Capítulo 38: Preparativos y Secretos

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El mes transcurrió en una aparente calma. Todo parecía haber vuelto a la normalidad para Axel. Su vida como estudiante, al lado de Nikole y sus amigos, lo hacía sentir casi humano otra vez. El tiempo con ellos le daba una paz que no había experimentado en mucho tiempo, y, por primera vez desde su llegada a Ravenmoor, sentía que tenía una vida normal. Las risas, las bromas y los momentos con Nikole lo hacían sentir que su vida estaba completa, a pesar de las sombras que sabía que aún lo acechaban.

Sin embargo, bajo esa apariencia de normalidad, Axel continuaba entrenando en secreto con Nathaniel. Sabía que la tranquilidad no duraría, y que los demonios, en cualquier momento, vendrían en busca de la fuente de la inmortalidad del bosque de Sylphy. El entrenamiento lo ayudaba a dominar sus tres naturalezas: la de vampiro, lobo y demonio, pero aún quedaba mucho por aprender.

Lo que Axel no podía confesarle a Nikole, ni siquiera a sus amigos, era que en sus noches más oscuras, el hambre por la sangre humana lo dominaba. Jacob y Anna lo ayudaban a mantener sus instintos bajo control, proporcionándole bolsas de sangre humana para evitar que perdiera el control. No solo eso, Axel pasaba largas noches transformándose en lobo, rompiendo su cuerpo una y otra vez mientras Kul lo cuidaba, soportando el dolor para poder adaptarse a esa forma y estar listo cuando el momento llegara. La agonía de la transformación era indescriptible, pero cada vez se sentía más fuerte, más en control.

Una mañana, cuando la luna estaba a punto de llegar a su fase más brillante, Axel, Nathaniel y Anna decidieron dirigirse al bosque de Sylphy. Sabían que pronto los demonios atacarían, y era necesario coordinarse con la reina de las ninfas para estar preparados. Mientras caminaban por el denso bosque, Axel no podía evitar notar la belleza del lugar, cómo todo parecía brillar con una luz mágica, como si el bosque mismo estuviera vivo. Era una sensación de paz que contrastaba con la batalla interna que sabía que pronto enfrentaría.

Al llegar al claro, Sylphy los esperaba con su imponente presencia. Su cabello plateado brillaba bajo la luz del sol, y sus alas traslúcidas parecían reflejar los colores del bosque que protegía. Pero fue cuando vio a Anna que su rostro se iluminó de alegría.

—¡Anna! —exclamó Sylphy, corriendo hacia ella con los brazos extendidos—. Creí que habías muerto en el ataque a la familia Salvatore.

Anna sonrió, aunque había una tristeza oculta en su mirada.

—Sobreviví, Sylphy, aunque no sin perder mucho en el camino —dijo Anna mientras la abrazaba—. Pero estoy aquí, y no pienso dejar que lo que ocurrió entonces se repita.

Nathaniel, que había permanecido en silencio observando la interacción, dio un paso al frente y con una mirada seria se dirigió a Sylphy.

—Sabemos que los demonios pronto atacarán en busca de la fuente de inmortalidad —dijo Nathaniel—. Pero antes de que eso ocurra, necesito saber todo lo que recuerdas del ataque que destruyó a nuestra familia. Sé que no estuviste presente, pero debes haber oído algo. Necesito respuestas.

Sylphy bajó la mirada por un momento, claramente recordando ese trágico evento.

—Escuché muchos rumores —admitió—. En el caos de esos días, se decía que los atacantes fueron personas cercanas a la familia Salvatore, traidores que se infiltraron en sus filas. Nadie sabía quiénes eran exactamente, pero lo que sí sé es que no todos los que participaron en esa traición eran meros humanos.

Axel observaba en silencio, su corazón acelerado. La idea de que alguien cercano a su familia pudiera haberlos traicionado lo llenaba de ira y confusión. Nathaniel, por su parte, se mantenía firme, aunque sus ojos revelaban un dolor profundo.

—Entonces... ¿fueron esos traidores los que casi destruyeron a nuestra familia? —preguntó Nathaniel, con voz tensa—. ¿Por qué? ¿Qué ganaban con eso?

Sylphy lo miró con compasión.

—No lo sé, Nathaniel —dijo—. Pero sé que tanto Anna como su esposo lucharon con todas sus fuerzas para protegerlos. Ellos hicieron lo imposible para mantener a los herederos legítimos de la familia Salvatore a salvo, pero después de esa noche, todo cambió. Anna y él desaparecieron... y ahora parece que la oscuridad ha vuelto.

Axel frunció el ceño ante las palabras de Sylphy. Sabía que había mucho más detrás de la historia de Anna y su esposo, pero cada vez que intentaba indagar, obtenía respuestas vagas. Sin embargo, una cosa era clara: los demonios estaban organizados y esperaban el momento perfecto para atacar. Y ahora, con el regreso de los Salvatores, sabían que el conflicto estaba destinado a resurgir.

Nathaniel asintió con la cabeza, procesando la información. Sabía que no tenía todas las respuestas, pero ahora lo más importante era prepararse para la batalla que estaba por venir.

—No importa quiénes fueron los traidores —dijo Nathaniel finalmente, con resolución—. Lo importante ahora es que estemos listos. Si los demonios atacan, no vamos a dejar que repitan lo que hicieron.

Sylphy asintió con gravedad.

—Eso es lo que más temo —respondió—. Mi pueblo ha protegido este bosque y la fuente de la inmortalidad durante miles de años. Pero esta vez, siento que el enemigo es mucho más fuerte de lo que jamás habíamos enfrentado. Por eso necesitamos a los Salvatores... necesitamos su fuerza.

Axel, sintiendo el peso de esas palabras, respiró hondo. Sabía que su familia estaba destinada a ser más que simples protectores, y aunque no entendía todo lo que implicaba su destino, estaba dispuesto a asumir su papel. La paz que había disfrutado en las últimas semanas con Nikole y sus amigos pronto se vería interrumpida por el caos que se avecinaba.

El tiempo de los demonios estaba cerca, y los Salvatores tendrían que enfrentar una batalla como ninguna otra.

Axel levantó la mirada hacia el cielo, donde la luz de la luna comenzaba a asomarse entre los árboles. Sabía que la tranquilidad de la que había disfrutado hasta ahora no duraría, pero al menos, por ahora, estaba listo.

Sangre de Demonio: El Legado de los SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora