Gracias por ser parte de mi vida

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El día que Leyla decidió hablar con Esther, sintió como si todo el aire alrededor se volviera más denso, como si el peso de sus pensamientos la envolviera por completo. El MaC donde solían verse al inicio de su relación, antes lleno de promesas y miradas compartidas, parecía hoy más oscuro, con una tristeza sutil en cada rincón que alguna vez fue testigo de su felicidad. 

Esther la esperaba, su expresión apenas enmascarando la inquietud, sus ojos buscando una explicación que quizá ya intuía.

Leyla se sentó frente a ella, sintiendo que las palabras se acumulaban en su garganta, pesadas e imposibles de tragar. Miró a Esther y, por un momento, deseó que el tiempo pudiera detenerse, que aquella despedida no fuera real.

—Esther... creo que... —comenzó, y su voz tembló como si el dolor la estuviera partiendo en dos—. Esto ya no está funcionando para nosotras.

Esther mantuvo la mirada, sus ojos llenos de algo que era una mezcla de tristeza y resignación. Un leve temblor cruzó sus labios antes de que hablara.

—¿Es por alguien más? —preguntó, con una calma que solo hacía que las palabras dolieran más, como si cada letra se hundiera en el espacio entre ellas.

Leyla sintió una punzada en el pecho, una culpa que era casi insoportable. Bajó la mirada, incapaz de enfrentarse a esos ojos que le decían tanto.

—No es tan simple, Esther. Necesito entenderme a mí misma, necesito... encontrar algo que siento que perdí —susurró, tratando de no romperse ahí mismo.

Hubo un largo silencio, uno que pareció extenderse hasta llenarlo todo, y Leyla sintió que su corazón latía tan fuerte que apenas podía respirar. Finalmente, Esther asintió, la mirada perdida en la mesa, su voz apenas un susurro:

—Sabía que llegaría este momento, Leyla. Siempre supe que eras diferente... pero pensé que si me esforzaba lo suficiente, si te daba todo de mí, tal vez podría ser suficiente.

La confesión de Esther rompió el último pedazo de resistencia que quedaba en Leyla, y en un impulso, alargó la mano y tomó la de ella, sintiendo su calidez, esa ternura que siempre la había abrazado en los momentos difíciles. Sostuvieron sus manos en silencio, y las palabras que no pudieron decir flotaron en el aire, impregnándolo todo con una tristeza dulce y duradera.

—Gracias por ser parte de mi vida, Esther. Has sido... lo más hermoso que he tenido, y siempre lo recordaré —murmuró Leyla, las lágrimas luchando por escapar de sus ojos.

Se levantaron y se abrazaron en un gesto que era a la vez un adiós y una promesa silenciosa de recordar siempre lo bueno. Al soltarla, Leyla sintió que dejaba atrás un pedazo de sí misma, pero también una carga que debía soltar para seguir creciendo. Cuando salió del MaC, con la mirada hacia adelante y un vacío en el pecho, sintió que ese adiós era también un paso hacia un nuevo comienzo con kika.

Aquella conversación le retumbaba en la cabeza una y otra vez, como un eco imposible de acallar.

**Esther**: (mirando a Leyla, con una mezcla de preocupación y cariño)

 Sé que tienes todo el derecho de tomar tus propias decisiones, Leyla... pero quiero que pienses bien las cosas con Kika. No es una chica fácil.

**Leyla**: (suspira y evita su mirada) 

¿A qué te refieres con "no es fácil"?

**Esther**: (con voz suave, pero firme)

 Kika es... complicada. Tiene un lado oscuro que no siempre muestra, pero está ahí. Es intensa, y lo sabes. Te va a hacer cuestionar todo, y a veces, incluso a ti misma.

**Leyla**: (sorprendida, pero sin querer demostrarlo) 

¿Y eso qué tiene de malo? Tal vez es lo que necesito.

**Esther**: (con una sonrisa triste) 

No estoy diciendo que sea malo... solo que puede ser peligroso. Sé que buscas algo diferente, algo que yo no pude darte, y eso lo entiendo, Leyla. Pero Kika lleva una tormenta dentro, y temo que acabes atrapada en ella.

**Leyla**: (respondiendo con ternura) 

Esther, yo sé lo que estoy haciendo. No necesito que me cuides de esta manera, en serio.

**Esther**: (respira hondo) 

Solo quiero que veas la realidad. Kika desaparece, se aleja cuando más la necesitas. Es como si siempre estuviera huyendo... y yo no quiero que tú quedes atrapada en esa incertidumbre, sin saber dónde estás parada.

**Leyla**: (con un susurro, dudando)

 A lo mejor... no necesito tener todas las respuestas. Tal vez eso es lo que me atrae, esa intensidad.

**Esther**: (cierra los ojos un momento)

 Lo entiendo, pero prométeme algo, Leyla. Si las cosas se ponen demasiado difíciles, si te duele más de lo que te hace feliz... no dejes que eso te rompa. No quiero que pierdas la esencia de quién eres.

**Leyla**: (asiente, tocada por las palabras de Esther) 

Te lo prometo. Sé que a veces parece que estoy buscando algo fuera de mí... pero sé dónde están mis límites.

**Esther**: (con una tristeza en los ojos, pero resignada) 

Eso espero. Porque si te veo lastimada... me dolerá más de lo que puedo soportar.

**Leyla**: (toma la mano de Esther y la aprieta) 

Te prometo que seré cuidadosa, por mí... y por ti también.

**Esther**:

 (sonríe débilmente) Eso es todo lo que puedo pedir.

HISTORIA DE LEYLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora