━ 64.❝Chica lista ochenta y seis❞

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El sonido de la cuchilla contra la zanahoria era rítmico, una melodía que se mezclaba con el tarareo de la mujer

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El sonido de la cuchilla contra la zanahoria era rítmico, una melodía que se mezclaba con el tarareo de la mujer. Su cabello castaño, recogido en un moño descuidado, dejaba escapar algunos mechones que le acariciaban la mejilla. La cocina emanaba un aroma cálido a verduras frescas y a la promesa de una comida casera. En el sofá, un perro dormía plácidamente, su respiración suave y constante.

Un pitido agudo rompió la tranquilidad. La mujer, con una sonrisa en los labios, se limpió las manos con una toalla y se dirigió a la computadora. La sonrisa se desvaneció al instante, reemplazada por una expresión de frustración. La pantalla mostraba notificaciones de una videollamada, la invitación a una reunión que no deseaba. Un suspiro escapó de sus labios, un sonido que reflejaba su resignación. Con un movimiento rápido, cerró la computadora, apagando la pantalla que la obligaba a enfrentarse a una realidad que no quería.

El celular vibró, una llamada que se convertía en una molestia. Era Ben. La mujer, con una mirada fría y decidida, rechazó la llamada. Volvió a la cocina, su mente llena de pensamientos que no quería enfrentar. La cuchilla volvió a cortar las zanahorias, pero el ritmo era ahora más lento, más pesado, reflejando la tristeza que se apoderaba de su corazón.

[•••]

Ben dejó escapar un suspiro, su corazón se encogió al ver la pantalla de su teléfono. Alexa había rechazado su llamada, otra vez. Era la milésima vez que intentaba comunicarse con ella, un esfuerzo que se sentía cada vez más pesado.  Con un gesto de resignación, dejó el celular a un lado y volvió a la videollamada con sus amigos, una pequeña isla de compañía en medio de su creciente preocupación.

Valen, con su habitual perspicacia, notó la tristeza en el rostro de Ben. ── Déjame adivinar, te rechazó la llamada. ── Su tono era comprensivo, sabía lo mucho que Ben se esforzaba por mantener una conexión con Alexa. Morgan, siempre la roca de la relación, posó una mano sobre el hombro de su novio, buscando transmitirle un poco de su tranquilidad.

── Tal vez está ocupada. ── Ben intentó sonreír, pero su voz sonaba forzada. La esperanza de que Alexa estuviera bien, de que simplemente no podía atender, se aferraba a él con uñas y dientes.

Sammy, siempre la más impulsiva del grupo, no pudo contener su preocupación. ── Ya pasaron meses, ¿no deberíamos hacer algo? ── Su voz reflejaba la inquietud que todos compartían.

Yaz intentó calmar la situación. ── Conocemos a Lex hace años, ella sabrá lo que hace. ── Su tono era firme, pero no podía ocultar la preocupación que se escondía detrás de sus palabras.

Morgan, con su habitual tacto, intentó reconfortar a sus amigos. ── Oigan, sé que todos estamos preocupados por Alex, pero ella tiene sus razones. ── Todos asintieron, sus rostros reflejando la tristeza que cargaban. Morgan, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, intentó cambiar el rumbo de la conversación. ── Oye Kenji, ¿cómo es eso de la caminata?

Kenji no pudo evitar una sonrisa al hablar de su experiencia. ── Yo ni siquiera puedo explicarlo, solo tienen que verlo. ── Su voz rebosaba de emoción, contagiando un poco de su alegría a sus amigos.

Brooklyn, siempre llegando tarde se unió a la videollamada, su rostro lleno de disculpa. ── Lamento llegar, confundo mis zonas horarias, ¿por qué mis amigos tienen que vivir en lugares diferentes? ── Su tono era divertido, pero sus palabras reflejaban la nostalgia de estar lejos de sus amigos.

── Eso es tu culpa.

── Eso te pasa por tener tantos amigos.

── Sería mejor vivir todos en una mansión.

Todos rieron ante las bromas, la risa llenando el espacio virtual que los separaba. La alegría de la amistad, aunque a veces se viera opacada por la preocupación, siempre encontraba un camino para volver a brillar.

── Les estaba contando sobre la caminata en la que... ── Kenji intentó retomar su relato, pero fue interrumpido por Brooklyn.

── Kenji, ¿has visto mi chaqueta? ── Su voz era un poco nerviosa, como si temiera la respuesta.

── Lamento decírtelo, pero creo que la dejaste en Texas. ── Kenji, con una sonrisa de complicidad, le respondió.

── En realidad la dejé ahí a propósito, para que esté a salvo. Tiene mis más profundos secretos. ── Brooklyn, con una sonrisa pícara, reveló su pequeño juego.

── Oh, ¿así que sabe que Valen, en un intento de broma, tiñó tu cabello de morado por accidente, pero le dijiste a todos que fue porque “necesitabas un cambio”? ── Yaz, con su habitual ironía, no perdió la oportunidad de burlarse de Valen.

── Oye, en mi defensa, no estaba en mis mejores sentidos. ── Valen, con un tono de resignación, se defendió de las acusaciones.

Todos rieron ante la confesión de Valen, la risa llenando el espacio virtual con una nueva ola de alegría. La amistad, con sus momentos de locura y sus secretos compartidos, siempre encontraba una forma de unirlos.

── ¡Upss! Yo... ── Brooklyn, con un tono de culpa, intentó explicar su repentina partida.

── Déjame adivinar, ¿nos vas a dejar otra vez? ── Sammy, con un tono de decepción, interrumpió a Brooklyn.

── Claro, abandónanos, ¿por qué no? ── Valen, con su sarcasmo habitual, se unió a la protesta.

── Para que lo sepan, siempre estoy para ustedes y siempre, siempre lo estaré, excepto ahora, porque tengo que irme. ── Brooklyn, con un tono de tristeza, explicó su situación.

── ¿A dónde?

── Cuenta el chisme.

── Si yo me alimentó de eso.

── Ya me conocen, siempre trabajo en una historia o tres, pero mis labios están sellados hasta saber que la tengo. Hagamos de nuevo pronto, y esperemos que la próxima vez cierta señorita sí nos responda. ── Brooklyn, con un tono de misterio, dejó la intriga en el aire.

── Pero te veré luego, ¿no? ── Kenji, con una sonrisa llena de esperanza, preguntó.

── Por supuesto. ── Brooklyn, con una sonrisa cálida, se acercó a la pantalla y dejó un beso en los labios de Kenji, antes de despedirse.

La videollamada terminó, dejando a los amigos con una mezcla de tristeza y esperanza. La preocupación por Alexa seguía latente, pero la alegría de la amistad, con sus momentos de locura y sus secretos compartidos, siempre encontraba una forma de volver a brillar.

𝗗𝗔𝗥𝗞 𝗥𝗘𝗗 | 𝗕𝗘𝗡 𝗣𝗜𝗡𝗖𝗨𝗦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora