•Cerdito, Cerdito•

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Capítulo 47
________________We are the walking dead.

"Tu ira, tu tristeza, haz que sean tu fuerza."
Legoshi.

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-Deberías estar muerto- escupió Dwight, su voz llena de veneno y odio. Sus ojos se clavaron en Daryl, pero este no se movió. Dwight continuó, con una sonrisa amarga -Pero Negan te necesita para seguir manteniendo viva a tu mujercita. No lo olvides.

El cubículo donde Daryl estaba encerrado quedó en un silencio pesado. No levantó la vista, no cambió su postura. No había nada que pudiera decir que aliviara el dolor que sentía. Dwight, al no obtener respuesta, dio un paso atrás, pegó una fotografía en la pared con fuerza y cerró la puerta con un golpe.

-Buen provecho- murmuró, y la ironía en su voz era palpable antes de alejarse, dejando a Daryl solo con sus pensamientos.

La polaroid en la pared mostraba una imagen brutal: el cadaver de Abraham, Glenn y el pequeño Erik, apilados de una manera grotesca. La visión de los cuerpos, una imagen que nunca dejaría su mente, era todo lo que Daryl necesitaba para sentirse aún más hundido en su culpa y miseria.

Se quedó allí, inmóvil, mirando la fotografía mientras un nudo en su garganta le dificultaba respirar. Los recuerdos lo abrumaban: la muerte de Glenn, la promesa rota de estar al lado de Rose cuando el nacimiento de sus hijos... y ahora, nada de eso importaba. Nada, excepto la imagen de sus amigos caídos, los que no pudieron salir de ese infierno.

Daryl apretó los ojos, pero no pudo evitar que las lágrimas comenzaran a caer. No podía más. Estaba agotado, física y emocionalmente. La rabia, la culpa, el dolor... todo se acumulaba dentro de él, llevándolo al borde de la desesperación. Se sentía como un fracaso.

Las promesas rotas le pesaban en el pecho. La promesa de proteger a Rose. La promesa de estar allí para sus hijos. Había fallado en todo. Cada acción impulsiva, cada decisión equivocada, lo había llevado hasta ese punto.

Pero en medio de la desesperación, algo dentro de él comenzó a despertar. No podía quedarse allí, impotente, mientras su mujer estaba atrapada en las garras de ese maldito.

Daryl levantó la mirada, sus ojos fijos en la foto, pero esta vez no con tristeza. No solo con culpa. La furia comenzaba a reemplazarla, lenta pero firme.

Quería salir de ese lugar, quería acabar con Negan. Quería salvar a Rose, destruir a cada uno de esos malditos hombres que se hacían llamar salvadores, y hacer que pagaran por lo que le habían arrebatado.

La ira lo invadió como un torrente, y por primera vez en mucho tiempo, Daryl se sintió vivo.

Quería venganza. Y no se detendría hasta que todos ellos pagaran.

•Entre flechas y latidos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora