**Después de recibir una segunda carta amenazante del banco, Leyla Banks ve cómo su vida comienza a desmoronarse como un castillo de naipes.**
Con las deudas asfixiándola y el reloj marcando un ritmo implacable, Leyla se encuentra al borde de perd...
Óscar era un expolicía, y últimamente las cosas no iban ni de cerca como antes. Había perdido la placa después de que un compañero lo denunciara ante sus superiores, acusándolo de sobornar a otro agente.
A partir de ahí, su vida había comenzado a desmoronarse.
Lo que antes eran solo un par de tragos después del turno, se había convertido en noches enteras de bebida, una espiral de la que no podía o no quería salir. Cada copa era un intento de apagar los remordimientos, pero solo hacía que todo fuera a peor, llevándolo cada vez más lejos de la vida que había conocido.
Sin embargo, su verdadero problema, o al menos así lo consideraba él, era encontrar a su hijastra. Esa obsesión había crecido en silencio, enraizándose más allá de cualquier remordimiento o arrepentimiento.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Óscar nunca había aceptado los gustos y las elecciones de su hijastra, algo que siempre había sido una fuente de tensión entre ellos. Su exmujer, en cambio, parecía indiferente; rara vez estaba en casa, y cuando lo estaba, su mente ya estaba en otra parte. Decía que trabajaba hasta tarde, pero en realidad se pasaba las noches en partidas clandestinas de póker, gastando dinero y tiempo que no tenían.
Esa noche, bajo la luz mortecina de una farola, Óscar, cansado y derrotado, recordó un momento que lo había dejado inquieto desde hacía días. Hacía poco, durante una de sus caminatas nocturnas sin rumbo, creía haberla visto: una figura bajo un portal oscuro, en medio de una noche lluviosa.
Fue solo un instante, pero estaba seguro de que era ella.
Era Kika. La visión fugaz lo había perseguido desde entonces, dándole vueltas a la idea de que tal vez aún podía encontrarla, que aún no era demasiado tarde para enmendar sus errores.