•El arte de conectar en tiempos difíciles•
En un mundo devastado por los muertos vivientes, Daryl y Rose encuentran consuelo en el otro. Unidos por la lucha por sobrevivir, enfrentan tanto las amenazas externas como sus propios miedos y sentimientos...
Capítulo 57. ________________We are the walking dead.
"Te alejan y después te dicen que te fuiste". Jael Medina.
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Los muros de Alexandria se abrieron con un crujido, las viejas vallas de metal protestando al moverse.
Rose no estaba contenta. La noche había caído y con ella, sus planes de ir a Hilltop se habían desvanecido. No podría ver a Leonard, no podría asegurarse de que estaba bien. Solo podía confiar en que Maggie lo mantenía a salvo.
Bajó de la moto de Daryl con prisa, su cuerpo aún tenso por el viaje y la incertidumbre. En cuanto vio a Rosita, corrió hacia ella y la abrazó con fuerza. El miedo la había acompañado todo el camino de regreso, una sombra persistente en su pecho. ¿Y si Negan le había hecho algo? ¿Y si regresaban con una ausencia más?
—¿Sasha? —preguntó Jesús al acercarse, su tono contenido, como si ya sospechara la respuesta.
El silencio se instaló entre ellos, pesado y sofocante. Nadie quería ser el primero en romperlo.
Finalmente, Rosita dejó escapar un suspiro, su expresión endurecida por algo más que el cansancio.
—Vino alguien —murmuró, y el aire pareció volverse aún más denso.
...🧟
—Quédate quieto —espetó Rose, empujando a su pareja por el pecho.
Él retrocedió, pero no se detuvo. Caminaba de un lado a otro como un león enjaulado, con la mirada fija en el rubio que lo había tenido prisionero. Sus manos se cerraban en puños, su cuerpo entero tenso, listo para atacar en cuanto tuviera una excusa.
Dwahigt había llegado a la comunidad jurando que ya no quería estar del lado de los Salvadores. Algo en Rose le decía que debía creerle... pero otra parte desconfiaba hasta de su propia sombra.
...🧟
—Hola. —El susurro de Rose rompió el silencio cuando entró en la celda donde estaba Dwahigt.
Había esperado pacientemente a que todos lo interrogaran, sin interrumpir, sin siquiera estar presente. Pero ahora quería hablar con él a solas, sin nadie más.
—Tu grupito ya me interrogó —dijo el rubio, sin molestarse en mirarla.
—No me interesa eso. —Rose se dejó caer a su lado, apoyando la espalda contra la pared, con la vista fija en la puerta de reja frente a ellos. Suspiró antes de soltar con frialdad—: Has sido una total perra. Si te hicieron algo, te lo merecías.
Dwahigt se giró ligeramente para verla. —No fui malo contigo, Rose.
Ella le sostuvo la mirada. —Pero estuviste lejos de ser bueno. —Sus ojos chocaron con los del rubio, sin rastro de duda en ellos—. Mataste gente importante. Torturaste a mi pareja.
