La mañana era fresca y tranquila, pero en el fondo, Kika sentía una tensión latente. Había planeado cuidadosamente lo que iba a hacer, aunque aún no sabía si realmente estaba preparada para enfrentar sus propios sentimientos.
Se había prometido no dejarse arrastrar, mantener el control; pero había algo en Leyla y en Esther que la hacía perderse en una maraña de emociones que apenas entendía. Hoy, sin embargo, estaba decidida a tomar las riendas.
Kika encontró a Leyla sola en el pasillo de la escuela, revisando su casillero. La luz de la mañana iluminaba sus ojos claros, dándole un aire despreocupado que Kika no podía soportar. Esa seguridad en sí misma, esa naturalidad con la que Leyla parecía navegar la vida, le resultaba irresistible. Se acercó con una sonrisa enigmática, y Leyla, al verla, le dirigió una mirada de sorpresa, aunque no se apartó.
"Kika, ¿pasa algo?" preguntó Leyla, levantando una ceja, con ese tono firme y directo que tanto la caracterizaba.
Kika se apoyó en el casillero junto a ella, invadiendo su espacio personal de manera calculada, dejando que el roce de su brazo contra el de Leyla fuera lo suficientemente leve para resultar sutil, pero lo bastante firme para que fuera imposible de ignorar.
"Nada... solo me preguntaba cómo te iba. Ya sabes, después de lo de ayer en el parque." Kika sonrió, inclinando ligeramente la cabeza, observando de cerca la reacción de Leyla.
Leyla soltó un suspiro y apartó la vista, pero no se movió. Era evidente que no confiaba en Kika, y, sin embargo, algo en su expresión parecía receptivo. Tal vez era curiosidad o simplemente el deseo de mantener la calma, pero no era indiferencia.
"Estoy bien, gracias por preguntar," respondió Leyla con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. "Esther y yo hablamos después. Creo que todo está bien."
"Oh, ¿en serio?" Kika se inclinó un poco más, hasta que sus labios quedaron cerca del oído de Leyla, su voz apenas un susurro. "Solo espero que no me consideres una amenaza. Me agradaría que fuéramos... amigas."
Leyla se tensó, como si algo en esas palabras hubiera encendido una chispa dentro de ella. Kika notó cómo Leyla la miraba, confundida y cautelosa. Y fue en ese instante cuando Kika sintió algo más profundo: no era solo manipulación; había algo en Leyla que realmente la atraía. Esa fortaleza, esa intensidad que brillaba en sus ojos, despertaban en Kika emociones que no sabía cómo manejar.
Sin decir más, Kika alzó una mano y le rozó suavemente el brazo, con una caricia casi imperceptible. Leyla la observó con detenimiento, y aunque una pequeña sonrisa surgió en sus labios, dio un paso atrás, poniendo distancia.
"¿Amigas? No estoy segura de que estemos en la misma sintonía, Kika," dijo Leyla, mirándola directamente a los ojos, como si tratara de leer sus intenciones. "Pero si realmente quieres ser sincera conmigo... entonces demuéstralo."
Kika sintió un cosquilleo de frustración y emoción en el pecho. Había intentado conquistarla, pero Leyla no era una presa fácil. La veía alejarse con una mezcla de rabia y atracción, y sabía que esto no había terminado.
Por la tarde, Kika esperó a Esther fuera de la biblioteca. Sabía que a esa hora la encontraría sola, repasando algunos apuntes antes de ir a casa. Esther salió, distraída, y Kika se acercó de inmediato, fingiendo sorpresa al verla.
"¡Esther! Justo estaba pensando en ti." Kika le dedicó una sonrisa amplia, pero esta vez se mostró menos calculadora y más vulnerable, como si la emoción fuera genuina.
Esther le devolvió la sonrisa, con esa suavidad que tanto la caracterizaba, aunque algo en su expresión mostraba una leve cautela. "¿En mí? ¿Por qué?"
Kika bajó la mirada, como si estuviera algo avergonzada. Sabía que Esther reaccionaba de una forma especial cuando alguien se mostraba vulnerable ante ella. "Es solo que... a veces siento que soy una carga para ustedes, para ti. Pero quiero que sepas que eres importante para mí. Mucho."
Esther enrojeció ligeramente, sorprendida por las palabras. Kika se acercó un poco más, alcanzando a rozar su mano, y vio cómo Esther se quedaba inmóvil, como si esa caricia fuera una sorpresa que no sabía cómo interpretar.
"Kika..." comenzó a decir Esther, pero su voz se apagó al sentir la mano de Kika entrelazándose con la suya, con suavidad, casi con miedo a romper el momento.
"No tienes idea de cuánto me importas, Esther," susurró Kika, permitiendo que su tono reflejara la intensidad que tanto había intentado reprimir. "No solo como amiga... tú eres algo más. Algo que me hace querer ser mejor."
Esther la miraba con una mezcla de asombro y confusión. Era la primera vez que veía a Kika así, sin esa barrera de sarcasmo o burla. Por un instante, Esther sintió que tal vez había algo real en las palabras de Kika, algo que iba más allá de las tensiones recientes. Pero, al mismo tiempo, su corazón dudaba, porque no sabía si debía confiar.
"Yo... no sé qué decir," murmuró Esther, sintiéndose atrapada en un torbellino de emociones. Sabía que sentía algo especial por Kika, pero sus pensamientos se confundían al recordar a Leyla y lo que significaba su amistad.
Kika sintió el leve titubeo en Esther y, aprovechando el momento, se acercó un poco más, permitiendo que sus ojos se encontraran. "No tienes que decir nada ahora. Solo quiero que sepas que aquí estoy. Y que haré lo que sea para demostrarte que soy alguien en quien puedes confiar."
El silencio se hizo presente entre ambas, un silencio cargado de emociones no dichas. Esther, aún atrapada entre la intensidad de Kika y su lealtad a Leyla, retrocedió un paso, con los ojos llenos de incertidumbre.
"Kika... necesito tiempo para entender lo que siento," susurró, como si tuviera miedo de lastimarla. Pero antes de que pudiera decir algo más, Kika le sonrió suavemente.
"Está bien, Esther. Te espero el tiempo que necesites."
Kika se dio la vuelta y se marchó, sintiendo una mezcla de triunfo y frustración. Había conseguido sembrar dudas en ambas, pero algo dentro de ella sabía que esto no sería suficiente. Sin embargo, por primera vez, también sentía que los sentimientos que la impulsaban iban más allá de la manipulación. Y esa idea la aterraba.
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HISTORIA DE LEYLA
Teen Fiction**Después de recibir una segunda carta amenazante del banco, Leyla Banks ve cómo su vida comienza a desmoronarse como un castillo de naipes.** Con las deudas asfixiándola y el reloj marcando un ritmo implacable, Leyla se encuentra al borde de perd...