Como si nada hubiera pasado

8 5 2
                                    


Mateo estaba tras la barra, secando una taza con un paño cuando vio a Leyla, , mirar su reloj y suspirar. 

"Vuelvo en diez minutos, tengo que hacer una llamada urgente,"

 dijo con una sonrisa apresurada antes de salir por la puerta trasera. La pequeña campanilla sonó cuando la puerta se cerró, y Matías se quedó solo.

El corazón le empezó a latir con fuerza mientras dejaba la taza a un lado. Sabía que era ahora o nunca.

 Con un movimiento rápido, se dirigió hacia la puerta tras la barra que daba a la pequeña oficina donde se encontraba la caja fuerte. Miró alrededor para asegurarse de que nadie lo estaba observando; el café estaba tranquilo, solo un par de clientes distraídos en sus propios asuntos.

 Abrió la puerta con cuidado y entró en la oficina. 

El ambiente era reducido, con un escritorio abarrotado de papeles y una estantería llena de archivadores. En la esquina, camuflada detrás de una cortina, estaba la caja fuerte. Sabía el código, Leyla se lo había confiado semanas atrás para una emergencia.

Con manos temblorosas, Mateo marcó los números. El clic de la cerradura al abrirse resonó en la pequeña habitación como un trueno en sus oídos. Respiró hondo, tratando de calmarse, y abrió la puerta de la caja fuerte. Dentro, había una cantidad considerable de billetes, las ganancias de los últimos días.

Con movimientos rápidos y precisos, Mateo extrajo un fajo de billetes de la caja fuerte, reemplazándolos hábilmente con falsificaciones idénticas que había preparado de antemano. Se aseguró de que el cambio fuera imperceptible, colocándolos con la misma precisión con la que había encontrado los originales. 

Una vez satisfecho con el resultado, cerró la caja con sumo cuidado, verificando que todo quedara exactamente como lo había encontrado. Al salir de la oficina, su rostro ya no mostraba el nerviosismo anterior, sino una fría y calculada serenidad.

 El sonido de la puerta trasera abriéndose y la voz de Leyla conversando por teléfono lo hicieron tensarse un instante, pero al ver su reflejo en la máquina de café, notó que su expresión no delataba nada.

Regresó a la barra, retomando su tarea como si nada hubiera pasado.

HISTORIA DE LEYLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora