Castillo de ilusiones

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Y yo, que me estaba enamorando... Menudo error.

Nunca pensé que las cosas llegarían a este punto. Todo comenzó de manera tan simple, tan inocente. Mateo, con su sonrisa encantadora y su forma de hacer que todo pareciera fácil, se había ganado mi confianza y, poco a poco, mi corazón. 

Había algo en él que me hacía sentir segura, como si el mundo fuera un lugar más brillante cuando él estaba cerca. Nos entendíamos con una mirada, y cuando hablábamos, las horas parecían minutos.

Pero ahora, sentada en este despacho frío y elegante, mientras Horacio me habla de billetes falsos y traiciones, siento cómo ese castillo de ilusiones que había construido en mi mente se desmorona. ¿Cómo pude ser tan ingenua? Mateo no solo me había engañado a mí, si no que había puesto en riesgo todo por lo que había trabajado.

El chico que creía conocer, el mismo que me hacía reír con sus ocurrencias y que parecía tan atento y honesto, resultó ser un lobo con piel de cordero. Y aquí estoy, atrapada entre la incredulidad y la rabia, luchando por mantener la compostura mientras la verdad se despliega ante mis ojos.

No se trata solo del dinero; es el golpe al corazón, la traición a la confianza. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo puedo enfrentar lo que siento y lo que sé? Mateo me había dejado marcas más profundas que las que podía ver, y ahora, la realidad me obliga a elegir entre el amor que creía tener y la verdad que no puedo ignorar.

HISTORIA DE LEYLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora