Capítulo 43

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–Hubiéramos sido buenos amigos, apuesto por eso.

De ello no tengo la menor duda —sonrió. Su mirada brillaba más que antes—. Tampoco dudo de que podrás lograrlo.

–Agradezco que hayas hecho todo esto —le estrechó la mano—. Desearía poder verte de nuevo, aunque en otro tipo de circunstancias.

Quién sabe —correspondió—... Por más complejo y predeterminado que el universo se muestre a sí mismo, el destino no está escrito para nadie.

Pero su sonrisa no era la única allí.

–¿Y ellos?

Krenzville (La abadía del origen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora