Capítulo 12: Advertencias y Revelaciones

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El sol matutino iluminaba la mansión Salvatore con un resplandor suave, filtrándose a través de las grandes ventanas y llenando el lugar de una calidez inesperada. Axel y Nikole caminaban por los pasillos hacia el comedor principal, guiados por el silencio reconfortante que compartían desde su conversación temprana. Ambos sabían que, aunque los desafíos estaban lejos de terminar, aquel momento de tranquilidad les permitía recargar fuerzas.

Al llegar al comedor, fueron recibidos por una impresionante escena. Jacob y Marcela ya estaban allí, esperándolos junto a una mesa llena de alimentos. El aroma a pan recién horneado, frutas frescas, carne cocida y huevos revueltos llenaba el aire, creando una atmósfera acogedora. Marcela, con una sonrisa cálida, los saludó con entusiasmo.

—Buenos días, durmieron bien —dijo Marcela, mientras les hacía un gesto para que tomaran asiento.

Axel sonrió ligeramente, aunque su mente seguía ocupada por los pensamientos de todo lo que había descubierto.

—Tan bien como se puede dormir después de tantas revelaciones —respondió, tratando de aligerar el ambiente.

Nikole y Axel se sentaron frente a la mesa, donde los platos ya estaban preparados con esmero. A pesar de todo lo que estaba sucediendo, Axel no pudo evitar sentir un momento de alivio al ver un desayuno tan impresionante frente a él. Era como si la normalidad intentara regresar a su vida, aunque fuera por un breve instante.

—Jacob ha insistido en que necesitábamos un desayuno digno de realeza —dijo Marcela con una sonrisa traviesa.

—La casa Salvatore siempre ha sido conocida por su hospitalidad —respondió Jacob, inclinando la cabeza levemente—. Y en tiempos difíciles, un buen desayuno puede ser el inicio de grandes decisiones.

La conversación fluyó durante un rato, cubriendo temas ligeros y disfrutando del momento de paz que tenían. Axel, aunque aún perturbado por todo lo que había aprendido, intentaba relajarse. Nikole y Marcela hablaban animadamente sobre los planes para seguir investigando más sobre la mansión y lo que podrían encontrar en los archivos familiares.

Sin embargo, fue Jacob quien rompió el tono relajado de la charla cuando se aclaró la garganta y miró a Axel con una seriedad que no pasó desapercibida.

—Amo Salvatore —dijo con firmeza—, hay algo de lo que debemos hablar... en privado.

Axel sintió un nudo formarse en su estómago, pero asintió. Sabía que Jacob tenía mucho más que revelarle, y el tono de su voz indicaba que las advertencias no eran algo que pudiera ignorar.

—¿Qué sucede? —preguntó Axel, poniéndose de pie lentamente.

Jacob se levantó también y, con un gesto respetuoso, lo invitó a seguirlo hacia la oficina que había pertenecido al padre de Axel, Vladislaus Salvatore. Mientras caminaban por los pasillos, Axel no pudo evitar sentir una mezcla de anticipación y temor. Sabía que lo que estaba por escuchar sería crucial, pero también podía cambiar el curso de todo lo que había conocido hasta ahora.

Finalmente, llegaron a la oficina. Era una sala imponente, con paredes de madera oscura y grandes estanterías llenas de libros antiguos. En el centro de la sala había un enorme escritorio de caoba, y sobre la pared, colgaba un retrato del padre de Axel, mirándolo con una intensidad imponente.

Jacob cerró la puerta detrás de ellos, creando una atmósfera de privacidad total. Axel se acercó al escritorio, sintiendo el peso del linaje que ahora llevaba sobre sus hombros.

—¿De qué se trata todo esto, Jacob? —preguntó, sintiendo el nerviosismo en su voz.

Jacob se quedó en silencio por un momento, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.

—Amo Salvatore, su poder está vinculado a algo mucho más antiguo de lo que incluso usted ha comenzado a comprender —comenzó Jacob—. Su herencia como trihíbrido lo convierte en uno de los seres más poderosos que el mundo haya conocido, pero ese poder no es algo que pueda tomar a la ligera. Si desea controlarlo sin perderse en el proceso, hay ciertas advertencias que debe seguir.

Axel lo miró con atención, sabiendo que lo que Jacob estaba por decir era vital para su futuro.

—Primero —continuó Jacob—, deberá tomar sangre humana para mantener su poder en equilibrio. No me refiero a atacar a humanos, por supuesto. Hay maneras de conseguirlo sin hacerles daño, pero debe entender que la sangre es una parte esencial de su naturaleza vampírica.

Axel asintió, sintiendo un escalofrío recorrer su columna vertebral al pensar en esa realidad.

—En segundo lugar —prosiguió Jacob—, deberá entrenar con la espada de su familia. Esa espada ha sido empuñada por cada Salvatore antes que usted, y es parte de su legado. No solo le dará habilidad en la batalla, sino que también le permitirá canalizar su poder de manera más efectiva.

Jacob hizo una pausa, dándole a Axel tiempo para asimilar las palabras antes de continuar.

—En tercer lugar, debe salir bajo la luz de la luna, especialmente en las noches de luna llena. La luna, como sabe, tiene un gran impacto en su lado lobuno. Deberá usar esos momentos para despejar su mente y reconectar con esa parte de su ser.

Axel se tensó ante la mención de su naturaleza lobuna, una que aún no había experimentado por completo, pero que comenzaba a sentir más cerca cada día.

—Cuarto —dijo Jacob con un tono más serio—, cuando comience a transformarse en su versión sobrenatural completa, debe estar preparado para el dolor. Esa transformación no será fácil ni placentera, pero es necesaria. Deberá aprender a soportarla y a controlarla si desea usar su poder sin perderse en él.

Axel tragó saliva, imaginando lo que eso significaría. Sabía que la transformación completa sería un reto físico y mental.

—Quinto —añadió Jacob—, trate de evitar la comida cruda. Aunque su parte lobuna pueda anhelarla, no es algo que deba consumir. La carne cruda tiende a descontrolar el lado más primitivo de su naturaleza.

Finalmente, Jacob se detuvo, como si dudara antes de pronunciar la última advertencia.

—Y por último, amo Salvatore, no debe adentrarse más allá del bosque oscuro. Hay cosas en ese lugar que ni siquiera yo puedo explicar, y hasta que no tenga control total de su poder, será demasiado peligroso para usted.

Axel escuchó todo con atención, sintiendo el peso de cada advertencia como una carga más sobre sus hombros. Sabía que su camino estaba lleno de peligros, pero las advertencias de Jacob le hacían ver que, a pesar de todo, había un modo de mantenerse en control.

—Lo entiendo —dijo finalmente, su voz más firme de lo que esperaba—. Haré lo que sea necesario.

Jacob asintió, satisfecho con la respuesta de Axel.

—Bien. Entonces, que su entrenamiento comience.

Sangre de Demonio: El Legado de los SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora