Quizás la entrevista vaya bien

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Leyla se levantó de la cama con un esfuerzo que le pareció monumental. Se miró en el espejo, y la imagen que le devolvía era la de alguien que había pasado por una tormenta, con los ojos cansados y la piel pálida. Se duchó, el agua caliente cayendo sobre ella como una pequeña terapia que, por un momento, logró despejar sus pensamientos oscuros.

 Pero el corazón partido seguía allí, latiendo con un dolor que parecía acompañarla a cada paso.

Mientras se vestía, cada movimiento le recordaba su fragilidad, como si todos los huesos de su cuerpo estuvieran adoloridos, aunque sabía que no era solo el dolor físico lo que la atormentaba. Se obligó a pensar en la entrevista, a centrar su mente en lo que podía ser una nueva oportunidad, una forma de comenzar de nuevo.

 "Quizás la entrevista vaya bien," se repitió una y otra vez, intentando convencerse de que eso podría traerle algo de esperanza.

Al salir de su casa, sintió el aire fresco en su rostro, y aunque el peso de la tristeza aún la acompañaba, había algo en el acto de salir, de enfrentar el mundo exterior, que le dio un leve atisbo de determinación. 

Caminó hacia la parada del autobús, cada paso resonando con el eco de su anhelo de un futuro mejor, una parte de ella todavía dispuesta a luchar por lo que quería, a pesar de todo.

HISTORIA DE LEYLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora