Capítulo 3. Un rubio y una venganza

4.3K 104 10
                                    

Pov Margoth

Desperté con un inmenso dolor en el trasero, pues ayer después de estar durmiendo un rato, Andrea llego a mi casa diciendo que tenía algo que enseñarme y yo como buen amiga fui hasta su casa con ella, ya que según ella era demasiado grande para traerlo, lo cual era mentira pues cuando llegue me di cuenta que era un nuevo vestido o mejor dicho par de vestidos que según "sus instintos femeninos" nos quedarían perfectos para el baile de bienvenida.

Pero la razón por la que ahora tenía un dolor en el trasero era porque según ella en el patio había olvidado uno de mis cuadernos de dibujo, que le había dado a ella y pues resulto que no había nada, pero sí que había empezado un aguacero y corriendo de regreso hacia la casa termine resbalándome y dándome un buen golpe quedando tira de espaldas a un charco que se había formado, y bueno esa era la causa de mi dolor, aunque ahora me suena demasiado estúpido ya que no suelo confiarle demasiado mis dibujos a Andrea.

Me levanto con dificultad de la cama. Hoy simplemente no tenía ganas de nada, solo quería quedarme en la cama y seguir durmiendo. Me dirigí a mi armario sacando mi blusa azul oscuro, jeans un poco holgados y lo que casi nunca faltarían mis tan amados converse.

Baje como de costumbre a desayunar, pero al entrar a la cocina no había nadie, tal vez mi madre seguía dormida, después de todo se había quedado hasta tarde en el hospital y seguramente necesitaba descansar. Caminé al refrigerador y encontré una nota.

"Mag, tengo una cita así que no regresaré hasta la tardé. Te quiere Mamá."

Sonreí, estaba feliz ya que desde hace mucho tiempo que mi madre no salía más que al trabajo, dicho mejor desde que nos mudamos y aquello era demasiado tiempo. Aun sonriendo abro el refrigerador sacando leche y fresas y después me dirijo a la barra.

Una vez termine de desayunar todas las fresas y un vaso de leche, lo cual era la razón por la que mi madre no podía imaginarme sola en la universidad sin antes haber muerto de hambre, ahora lograba entender por qué insistía tanto en que lograra como mínimo aprender a cocinar pasta y vivir a base de eso, aunque me iría con Andrea y ella cocinaría para las dos.

Camino hacia la puerta de salida y antes de tomar mis llaves, veo las llaves del auto de mana colgadas, sonrió antes de tomarlas, al parecer hoy no regresaría caminando, corro al garaje con mi mochila y encuentro otra nota pegada en la puerta del piloto.

"Cariño, lo siento ayer el auto se descompuso y me trajo Chris, una grúa trajo el auto aquí, pero te prometo que en cuánto llegué lo mando a componer. Perdón Mamá."

Bueno al parecer no debería haber celebrado antes. ¿y quién era Chris? Tal vez su cita de hoy debería de interrogarla luego. Salgo del garaje y camino a la puerta y antes de abrirla mi teléfono suena diciendo que tengo un mensaje, lo ignoro mientras cirro la puerta y salgo de casa.

―¡Hey... Mag! ―grita mi voz favorita detrás de mí.

Volteo y veo a Andrea con su auto estacionado enfrente―. Sube yo te llevo ―camino hasta el auto y subo―. ¿Y cómo se encuentra tu trasero? ―dice aguantando la risa.

―Ja, muy graciosa ―digo con ironía―. Pues para tu información adolorido.

―Oye, realmente lo siento, juro que pensé que tu blook estaba en el patio ¿me perdonas, sí, porfis? ―dice alargando las últimas dos palabras.

―Sí, solo con una condición, que me dejes una cuadra antes de llegar al instituto.

La verdad era que me preocupaba un poco su popularidad y yo no quería ser popular a base de ella, eso sería como robar o algo así y realmente no estaba interesada en que la gente me conociera por medio de otro y mucho menos que me prestaran mucha atención, digo hay veces que no me lavo el cabello, así que sería mejor mantener distancia de todo lo que consistiera en ser el centro de atención, eso se lo dejaría a Andrea y eso ella lo sabía muy bien.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora