–Creo que... ya deberíamos irnos —opinó John.
Rose caminó algunos pasos hacia ambos hombres, sin prestar atención al muchacho.
–Gardenville... ¿En qué lugar está? —preguntó la chica, dirigiéndose primero a Ryan Frost— ¡Si vamos a ese sitio, puede que tal vez encontremos a Robert o sepamos algo de él!
–Veamos —introdujo el duque. Intentó exhalar aire más tranquilamente—. Gardenville se encuentra en aquella dirección.
Ryan Frost señaló con el dedo hacia el sudeste, detrás del cementerio.
Aunque se hallara dentro de los límites del pueblo, Rose nunca había estado allí. Apenas podía distinguir la inmensidad del bosque, a lo lejos, cubierto bajo una sábana de niebla. En cualquier caso, ninguno se habría imaginado que esa zona rural contaba con lugares habitables. La chica dedujo que nadie querría ir tan lejos solo para hacer excursiones.
–La perspectiva es espantosa, incluso desde aquí, ¿no es cierto? —señaló Jerome, dirigiéndose a la chica— Además, está bloqueado por varios niveles de cercas y pantanos. Nadie encontraría atractivo entrar a un lugar como ese; aunque la verdad, no se encuentra muy lejos de donde estamos ahora.
Con un espabilo de valentía, Rose giró hacia el hombre. Lo miró fijamente a los ojos.
–Quiero ir en este momento —dijo la chica.
Jerome Hart sonrió.
–No sería una decisión muy inteligente —miró hacia su amigo—, aun para nosotros.
–Jerome tiene razón —intervino el duque de Bendford—. La noche es la mayor desventaja. Además de los pantanos, existen trampas que pondrían nuestras vidas en riesgo. Y si es cierto que esas cosas extrañas vienen de allá, significa que es mucho peor de lo que imaginamos.
–No es sólo eso —añadió Jerome mientras veía hacia la tumba de Benjamin Baddeley.
Todos observaron al hombre. Una prolongada pausa dejó suspendidas sus palabras en el aire. Rose Rashfordson tuvo el presentimiento de que aquello que diría Jerome estaba estrechamente relacionado con la confianza que él mismo había mostrado al querer regresar a las tumbas.
Por primera vez, Jerome Hart se quitó el sombrero. Su rostro, perfectamente afeitado, y su amplia frente quedaron al descubierto. El viento irregular hacía ondear su cabello. Los chicos se percataron de que su piel tenía un tono marrón y que sus ojos eran claros a la luz de la luna.
–Aunque fuésemos, seríamos incapaces de cruzar una barrera de monstruos como los que vieron hace un rato —afirmó Jerome—. De hecho, estoy seguro de que poseen todo un ejército y mañana esas criaturas estarán esparcidas por todo este lugar.
–¿Cómo lo sabe? —inquirió John.
El hombre hizo una pausa nuevamente.
–Hace algunos meses, estuve investigando el antiguo palacio que se encuentra en Bendford —contestó—. Está abandonado desde hace muchos años; sin embargo, hay una gran montaña de documentos y escritos antiguos: la mayoría de ellos, irrelevantes. Luego de leer una gran cantidad de esos papeles durante horas, encontré algo interesante, un documento que detallaba parte de la investigación hecha por Luke Frost.
–¡¿Luke Frost?! —el duque de Bendford se sobresaltó— ¡Jerome, Luke Frost era mi abuelo!
–Así es —respondió.
–Hasta donde sabía, mi familia no había dejado documentos ni nada de importancia en Bendford —dijo, tomándose el cabello—; por tal razón, nunca estuve interesado en buscar algo en ese lugar.
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Krenzville (La abadía del origen)
Mystery / ThrillerLa engreída utopía en la mente de aquellos sin alma, cuyas pesadillas han trastornado la concepción del temor, le hace parecer un lugar seguro, pero no lo es en realidad; Krenzville nunca lo ha sido desde que hay gente sobre sus tierras. Para Rose R...