MUCHA SUERTE

2 1 0
                                    



A la hora del cierre, los demás empleados se despidieron de mí con sonrisas sinceras. Eran buena gente, siempre lo habían sido. Sentí una mezcla de nostalgia y tristeza al saber que no los vería más. Incluso el encargado, que siempre me había apreciado, se acercó con una expresión de comprensión. Aunque supe por Esther que había recibido quejas sobre mi trabajo, nunca me lo había dicho directamente.

Me extendió la mano con firmeza, pero había algo cálido en su gesto.

—Mucha suerte, Leyla —dijo, mirándome a los ojos—. Saldrás de esto, estoy seguro.

Agradecí sus palabras con una sonrisa débil. Aunque las despedidas siempre son incómodas, las suyas se sentían casi reconfortantes. 

Sabía que no había malas intenciones, solo el peso de una situación que ninguno de los dos podía cambiar.

Esther llamó un taxi, y en pocos minutos estábamos las dos subiendo bajo la llovizna que empezaba a caer.

 Las gotas golpeaban suavemente el techo del coche mientras yo me acomodaba en el asiento trasero, intentando ordenar el caos de pensamientos en mi cabeza. Esther, por su parte, se sentó delante, junto al conductor, un chico joven, chino, que nos sonrió con amabilidad a través del retrovisor.

—¿A dónde las llevo? —preguntó, con ese tono amigable que contrastaba con el silencio que llenaba el coche.

Miré a Esther en busca de una respuesta, pero cuando ella giró la cabeza hacia mí, nuestras miradas se encontraron en el reflejo del retrovisor. Algo en su mirada me detuvo, como si el mundo alrededor se desvaneciera por un instante.

 El murmullo de la lluvia, el parpadeo de las luces de la ciudad... todo se volvió un telón de fondo para ese breve momento.

Y ahí, en ese cruce de miradas, sentí una corriente inesperada, algo que no podía explicar pero que me estremeció por dentro.

 Fue entonces cuando supe que algo había cambiado. No era solo el final de un día o la tristeza por perder el trabajo, era el comienzo de algo más. Algo que no podía entender, pero que sentía con fuerza. Ahí, en ese instante, comenzó la magia.




HISTORIA DE LEYLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora