–¡¿Ryan Frost?! —preguntó Rose.
–Así es —dijo mientras miraba hacia la puerta—, Ryan es mi nombre.
Hasta ese momento, ninguno de los chicos había pensado que él, al igual que el resto de las personas, también poseía un nombre además de su apelativo de duque de Bendford, pero resultaba más que lógico cuando se analizaba.
El silencio reinó durante algunos segundos.
–Pueden llamarme así —volvió la mirada hacia los tres con una amable sonrisa en el rostro—. Después de habernos conocido un poco, creo que no es necesario escatimar la confianza.
–Estoy de acuerdo —dijo John Templeshire, adelantándose—, señor Ryan.
Los demás también aprobaron sus palabras.
Durante casi una hora, el duque de Bendford les habló acerca de la historia de su familia y de cómo habían tratado de encontrar, en vano, la fuente de lo que causaba los inexplicables acontecimientos en Krenzville.
Frost se dedicaba a investigar el asunto en secreto. Esa misma semana, había descubierto la presencia de apariciones extrañas que se movían a lo largo del cementerio del pueblo y de las calles adyacentes. Por suerte, dichas calles habían estado abandonadas durante muchos años, de manera que no representaban un riesgo mayor para los pobladores, al menos hasta ese momento.
–Blacksmith —repitió Don Bradenfield con su característica y sarcástica incredulidad—. ¿Se refiere al cementerio de Blacksmith? Yo paso.
–¡Don! —reprochó Rose— ¡Tal vez esto nos lleve hasta donde está Robert!
–Requerirá de mucho valor —declaró el duque—. Pero al final, todo habrá valido la pena.
Sus palabras eran ciertas. Sin embargo, enfrentar realidades relacionadas con la muerte les hacía temblar y querer olvidarse del asunto.
–Entonces —habló Rose, tomando aire—... iremos a Blacksmith, no importa qué.
–¿Y cuándo lo haremos? —preguntó John.
El duque de Bendford les dedicó una mirada.
–Ya mismo —declaró.
–¡¿Ya mismo?! —preguntó la chica con una evidente sorpresa.
–De acuerdo —dijo Don. John y Rose le miraron.
Hubo una pausa prolongada antes de que ellos también expresaran su aceptación.
–Entonces es hora —dijo la chica. El duque sonrió complacido.
Ceñida su espada y un lujoso rifle, se dirigió hacia la salida, indicando que le siguieran.
Los chicos obedecieron, desconociendo lo que significaba irrumpir en un lugar que ahora veían como el reino de los muertos.
Al otro lado de la puerta, el hombre que los observaba acarició el gatillo de su arma y se preparó para seguirles. De alguna u otra manera, él también era parte de todo aquello.
El ruido disminuyó paulatinamente entre las pequeñas secciones laterales del bosque, a los costados del camino. Rose encontró inquietante tener que entrar a un lugar desolado y repleto de cadáveres en lo profundo de la tierra.
Poner el cementerio en un extremo del pueblo, en donde la población era mínima, había sido apenas acertado. No era costumbre, para nadie, frecuentar el lugar de noche. Sin embargo, la soledad le brindaba a Ryan Frost una oportunidad bastante favorable para continuar con su investigación.
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Krenzville (La abadía del origen)
Mystery / ThrillerLa engreída utopía en la mente de aquellos sin alma, cuyas pesadillas han trastornado la concepción del temor, le hace parecer un lugar seguro, pero no lo es en realidad; Krenzville nunca lo ha sido desde que hay gente sobre sus tierras. Para Rose R...