Capítulo 17: El Brindis y el Vals

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La música suave de jazz llenaba el salón, envolviendo a los invitados en un ambiente de elegancia y calma. Axel observaba cómo las luces cálidas parpadeaban sobre las copas de vino, reflejando los murmullos tranquilos de la gente. La alcaldesa, Amanda Duvall, se movía entre los invitados con gracia, deteniéndose frente a la mesa principal donde Axel y sus acompañantes se encontraban. Con una leve inclinación de cabeza, la alcaldesa levantó su copa y, como si fuera una señal, la música comenzó a disminuir gradualmente, dejando un silencio casi completo en el salón.

Amanda, siempre impecable y con una presencia que imponía respeto, alzó su copa y habló con una voz firme pero suave que resonó en todo el salón:

—Por favor, todos tomen sus copas y hagamos un brindis por el regreso de un miembro de una de las familias más importantes del pueblo —dijo, con una sonrisa controlada mientras sus ojos se posaban en Axel—. Y por la tranquilidad que últimamente el pueblo ha tenido después de los desafortunados ataques de animales. Espero que todos tengan una dulce velada y sigan pasándola bien. ¡Salud!

Todos en el salón levantaron sus copas al unísono, murmurando un solemne "salud" mientras el eco de sus palabras resonaba en la elegante estancia. Axel levantó su copa con un gesto educado, aunque la referencia a los ataques de animales lo dejó con una sensación de intranquilidad. Sabía que no eran simples ataques, pero ahora no era el momento para resolver esas dudas.

La alcaldesa bajó su copa, sonriendo con satisfacción antes de retirarse al fondo del salón. Entonces, la banda presente, como si todo hubiera sido perfectamente planeado, comenzó a tocar una melodía de vals. Los invitados comenzaron a moverse hacia la pista de baile, tomando sus lugares para bailar en pareja.

Axel miró a Nikole, quien se encontraba a su lado, ajustando ligeramente los pliegues de su hermoso vestido azul marino, que resaltaba sus ojos con una intensidad cautivadora. La música llenaba el aire, envolviéndolos en una atmósfera casi mágica.

—¿Me permites este baile? —preguntó Axel, ofreciendo su mano con una sonrisa suave.

Nikole lo miró, algo sorprendida por el gesto, pero luego le devolvió la sonrisa, colocando su mano en la de él.

—Por supuesto, Axel —respondió, con una mezcla de timidez y alegría.

Axel la guió hacia el centro de la pista, donde las parejas comenzaban a deslizarse al ritmo de la música. A medida que la melodía del vals se intensificaba, Axel y Nikole comenzaron a moverse en sincronía, sus pasos suaves y gráciles, destacándose en el centro del salón. A pesar de la multitud, parecía que solo ellos dos estaban en la pista, atrapados en el momento.

Mientras tanto, en un rincón del salón, Marcela observaba la escena con una sonrisa pensativa, mientras Emiliano, María y Devon se unían a ella para conversar. Emiliano fue el primero en comentar.

—Nikole y Axel se ven muy bien juntos, ¿no? —dijo, cruzándose de brazos mientras observaba a la pareja.

—Sí, se ven lindos juntos —agregó María, asintiendo con una sonrisa—. Aunque no llevan mucho conociéndose, tienen buena química.

Marcela suspiró suavemente, sin apartar la vista de su hermana y Axel. Aunque disfrutaba de ver a Nikole feliz, no pudo evitar expresar una preocupación que había estado rondando su mente.

—Sí, se ven bien —dijo Marcela, en un tono más cauteloso—, pero todo estará tranquilo mientras John no aparezca por aquí.

Devon arqueó una ceja, intrigado.

—¿John? ¿Su ex? —preguntó—. Escuché que lo dejaron porque era demasiado posesivo.

Marcela asintió, sus ojos reflejando una mezcla de desdén y preocupación.

Sangre de Demonio: El Legado de los SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora