfrentarlos. Pero debo advertirte, Axel, esta no será una batalla fácil. Estos demonios son despiadados, y no se detendrán hasta que hayan tomado lo que desean.

Axel respiró profundamente. Sabía que no podía ignorar lo que Sylphy le estaba pidiendo. Los demonios ya lo habían atacado antes, y la idea de que pudieran volverse aún más poderosos si lograban acceder a la fuente lo horrorizaba.

—Entonces, iré con ustedes —respondió con determinación—. No dejaré que destruyan el bosque ni que tomen la fuente.

Sylphy asintió, y por primera vez desde que lo había encontrado, una leve sonrisa apareció en sus labios.

—Gracias, Axel. Sabía que podía contar contigo.

El viento sopló suavemente, moviendo las hojas alrededor de ellos, como si el bosque mismo reconociera la decisión de Axel. Las estrellas brillaban en lo alto, pero la oscuridad del futuro seguía siendo incierta.

La batalla por la supervivencia de las ninfas y la protección del bosque de Ravenmoor estaba por comenzar, y Axel Salvatore sería quien enfrentaría ese desafío.

Axel observó a Sylphy un momento más antes de prepararse mentalmente. La batalla no sería fácil, pero sabía que su destino estaba entrelazado con este bosque, y haría lo necesario para protegerlo.

Mientras la luna brillaba intensamente sobre ellos, el joven Salvatore se adentraba aún más en el misterio que envolvía a su familia y a las fuerzas oscuras que los acechaban.

Sangre de Demonio: El Legado de los SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora