Ha llegado una luna llena muy especial para Reika, ya que ha hecho que conozca a Max, Ayax y Duke.
Podéis leer su aventura, ambientada en Galicia, en capítulos cortos y muy ilustrados.
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Pese a mi violenta respuesta nacida de la inseguridad y la frustración, él negó con la cabeza y sonrió.
—Perdón, quería decir, ¿cómo te llamas?—aclaró para después dar un sorbo de su cerveza. El problema no era la frase en sí, sino el tono baboso con el que me la lanzaba.
—¿Estás intentando ligar conmigo después de amenazar con invadirnos?— estaba bastante claro pero me parecía tan surrealista que tenía que asegurarme, me giré hacia los chicos y estaban igual de estupefactos o más.
—Es que hueles tan bien...— trató de justificarse, pero sin verse preocupado en exceso.
—Se llama Reika.—contestó el viejo.— También sé tus apellidos, dónde vives, tu cumpleaños, dónde está tu madre... sé hasta que bragas te has puesto hoy.
Traté de sostener su mirada pero estaba tan sucia que me provocaba demasiado rechazo; desvié la vista hacia el resto del bar y me di cuenta de que se había ido vaciando paulatinamente mientras hablábamos, ya solo estábamos los trabajadores del bar y nuestra mesa.
—Te voy a aplastar la cabeza.— dijo Duke levantándose, por suerte Max pudo agarrale del brazo antes de que saltase la mesa para llevar a cabo su amenaza, el rubio hablaba totalmente en serio.
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—Vamos, no peleen.— la camarera se acercó a nuestra mesa dispuesta a mediar.
—Disculpa, ya nos íbamos.— me levanté permitiendo que los demás también pudiesen salir.
—Alto.— la camarera tenía otros planes y tomó por las muñecas a Duke y a uno de los gemelos franceses.—Deben solucionarlo hablando, ¿no saben que la violencia no conduce a nada?
Antes de que ninguno pudiésemos reaccionar, el francés lanzó un mordisco directo a la yugular de la camarera, ella se quedó muda y solo pudo dejarse caer al suelo y agonizar rápidamente mientras su asesino la miraba impasible, supongo que a eso es a lo que conduce la violencia.
