Axel se acercó lentamente a Charlote, quien miraba con ojos perdidos los antiguos libros de la biblioteca. Se sentó frente a ella, y tras un breve silencio, decidió hacerle la pregunta que llevaba tiempo queriendo formular.
—Charlote, ¿recuerdas lo que pasó el día que murieron nuestros padres?
El ambiente en la biblioteca se tensó, como si las mismas paredes contuvieran la respiración. Charlote cerró los ojos por un momento, claramente luchando por revivir esos recuerdos que había tratado de olvidar durante tanto tiempo. Anna, de pie junto a la chimenea, observaba atentamente. Jacob se mantenía en las sombras, sabiendo que la conversación traería respuestas, pero también abriría heridas.
—Recuerdo fragmentos —dijo finalmente Charlote, su voz cargada de un dolor profundo—. Hubo una batalla... una gran batalla.
Axel inclinó la cabeza, instándola a continuar.
—El ejército de los Salvatore luchaba contra hombres con armaduras oscuras. Todos llevaban un símbolo de un lobo... un lobo con una rasgadura en el pecho. No recuerdo a qué familia pertenecían, pero sé que estaban decididos a destruirnos.
Axel frunció el ceño, pues no conocía ningún clan o familia con ese emblema. Anna también parecía inquieta, sus ojos se entrecerraron como si tratara de hacer conexiones en su mente.
—Anna —continuó Charlote, girando su rostro hacia ella—, tú llegaste a mi habitación. Nathaniel estaba allí conmigo, y tú llevabas a Caroline en tus brazos. Recuerdo lo asustada que estabas, pero aún así mantuviste la calma por nosotros.
Axel escuchaba atentamente, cada palabra de Charlote llenaba los huecos en la historia de su familia que él no había podido reconstruir.
—No estábamos solos —añadió Charlote—. Un hombre apareció detrás de ti, Anna. No recuerdo su rostro con claridad, pero él... él llevaba a Axel en brazos ya que también era un bebé. El nos ayudó a escapar de la mansión en medio de la batalla, pero no sé quién era.
Anna, aunque sorprendida, no pudo aportar más información sobre el misterioso hombre. A lo largo de los años, su memoria también había sido fragmentada por el dolor y el tiempo.
Charlote tomó aire antes de continuar.
—Corrimos hacia el bosque, pero nuestros padres nos alcanzaron. Mamá solo pudo cargar a Axel porque era un bebé. Papá se quedó atrás para luchar, protegiéndonos. Los gritos, el choque de espadas, todo era un caos... y entonces... —Charlote cerró los ojos, recordando la desesperación—. Mamá nos guió a través del bosque, pero cuando miré hacia atrás, Kul estaba cargando a Axel. No sé cómo ocurrió, pero Kul lo llevó en su lomo hasta que salimos del bosque.
Axel abrió los ojos de par en par y la interrumpió, su voz llena de asombro.
—Yo soñé con eso —dijo, recordando las imágenes vívidas que lo habían atormentado cuando aún vivía con sus padres adoptivos—. Soñé con un lobo blanco que me cargaba mientras huíamos. Pensé que solo eran pesadillas, pero... ¿eran recuerdos?
Charlote lo miró con sorpresa, y Anna asintió lentamente, dándose cuenta de que los sueños de Axel eran más que simples fragmentos de una imaginación infantil.
—Sí, Axel —confirmó Anna—. Lo que soñabas eran los ecos de ese día. Kul te salvó, guiándote lejos del peligro mientras tus padres intentaban darnos tiempo para escapar.
Axel sintió un nudo en el estómago. El sacrificio de sus padres y el leal lobo que lo había protegido desde el principio cobraban aún más sentido.
Charlote abrió los ojos lentamente, su mirada llena de dolor y agotamiento.
—Eso es todo lo que recuerdo —murmuró—. No sé qué pasó después. Simplemente... escapé. Me alejé del mundo sobrenatural porque no podía soportar más pérdidas. Cuando me uní al aquelarre de brujas, sellé mi naturaleza vampírica. Pensé que así estaría a salvo. Que podría escapar de este destino.
Axel asintió en silencio, comprendiendo por qué Charlote había tomado esas decisiones. No la culpaba. Sabía lo abrumador que podía ser el legado de los Salvatore.
—Rechazaste tu linaje —dijo Anna, sin rastro de juicio en su voz, solo tristeza—. Pero al final, el pasado siempre te alcanza.
Charlote mantuvo su mirada baja, sin responder. Axel tomó la mano de su hermana, con la misma calidez que ella había mostrado al cuidar de él y sus hermanos cuando eran pequeños.
—Eres libre de elegir tu propio camino, Charlote —dijo Axel con suavidad—. No todos estamos destinados a seguir el mismo destino oscuro. Y si decidiste apartarte, lo respeto.
Charlote levantó la mirada, sorprendida por las palabras de Axel. Anna observaba en silencio, sabiendo que había más por venir, pero por ahora, lo único que importaba era el apoyo incondicional que Axel le ofrecía a su hermana.
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Sangre de Demonio: El Legado de los Salvatore
RandomNovela de Sangre Y Fuego En el oscuro y misterioso pueblo de Ravenmoor, un joven llamado Axel Salvatore descubre un legado que cambiará su vida para siempre. Tras la muerte de sus padres adoptivos, Axel recibe una carta que lo conduce a este pueblo...