82 Aquel polvo

1 1 0
                                    

Gracias a la carta de mi madre me tiré unos minutos sollozando, pero también me di cuenta de lo fácil que era excavar en ese material, me dediqué a tratar de terminar el túnel y ya podía ver un rayo de luz al otro lado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gracias a la carta de mi madre me tiré unos minutos sollozando, pero también me di cuenta de lo fácil que era excavar en ese material, me dediqué a tratar de terminar el túnel y ya podía ver un rayo de luz al otro lado.

—Reika.– escuché la voz de Tyson así que me apresuré a salir del túnel dando gracias al cielo porque quien me había descubierto era precisamente él. 

—¿Qué pasa?— susurré mientras salía arrastrándome hacia la superficie. 

—Ezra quiere cenar contigo y quería asegurarme de que no te pillase intentando escapar cuando viniera a por ti.— explicó hablando muy deprisa y entrecortado. 

—¿Cómo sabías que intentaría escapar?— pregunté tratando de quitarme de encima todo aquel polvo.

—Porque yo era quien ayudaba a tu madre y sé lo del túnel.— una vez más me provocaron las lágrimas y no las pude mantener de forma que empezaron a recorrer mis mejillas.— Debo irme.

—No, por favor.— me sentía terriblemente sola.— Di que me estás vigilando. 

—Ezra no deja que nadie se acerque a ti, ni siquiera para vigilarte.— suspiré profundamente, tampoco quería provocarle problemas.—Ya vienen.—anunció, yo también oía el eco de los pasos aproximándose a nosotros.—Tranquila, todo saldrá bien.— dijo antes de salir corriendo como alma que lleva el diablo.

—Gracias. — murmuré aún siendo consciente de que no podría oírlo. 

—¿Pero cómo puedes estar tan sucia?—Ezra me recorrió de arriba a abajo con los ojos, en efecto estaba bastante llena de porquería.— Vamos, tendrás que darte una ducha antes de la cena.— miró la bolsa que el niño había dejado en el suelo.—¿Por qué no está vestida?—el niño solo contestó con una mirada llena de miedo.— Malditos idiotas, tengo que hacerlo yo todo.—empujó al niño contra la pared y este se dió un buen golpe. Ezra inspiró profundamente y clavó sus ojos en mi mirada desafiante.— Sigues oliendo increíble.

— Sigues oliendo increíble

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🐾REIKADonde viven las historias. Descúbrelo ahora