Capítulo 4. Impuntualidad, risas y disculpas

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Pov Andrea

No lo podía creer ya llevaba más de una hora esperando a Margoth y Austin, pero claro, ninguno aparecía y ya estaba perdiendo la paciencia. Ahora estaba entendiendo un poco más al profesor de Lengua y el porque nos llamaba las Diosas de la impuntualidad, Mag claro que lo era, pero Austin realmente solo esperaba que no se le hubiera olvidado.

Harta, suelto un suspiro y saco mi celular de mi bolso, el cual suena unas tres veces y lo reviso abriendo el mensaje de Mag.

"Andrea, los siento mucho pero no podré ir, al parecer mamá trajo a un "amigo" del trabajo y me tienen de rehén hasta mañana. En serio lo siento mucho. Mag."

No puedo evitar reírme al leer aquello, ni tampoco en pensar que aquel amigo de su madre se podría convertir en algo más. Realmente no la podía culpar así se solo me limito a responder.

"Uy! Tal vez para fin de año tengamos boda. De todos modos, no te preocupes de echo él aún no llega y me estoy enfadando. A."

Se lo envío y miró los demás mensajes de Austin, realmente estaba esperando que no me dejara plantada, digo no quería ser la tonta que estuvo esperando por alguien y nunca llego.

"Amor perdón, ya voy para allá se me hizo un poco tardé."

"Llegó en 5 no se desesperen"

Niego con la cabeza mientras me rio, seguramente apenas había salido de su casa y tendría que esperar un largo rato más. Mi celular suena y contesto sin pensarlo mucho al escuchar el tono de llamada de Mag.

―Hola ―contesto.

―Me muero ―la escucho decir en tono dramático―. Estos dos están locos.

―¿Tan malo es ver a tu madre feliz? ―bromeo.

―No, eso es genial ―dice―. Solo que tu no los puedes ver ahora, están jugando... ―intento no reírme por el tono en que habla―. Así es, como lo escuchas, jugando, pero no cartas. Ellos están corriendo por toda la casa lanzando masa de hotcakes ―me suelto a reír―. No te rías ―se queja.

―No, no me estoy riendo ―digo intentando contener la risa, aunque no lo estaba haciendo bien.

―Aja sí, como digas ―Iba a decirle algo, pero ella me interrumpió―. ¡Oh, no, no, no, no, aleja esa cosa de mi Chris! ―grita-

―¿Y si no qué? ―escucho una voz masculina y sexi hablarle.

―Hare que mi serpiente te como ―dice segura y me rio de solo recordar que Mag les tiene un miedo horrible.

―Pues las serpientes me aman ―responde.

―¡Aléjate!

―Mag ¿Qué pasa? ―pregunto.

Realmente era divertido hablar con ella, porque cuando algo le pasaba, le pasaba con todo y drama.

―¡Ahh! ―la escucho gritar―. Te tengo que colgar, luego te llamo ―dice rápido―. ¡Chris suéltame y regrésame mi celular!

―¿Qué chico te está molestando? ―dice en tono divertido.

―Nadie es mi amiga, así que dámelo ya.

―Hola amiga del panqueque, mucho gusto hablar contigo ―me saluda―. La panqueque me dijo que estabas enojada por dejarte plantada ―dice el tal Chris con diversión.

―No, no estoy enojada ―respondo.

Al principio no podía negarlo, pero ahora, Dios si que me estaba riendo mucho.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora