Ojos de tormenta

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La medianoche había pasado hacía horas, pero el sueño me eludía

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La medianoche había pasado hacía horas, pero el sueño me eludía. El silencio de mis aposentos era asfixiante, roto solo por el ocasional crepitar de las velas de aceite y el suave roce de mi capa contra el suelo de piedra mientras caminaba de un lado a otro. La noticia de la captura de la bruja me había llegado al anochecer, y desde entonces, cada minuto se había estirado como una eternidad.

Mis ojos, cansados, pero incapaces de cerrarse, se desviaban constantemente hacia la ventana, buscando en la oscuridad alguna señal de la comitiva que traería a la prisionera.

Sabía por qué Gélidia había atacado: querían recuperar el terreno que les habíamos comprado hacía años. Un trato justo que ahora pretendían deshacer con sangre y fuego. Pero eso no explicaba la presencia de una bruja. ¿Qué papel jugaba ella en todo esto? ¿Era una simple herramienta en manos de Gélidia o había algo más siniestro en juego?

Las preguntas sin respuesta giraban en mi mente. ¿Hasta dónde estaba dispuesto a llegar el rey de Gélidia para recuperar esas tierras? ¿Y por qué ahora, después de tanto tiempo? La posibilidad de obtener respuestas estaba tan cerca. Sin embargo, cada momento de espera parecía alejarlas más.

De repente, el sonido de pasos apresurados y voces agitadas en el pasillo interrumpió mis cavilaciones. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió de golpe, y mis hermanos irrumpieron en la habitación, aparentemente tan desvelados como yo.

Kieran, fue el primero en hablar, sus ojos verdes estaban abiertos de par en par por el miedo y la curiosidad.

—¡Aeran! ¿Es cierto? ¿Han capturado a una bruja de verdad?

Detrás de él, Venya se aferraba a la manga de Torin, su rostro usualmente alegre ahora se encontraba pálido por la preocupación. Torin, por su parte, trataba de mantener una expresión valiente, pero podía ver el temblor en sus manos.

Cleon y Avery entraron últimos, el primero con una expresión de preocupación madura impropia a su edad, mientras que Avery parecía dividida entre el miedo y una mórbida fascinación.

—¿Es... es peligrosa? —preguntó Venya con voz temblorosa.

Me encontré de repente en una encrucijada. ¿Cómo explicarles la situación sin aumentar su miedo? ¿Cómo protegerlos de la dura realidad que se avecinaba y al mismo tiempo prepararlos para lo que pudiera venir?

Respiré hondo; el aire fresco de la noche llenó mis pulmones. Cada palabra que dijera ahora podría moldear la forma en que mis hermanos verían el mundo en los días venideros. La verdad completa podría aterrorizarlos, pero una mentira piadosa podría dejarlos vulnerables.

—No tenéis nada que temer —dije finalmente, mi voz fue firme a pesar de la inseguridad que sentía—. Está capturada, pagará por sus crímenes.

Vi cómo mis palabras impactaban de manera diferente en cada uno de ellos. Kieran y Venya parecieron relajarse visiblemente, pero Cleon... Cleon me miró con esos ojos grisáceos tan característicos de nuestro padre, una mirada penetrante que parecía ver a través de mi fachada de seguridad.

El Canto de la AlismaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora